Sandoval Ocampo, José de. ?, c. 1612 – s. m. s. xvii. Encomendero, alcalde ordinario y sargento mayor.
Casó con María Ramiro Corajo y de Vera y luego con Isabel Obando. Era hijo de Francisco de Ocampo Golfín (1570-1638) y de Inés Benavides. Su padre había llegado a la provincia procedente de Tierra Firme, en 1594. Fue corregidor de indios en los pueblos de Barva, Orosi y Turrialba. En 1600 era alcalde ordinario y regidor de la ciudad de Cartago. Asimismo, fue encomendero de Curridabat en 1604. Sus encomiendas de Diriá, Corrosí, Orosi y Turrilba, pendientes de confirmación, fueron concedidas a su hijo José de Sandoval. Por último, en varias ocasiones fue teniente de gobernador.
José de Sandoval fue corregidor de Pacaca en 1649 y 1658. En 1646 dio poder a José de Escobar, escribano de la Audiencia de Guatemala, solicitando algún oficio o cargo en atención a los servicios de su padre Francisco de Ocampo Golfín, que había sido alcalde ordinario y regidor de Cartago, y por los cargos ocupados por su abuelo.
Ocupó los cargos de sargento mayor en 1679; alcalde ordinario en 1640 y 1644; y maestre de campo en 1662. Además, fue encomendero de Diria, Corrosi, Orosi y Turrialba, encomiendas que había heredado de su padre.
Tenía un hato cerca del pueblo de Curriravá llamado San Antonio con doscientas reses, treinta yeguas, casa, sitio y corrales, el que vendió a su hermano Diego de Ocampo Figueroa, en pago de la herencia que recibió de su padre; y cambió la hipoteca que había realizado de este terreno a dos hatos que tenía en la otra parte del río Grande, camino real de Esparza, llamados San Juan Bautista y Santa Olalla, lindante con el camino dicho y con el paraje que llaman el Aguacate con cuatrocientas reses, cuatrocientas yeguas y cuatro burros cubridores. Esta propiedad luego fue hipotecada a los bienes de los herederos de Vasco Solano por 100 pesos. Dicha estancia tenía en ese momento un incremento en cien yeguas y doscientas reses vacunas. Lo que muestra que había logrado acrecentar su hacienda.
Sandoval tenía también un molino en el pueblo de Barba con una casa de adobes, de madera de cedro, cubierta de teja y otros tres cuerpos de casa de horcones y paja, una para molino, otra para cocina y despensa y otra para horno, todas embarradas de bahareque, la venta de este molino se utilizó para pagar lo que se debía a la capellanía que había instituido Baltasar de Grado cuyo patrón era el licenciado Domingo de Echavarría Navarro. Además pagaba 50 pesos a la capellanía de Diego Charles de Herrera, los otros 250 pesos se pagarían en harina y biscocho puestos en el puerto de Caldera.
Fuentes y bibl.: Archivo Nacional de Costa Rica, Protocolos de Cartago, 807, 2 de noviembre de 1646, fol. 35v.; Protocolos de Cartago, 806, 5 de noviembre de 1640, fol. 48; Protocolos de Cartago, 808, 8 de agosto de 1647, fol. 53; Protocolos de Cartago, 813, 9 de octubre de 1657, fol. 23.
R. Obregón, De nuestra historia patria, los gobernadores de la colonia, San José, Universidad de Costa Rica, 1979; C. Meléndez, Conquistadores y pobladores. Orígenes Histórico-Sociales de los costarricenses, San José, EUNED, 1982; C. Quirós, La era de la encomienda, San José, EUCR, 1990.
Carmela Velázquez