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María del Pilar de Acedo y Sarria

Biografía

Acedo y Sarria, María del Pilar de. Condesa de Echauz (III), condesa del Vado (IV), marquesa consorte de Montehermoso (VI). Tolosa (Guipúzcoa), 17.III.1784 – ?, (Francia), 27.II.1869. Cortesana afrancesada, pensadora reformista.

Vino al mundo en Tolosa, hija de José María Manuel Acedo y Atodo, II conde de Echauz y Luisa de Sarria y Villafañe. En este matrimonio nacería después su hermana María Manuela. Se desconoce el lugar de formación y las circunstancias de la misma, cosa que sería interesante saber dadas las habilidades que mostraría más tarde.

A la muerte de sus padres, heredó el condado de Echauz como III condesa, con el palacio familiar en Tolosa, al que estaba adscrito los mayorazgos de Acedo, de Riocavado, de Során, y de Doypa y otros derechos y posesiones en La Rioja, Burgos y Vitoria.

Con el fallecimiento de su tía materna María Fausta Sarria heredó el condado del Vado, como III condesa, y los mayorazgos de Sarria y Villafañe en Zamora, y el señorío de Erenchun, la torre-fuerte de Ascarza en Álava.

Con apenas dieciséis años casó en la iglesia de San Vicente de Vitoria, el 11 de mayo de 1800, con Ortuño de Aguirre y del Corral, VI marqués de Montehermoso tras la muerte de su padre, José María, y quien desde 1797 ejercía el puesto de maestre de campo, comisario y diputado general de Álava. El mismo año de su boda heredó su marido los mayorazgos de Pedro y Andrés de Álava y el condado de Trivina, del que fue X titular. La marquesa era persona de gran belleza, culta, ya que hablaba francés e italiano, escribía versos, pintaba miniaturas y tocaba la guitarra. En el palacio se reunían ilustrados en tertulias que dirigía ella misma o el marqués, persona liberal de ideas, anticlerical y contrario a la Inquisición.

De él decía Humbolt: “no parece desprovisto de gusto y conocimientos; su exterior y su fisonomía eran insignificantes” (Vidal Abarca; 1975: 235). En 1801 nació su única hija, María Nieves Amalia, a la que conocían con el apelativo familiar de Amalita.

El panorama político español se iba complicando en los últimos tiempos del gobierno de Carlos IV y de su ministro Manuel Godoy. Cada vez era más patente el poder del partido conservador, mientas que los ilustrados marcaban distancias con los liberales.

La situación política internacional también ofrecía cada vez mayores dificultades. En noviembre de 1807 las tropas de Napoleón habían recibido autorización para asentarse en España con el fin de preparar la campaña de Portugal al amparo del Tratado de Fontainebleau. El Motín de Aranjuez acaecido entre el 17-18 de marzo de 1808, amparado por la Iglesia, por cierto sector de la nobleza y por el príncipe Fernando, apartó del poder al ministro Godoy. El Rey y su hijo pidieron ayuda a Napoleón para solventar esta situación de enfrentamiento. En una reunión celebrada en Bayona les obligó a abdicar a favor de su hermano José Bonaparte, casado con Julia Clary, y un consejo de notables dictaba la Constitución de Bayona. Mientras, las tropas francesas se habían apoderado de varios lugares del país, y el 2 de mayo explotó un movimiento popular que daría inicio a la larga y dolorosa Guerra de la Independencia.

El 22 de septiembre de 1808 vino a Vitoria José Bonaparte I y, ya que creía poco seguro Madrid, decidió establece su Corte temporalmente en la ciudad eligiendo para residencia el palacio Montehermoso, con excelente apariencia después de las reformas realizadas en 1798. Más tarde, Bonaparte se lo compró a Aguirre por 300.000 francos, precio que parecía superior al real, y los marqueses fueron a vivir a otra casa de la misma calle. Napoleón conoció a la niñera de Amalita y tuvo amores con ella, y dicen que comentaba su ama “que no se hubiera dirigido a personas de más alto rango”. Napoleón invitó a comer en su palacio a sus anfitriones, y se enamoró perdidamente de la joven y bella marquesa, a la que convirtió en su segunda amante, tras las relaciones que tuviera en Nápoles con María Julia Colonna, duquesa de Atri, sin que aparentemente el marqués pusiera mayor reparo. Las circunstancias convirtieron a Ortuño María de Aguirre en uno de los primeros afrancesados, al que Bonaparte hizo gentilhombre de Cámara, y le condecoró como caballero de la Orden de España, institución honorífica que acababa de fundar. El 9 de noviembre se marchó Napoleón hacia Madrid, llevando en su séquito a los marqueses de Montehermoso, quienes a partir de entonces vivirían en el palacio real. Ortuño María se convirtió en persona de confianza del Rey, y así el 15 de octubre de 1809 se acerca a la frontera francesa para recibir a Napoleón. En la nueva organización josefina se creó en 1809 un Departamento de Fiestas públicas y para el establecimiento y progreso de los teatros, que dependía del Ministerio del Interior, del que su marido fue el primer comisario. Los amores de la marquesa corrían en coplillas por la Corte (“La Montehermoso / tiene un tintero / donde moja su pluma / José Primero”), a pesar de que hubo de compartir amores con la cubana y condesa viuda de San Juan de Jaruco y con otras cortesanas. El 4 de mayo de 1811 volvió Bonaparte a Vitoria de viaje a París para asistir al bautizo del hijo de Napoleón, en compañía de los marqueses. Ella se quedó en la capital alavesa, mientras que su esposo, a pesar de que estaba enfermo, le acompañó hasta la ciudad del Sena, donde falleció el 8 de junio y fue enterrado bajo la atención de su primo Javier de Eguía, IV marqués de Narros.

