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Elionor Manuel Villena

Biografía

Villena, Elionor Manuel. Isabel de Villena. ¿Valencia?, 1430 – 2.VII.1490. Monja franciscana (OFM), abadesa y escritora.

Hija natural del noble y escritor Enrique de Villena, se llamaba antes de tomar el velo Elionor Manuel de Villena. Emparentada con las casas reales de Castilla y Aragón, perdió a su padre a los cuatro años y fue criada por su prima, la reina María de Castilla. En 1446 Elionor profesó en el convento franciscano de la Trinidad en Valencia. Al ser elegida abadesa en 1462, se entregó a terminar el programa de obras iniciado por su regia prima: encargó el retablo del altar mayor e hizo construir dos claustros, la enfermería y el dormitorio del monasterio.

Antes de que la muerte la sorprendiera, Isabel casi había concluido su Vita Christi, obra escrita para las monjas del convento de la Trinidad. Dicho texto se incluye dentro de la tradición de vidas de Cristo inspiradas en las Meditationes vitae Christi del siglo XIII. Sin embargo, mientras que las Meditationes meramente invitan a sus lectores a recrear de forma novelesca e imaginativa los acontecimientos de la vida de Cristo, sor Isabel incorpora este tipo de meditación creadora a su mismo texto. Por ejemplo, añade detalles caseros como un San José que barre el suelo del pesebre donde ha de nacer el Niño. A lo largo del texto, la escritora despliega sus amplios conocimientos bíblicos y patrísticos, además de su familiaridad con la Vita Christi de Francesc Eiximenis, la Vita Christi de Ludolfo de Sajonia y los evangelios apócrifos.

Aunque la obra, como reza su título, consiste en una vida de Cristo, es también una vida de la Virgen María, puesto que la historia de Jesús se enmarca en la de su madre. El relato no comienza con el nacimiento de Cristo, sino con la concepción y nacimiento de la Virgen, y no termina con la Ascensión, sino con la Asunción y Coronación de María. Este énfasis en la presencia femenina en la vida de Cristo se mantiene a lo largo de toda la obra. Isabel omite episodios —hasta algunos muy importantes como el del Sermón de la Montaña— donde sólo intervienen hombres, pero incluye otros —como el de las Bodas de Caná— en los que una mujer representa un papel destacado.

Hay más: la escritora nunca pierde la oportunidad de retratar de forma positiva a las mujeres. En una ocasión sor Isabel apunta que Cristo amó y favoreció el sexo femenino por el cariño a su madre para que todos supieran que María había acabado la vergüenza que causó Eva. Como respuesta a la literatura misógina del siglo XV, Cristo dice que los que hablan mal de las mujeres le ofenden gravemente.

En manos de sor Isabel, María Magdalena es objeto de una especial rehabilitación. En lugar de la conocida representación de la santa como una pecadora arquetípica, la monja la muestra como una víctima del demonio y de las malas lenguas. En el peor de los casos aparece sólo como una muchacha coqueta y consentida que se crió sin la supervisión de sus padres. Un día, Magdalena desea escuchar la predicación de Cristo, acude a uno de sus encuentros y audazmente se sienta en la primera fila. El tema del sermón no es la condenación de la lujuria sino la infinita misericordia de Dios, y la joven, desde aquel instante, se siente unida a Cristo como por una cadena de amor y, bajando los ojos y escondiéndose detrás de su abanico, se pone a llorar. De este modo, sor Isabel convierte a María Magdalena en un modelo de la contrición.

Tras la muerte de Isabel de Villena, la Reina Católica pidió una copia manuscrita de la Vita Christi. Aldonça de Monsoriu, la abadesa que sucedió a sor Isabel en el convento de la Trinidad, aprovechó la petición para hacer imprimir el libro en 1497. Otras ediciones se publicaron en 1513 y 1527. También se le ha atribuido a Isabel de Villena un tratado llamado Speculum animae, pero algunos investigadores ponen en duda dicha atribución.

Además de por su labor de escritora, sor Isabel se distinguió como mecenas de obras ajenas. Bernat Fenollar y Pere Martines le dedicaron su narración versificada de la Pasión, Lo Passi en cobles (1494). Y lo mismo hizo Miquel Peres con su traducción valenciana de La imitació de Christ (1482) y Jaume Peres, obispo auxiliar de Valencia, con su comentario sobre el Magnificat, Canticum Virginis (1485).

Isabel de Villena es, indudablemente, la figura femenina más importante de la literatura valenciana medieval. Y sobresalió porque, cuando teóricamente el dedicarse a escribir y el efectuar exégesis bíblica eran algo prohibido para la mujer, ella no sólo escribió la Vita Christi, sino que también, gracias a la yuxtaposición que en tal obra hizo de citas de ambos testamentos y al uso de la alegoría, comentó y explicó las Sagradas Escrituras. Además del valor literario intrínseco de la Vita Christi, el libro de sor Isabel ha suscitado la atención de los eruditos desde finales del siglo xx por su valiosa defensa de la mujer.

 

Obras de ~: Vita Christi, Valencia, 1497 (ed. de J. Almiñana Vallés, Valencia, Ajuntament, 1992, 2 vols.).

 

Bibl.: J. Fuster, El món literari de Sor Isabel de Villena, Valencia, Successor de Vives Mora, 1957; “Jaume Roig i sor Isabel de Villena”, en Obres completes, I: Llengua, literatura, història, Barcelona, Edicions 62, 1975, págs. 175-210; M. de Riquer, Història de la literatura catalana: Part antiga, Barcelona, Ariel, 1980, págs. 453-484; A. G. Hauf i Valls, “La Vita Christi de Sor Isabel de Villena” y “la tradición de las Vitae Christi medievales”, en Studia in honorem prof. M. de Riquer, t. II, Barcelona, Quaderns Crema, 1987, págs. 105-164; C. Segura Graíño, Diccionario de mujeres célebres, Espasa Calpe, 1990; D. de Courcelles, “Traduire et citer les Évangiles en Catalogne à la fin du XVe siècle: quelques enjeux de la traduction et de la citation dans la Vita Christi de Sor Isabel de Villena”, en T. Martínez Romero y R. Recio (eds.), Essays on Medieval Translation in the Iberian Peninsula, Castelló de la Plana, Publicacions de la Universitat Jaume I, 2001, págs. 173-190.

 

Ronald E. Surtz