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Nicolás Mélida Lizana

Biografía

Mélida Lizana, Nicolás. Madrid, 19.II.1812 – 3.XII.1863. Abogado, servidor del Estado y político.

Nació en el seno de una familia acomodada. Su padre, Blas Mélida, natural de Alfajarín (Zaragoza) y veedor del Hospital de la Real Iglesia de Nuestra Señora de Montserrat de la Corona de Aragón en Madrid, con treinta y ocho años se casó en segundas nupcias con María Lizana, residente en la corte, una vez obtenido el visto bueno a su compromiso matrimonial en junio de 1805, cumplidos los requisitos prevenidos en la Real Pragmática; realizaron el matrimonio en la iglesia de Nuestra Señora del Buen Suceso, tan ligada a todos los servidores de la corte.

Nicolás heredó el cargo de su padre de tesorero en propiedad del citado Real Hospital, que no ejerció por menor de edad y mientras, lo desempeñó su tutor, Julián Asensio. Se de graduó bachiller en Leyes y nunca ejerció el cargo de su padre, pues, al morir su tutor, se lo cedió en noviembre de 1831 a su padre político, Juan Ramón Alinari, según se colige de su correspondencia con el protector del citado Real Hospital.

Nicolás Mélida era abogado perteneciente al Colegio de Madrid. Sirvió como cabo y sargento de brigada del 3.er batallón de la Milicia Nacional desde primeros de noviembre de 1835 hasta agosto de 1839, cuando pasó al 6.º batallón hasta que se disolvió en 1840, pero nunca salió de Madrid durante la Guerra Carlista. Era abogado de los Tribunales del Reino y asesor de la Intendencia General Militar de Castilla la Nueva desde julio de 1840.

Sus servicios prestados a favor del trono de Isabel II le animaron a solicitar de la Reina Gobernadora, a finales de noviembre de 1840, que pudiera cubrir interinamente la vacante de la plaza de fiscal del Juzgado General y de Apelación de Artillería e Ingenieros. Según se desprende de su expediente, a finales de febrero de 1842, en pago a sus servicios se le concedieron honores de auditor de guerra, que mantuvo hasta 1861. Ejerció de auditor de guerra honorario y asesor de la Intendencia General Militar, cargo sin sueldo que apenas le reportó una pequeña gratificación. Por ello, a mediados de septiembre de 1843 solicitó al ministro de Guerra la vacante de la asesoría del Real Cuerpo de Alabarderos y, tras competir con otros aspirantes, obtuvo el cargo de fiscal del juzgado privativo del Cuerpo de Alabarderos a mediados de febrero de 1844, por sus años de servicio sin sueldo en la asesoría de la Intendencia General Militar. Compatibilizó estos cargos con los civiles de fiscal del Tribunal Mayor de Cuentas y Secretaría de Estado y del Despacho de Hacienda desde 1841, subdirector primero de la Dirección General de lo Contencioso del Ministerio de Hacienda desde diciembre de 1849, director de la Caja General de Depósitos desde diciembre de 1853 y ministro del Tribunal de Cuentas del Reino desde octubre de 1859.

Su pericia le abrió las puertas de la política. Fue diputado por el distrito abulense de Arenas de San Pedro en quince legislaturas, tras las elecciones de 1846, 1850, 1851, 1853, 1857 y 1858. Intervino en casi una treintena de comisiones, la mayoría de cuentas, Hacienda, presupuestos y asuntos económicos (deuda pública, pesas y medidas, sistema monetario, papel sellado, aranceles, ferrocarriles y ley hipotecaria), de las leyes del notariado y procedimiento civil, pensiones, etiqueta con la Corona y del Consejo de Estado. Abandonó la política a primeros de agosto de 1862. Otro tanto su familia era conocida en los ambientes culturales madrileños.

Nicolás Mélida fue socio del Ateneo Científico, Literario y Artístico desde marzo de 1836 y al menos hasta 1852. Estaba casado con Leonor Alinari y Adarve, padres de Enrique, nacido en 1838, pintor, ilustrador y crítico establecido en París; Arturo, nacido en 1849, arquitecto, escultor y pintor, que dejó su impronta en la decoración del Congreso, Ateneo y mansiones de aristócratas de Madrid, y José Ramón, nacido en 1856, arqueólogo, egiptólogo y miembro del Cuerpo de Archiveros Bibliotecarios.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, 25 n.º 2, 28 n.º 5, 30 n.º 5, 32 n.º 20, 39 n.º 5 y 42 n.º 5.

J. Martín Carramolino, Historia de Ávila, su provincia y Obispado, Madrid, Librería Española, 1872, págs. 320-322; J. Belmonte Díaz, Ávila Contemporánea, 1800-2000, Bilbao, Ediciones Beta, 2001, págs. 82-84.

 

Pilar Calvo Caballero

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