Ochegodi, Lorenzo, Tuya, el Viejo o el Mayor. Tierras de Mbayás (Paraguay), p. m. s. xviii – ¿Villa Real de la Concepción (Paraguay)?, 1775. Cacique mbayá.
Se llamaba originalmente Epilagui. Nació en los palmares que se extienden de la actual Concepción y el Chaco, antiguamente llamada Tierras de mbayás, su padre fue un gran señor mbayá de nombre Epiguini, y su madre una payagua principal, por quien era hermano de Ñ umi, padre de Lorencillo, quien luego le sucedió en la jefatura sobre su nación.
Los mbayás eran la única nación del Paraguay que se regía por un sistema aristocrático y de nobleza consuetudinaria.
Se destacó en todo tiempo por su nobleza y desde que dio su palabra de honor para la paz a los españoles paraguayos, jamás la quebrantó. Al respecto dice Aguirre, cronista marino y enviado real de España: “A la verdad es que desde la paz conservamos una amistad más sincera que los Soberanos de Europa entre sí”. Desde entonces se fueron los mbayás asentando en la provincia del Itati (hoy norte del Paraguay y del Matto Grosso), y a fines del siglo xviii eran casi todos sus habitantes. Lorenzo trabajó denodadamente para el logro de la formalización del pueblo o reducción de Nuestra Señora de Belén, la que en homenaje a él y su nación tuvo el apelativo de “De los Mbayaes”, fundada en agosto de 1760 en el Paso Mbayá de Eyiguayegui, sobre el río Aquidionitalogo (el Y pané de los paraguayos). Con este hecho comenzó la reivindicación de la antigua provincia paraguaya de parte de España, que contó con los brazos y la voluntad de los mbayás.
Antes estuvo preso injustamente en poder de los Chiquitanos (Bolivia) a causa de la muerte que otros mbayás, los Gueteadegos, dieron al sacerdote jesuita Antonio Guas. Cuando se dio cuenta de que su vida corría peligro, regresó a escondidas al Paraguay en 1765. Dado su gran valentía y arrojo se admiró de que, fiel a su palabra de paz, no participó en ninguna de las matanzas en que incurrieron en esos tiempos diversos grupos mbayás. Lorenzo se alegró de la ida de los españoles al norte, tanto que concurrió a la fundación de Villa Real de Concepción y ayudó con sus indios a levantar la nueva población y luego formó con ellos una línea de defensa para proteger a la Villa y a Belén contra los otros pueblos indígenas rebelados.
Fue bautizado poco antes de su muerte y desde ese momento se negó a ver a su mujer, sus hijos y sus indios, por no exponerse a la prevaricación. Falleció en el año 1775 y fue el primero en ser enterrado en el presbiterio de la primera iglesia de Villa Real, que él había ayudado a levantar.
El Lorenzo que luego se nombra en la cruel Guerra de los mbayás, con los españoles paraguayos de Villa Real, es su sobrino Lorencillo, quien le sucedió en el señorío sobre los Apacachodegos. Éste, al ser bautizado, fue sacado de pila en 1795 en Villa Real por el capitán español Juan Francisco Aguirre y Ustáriz, jefe de la cuarta partida demarcadora de límites entre España y Portugal en América. De Lorenzo Tuyá o el Mayor, dice Aguirre que “es digno de toda buena memoria”.
Se recuerdan los nombres de otros grandes jefes de la época de las fundaciones, como Pedro Nabidriguisi o el Camba, a quien Félix de Azara y Perera conoció en 1794. Fue uno de los fundadores de Belén y Villa Real y según la descripción de Azara, en el año antes citado tenía ciento veinte años, pero no le faltaban dientes ni muelas, ni pelos en la cabeza, y montaba a caballo, empuñaba la lanza e iba a la guerra. Él y Lorenzo se enfrentaron verbalmente con los sacerdotes de Belén ante Pinedo, porque los religiosos les mintieron en cuanto a la intención de los españoles.
Así también se sabe del jefe machicui Pedro Ambuyamadimón Siquintá que tuvo el grado de general y el tratamiento de “Don”. A su muerte en 1794 fue enterrado “con buena pompa y con descarga de fusiles, como cacique general y tan fiel sin igual”, en la primera iglesia de la villa San Pedro Apóstol de Y cuamandiyu. Fue un gran defensor de estas villas norteñas.
Bibl.: A. F. Azara, Descripción e historia del Paraguay y Río de la Plata, Madrid, Imprenta Sanchiz, 1847; J. F. Aguirre, “Diario”, en Revista de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires (1949); J. Sánchez Labrador, Paraguay Católico, Buenos Aires, Editorial Peuser, 1951; A. Blujaki, Juan Francisco Amancio González y Escobar, Asunción, 1980; P. Alvarenga Cavallero, Lorenzo Mbayá y la presencia no guarani en la fundación de Villa Real, Asunción, Real Academia Paraguaya de la Historia, 1995.
Pedro Antonio Alvarenga Caballero