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Juan de la Cruz Zumbado

Biografía

Zumbado, Juan de la Cruz. ?, p. s. XVIII – ?, f. s. XVIII. Sacerdote, teniente de cura de Cartago, cura párroco de Cubujuquí y visitador extraordinario de Costa Rica y Nicoya.

Los sucesos que rodean la vida de este sacerdote son tan extraordinarios que han dado lugar a narraciones literarias como el texto Crónicas Coloniales escrito por Ricardo Fernández Guardia. La exposición más concreta de los hechos fue realizada por el historiador Ricardo Blanca Segura, quien, a través de estos sucesos, muestra una parte de la vida de la Costa Rica colonial.

La historia de Juan de la Cruz Zumbado se inicia en 1734, cuando la Iglesia de la Villa de Vieja de Cubujuqui se erigió como parroquia independiente, bajo la advocación de la Inmaculada Concepción de Cubujuqui o del valle de Barba. Los vecinos de la Villa, enterados de la necesidad del nombramiento de un cura para la parroquia, solicitaron a monseñor Villavicencio nombrar al sacerdote Juan de la Cruz Zumbado en el cargo. El apoyo popular y la experiencia de Zumbado como teniente de cura en Cartago propició que monseñor Villavicencio accediera a la petición y nombrara además a Zumbado visitador extraordinario de Costa Rica y Nicoya.

El nombramiento de Zumbado no fue bien recibido por el sacerdote Manuel González Coronel, quien casi de inmediato inició acciones contra Zumbado y solicitó al obispo desistir del nombramiento. Este malestar despertó el interés del obispo, quien nombró al provisor Manuel Ramírez de Arellana para que investigara las causas de las gestiones de González Coronel. En consecuencia, los opositores aprovecharon la posición de González Coronel como comisario del Santo Oficio y acusaron a Zumbado de delitos contra la fe.

La acusación contra Zumbado por haber incurrido en delitos contra la fe católica fue elevada por el cura González al Santo Oficio el 20 de septiembre de 1734 y de inmediato se giró orden para apresarlo. El 25 de septiembre Zumbado regresó de León de Nicaragua envestido de sus nuevos cargos. A pesar de ello, fue apresado en el Río Grande, donde lo esperaba una escolta de veinticinco hombres, que habían sido enviados por el gobernador en apoyo al Santo Oficio.

En tanto, las investigaciones emprendidas por las autoridades eclesiásticas de León rindieron sus frutos y pusieron al descubierto las maniobras y las malas intenciones del sacerdote Manuel González Coronel. En consecuencia, monseñor Villavicencio destituyó a González Coronel del curato de Cartago y nombró en su lugar al presbítero Francisco Ocampo e inició un proceso contra el clero de Cartago. Las complicaciones del caso obligaron a monseñor Villavicencio a acudir a la Audiencia de Guatemala el 10 de diciembre de 1734 en busca de una resolución definitiva del caso.

La desacostumbrada situación levantó un polvorín donde participaron vecinos, autoridades civiles y religiosas. Los vecinos de Cubujiquí incitados por los curas de Cartago escribieron al obispo en contra de Zumbado acusado de varios delitos, como negar la extremaunción a los enfermos, apropiarse de los bienes de los moribundos o llevarse hijas de familia para su casa. El gobernador, por su parte, negó su ayuda los enviados para el esclarecimiento de los hechos y los curas de Cartago atizaban las malas voluntades contra Zumbado.

Finalmente, el 5 de marzo de 1734, la Audiencia de Guatemala contestó la solicitud enviada un año antes por monseñor Villavicencio y recomendó poner en libertad a Zumbado y al diácono Mendoza que aún estaban presos en Cartago. Pero la disposición levantó de nuevo la oposición y el monseñor Villavicencio optó por excomulgar al gobernador y ocho sacerdotes más. La Audiencia tomó cartas en el asunto y el 25 de octubre de 1735 falló a favor del obispo y recomendó absolver al gobernador y a otros excomulgados, poniendo fin al asunto.

 

Bibl: R. Blanco, Historia eclesiástica de Costa Rica, 1502-1850, San José (Costa Rica), EUNED, 1983; J. Quirós Castro, Datos cronológicos para la historia eclesiástica de Costa Rica, San José (Costa Rica), Ediciones CECOR, 2002.

 

Margarita Silva Hernández