Bonaparte se quedó a la vuelta en Vitoria desde el 20 junio al 5 de julio, y retornó luego a Madrid.

En marzo de 1813 abandona la Corte, al triunfar los sublevados de la Guerra de la Independencia. El rey francés llega a Vitoria el 19 de junio con sus servidores, incluida la marquesa viuda. Aquí tendrá lugar la última batalla importante de la contienda, el día 21, en la que las tropas galas son derrotadas por lord Wellington y el general Álava. José Bonaparte y su séquito abandonan la ciudad camino de Francia. Su hija María Amalia no quiso saber nada de los títulos de su madre, y quedó al cuidado de su abuela paterna.

María del Pilar Acedo se desligó de su familia, residiendo en Francia tras los pasos de su amante, primero en la estación termal de Barèges, en los Bajos Pirineos, después de que Bonaparte fuera nombrado lugarteniente general, y donde los desplazados formaron una pequeña Corte. Un informe del precepto de policía sobre ellos hace referencia a María del Pilar: “La marquesa, de siempre, ha hecho más uso de la coquetería que de las intrigas políticas; amante del rey José, estaba íntimamente unida con la del general Belliard, una de las más hermosas mujeres de Madrid. Posee aún en Orthez algunas propiedades, obtenidas del rey José; en España no posee ya nada” y añade “es muy elegante y verdaderamente espiritual y agradable, la marquesa no es peligrosa” (Vidal Abarca, 1975: 238). Con todo, su situación económica fue haciéndose cada vez más difícil. A la vuelta de Fernando VII, se anuló la venta del palacio de Montehermoso y la marquesa hubo de pagar una indemnización de 100.000 francos. En Barèges vivió con el oficial francés retirado Aimédée Carabène, con quien se casó en París tras abandonar aquel lugar en agosto de 1816. En la capital del Sena vivían en una casa de campo que estaba en las proximidades de la ciudad y pasaban largas temporadas en el castillo de Carresse, situado en la región del Bearne cerca de Orthez. Murió en febrero de 1869, heredando su hija los títulos y las escasas propiedades.

 

Bibl.: J. Mercader Riba, José Bonaparte, rey de España, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1971-1983, 2 vols.; J. Vidal Abarca, “Linajes alaveses. Los Aguirre: marqueses de Montehermoso”, en Boletín Sancho el Sabio, XIX (1975), págs. 181-244; M. Artola, Los afrancesados, Madrid, Turner, 1976; L. Barbastro Gil, Los afrancesados: la primera emigración política del siglo xix español (1813-1820), Madrid, CSIC-Instituto de Cultura Juan Gil- Albert, 1993; F. Vives Casas, El palacio de Montehermoso, Vitoria-Gasteiz, 1996; R. Abella, José Bonaparte, Barcelona, Planeta, 1997; J. Balansó, Julia Bonaparte, una burguesa en el trono de España, Barcelona, Debolsillo, 2001; A. Ichas, Madame de Montehermoso, marquise des plaisirs et dame de Carresse, Paris, Atlantica, 2001; E. La Parra, Manuel Godoy, la aventura del poder, Barcelona, Tusquets, 2001; P. Manzanos Arreal y F. Vives Casas, Las mujeres en Vitoria-Gasteiz a lo largo de los siglos. Recorridos y biografías, Vitoria, Ayuntamiento, 2001, págs. 98-100; E. Palacios Fernández, La mujer y las letras en la España del siglo xviii, Madrid, Ediciones del Laberinto, 2002; Ch. Esdaile, La Guerra de la Independencia. Una nueva historia, Barcelona, Crítica, 2002; A. Rivera (ed.), Historia de Álava, San Sebastián, Nerea- Diputación Foral de Álava, 2003.

 

Emilio Palacios Fernández