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Nicanor Vilalta Serres

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Biografía

Vilalta Serres, Nicanor. Nicanor Villalta. Cretas (Teruel), 20.IX.1897 – Madrid, 6.I.1980. Torero.

Informa Ventura Bagués Don Ventura, y confirma el periodista y escritor aragonés Benjamín Bentura Remacha, que en la partida de nacimiento de este torero turolense figura que su primer apellido era Vilalta, si bien siempre, en la plaza y fuera de ella, lo varió al más sonoro Villalta, probablemente porque con anterioridad también lo había hecho su padre. Hijo del novillero y banderillero Joaquín Villalta Odena, se llamó Nicanor en honor del diestro aragonés Villita (Nicanor Villa), amigo y maestro de su progenitor.

En 1907 emigró, con ocho años de edad, junto a su familia a México, país en el que su padre buscó ganarse la vida como torero. Fue en aquella nación donde Nicanor Villalta adquirió sus primeras nociones sobre el toreo y donde vistió su primer traje de luces, el 22 de junio de 1918 en Veracruz. De regreso a España, en 1919 toreó una novillada en Zaragoza, pisando al año siguiente las plazas de Sevilla, Pamplona y San Sebastián, entre otras.

En Madrid se presentó el 2 de abril de 1922, alternando con Francisco Peralta Facultades y José Moreno y Andaluz Morenito de Zaragoza, con novillos de Moreno Santamaría. Un mes exacto después, el 2 de mayo, alcanzó un gran éxito en esa misma plaza, actuando junto a Fausto Barajas y Eleazar Sananes, con novillos del duque de Tovar. Sobre esa tarde, el crítico Barbadillo escribió en El Imparcial: “¿Lo hará más veces? ¿Puede hacerse más veces lo que hizo Nicanor Villalta? Es preciso para ello que el lidiador sienta de nuevo aquel soplo sobrehumano de aguante y de valor y es preciso que salga aquel novillo. [...] El primer pase fue un parón al natural de valor tremebundo y tras aquel vimos ligado a él un gran pase de pecho.

[...] Después uno tras otro por la izquierda, como naturalmente había de ser, dio tres, cuatro, cinco, seis pases naturales en que codilleó muchísimo y en que precisamente este defecto del impávido mozo dio al trances más atroz emoción. Y luego, ya con la otra mano, ¿fueron diez, fueron veinte, fueron quizás [...]? ¿Cuántos soberbios muletazos le dio?”. Cortó una oreja, la primera de las cincuenta y cuatro que en Madrid obtuvo a lo largo de su carrera (una cifra que no ha sido superada por ningún otro matador, al igual que sus veintiséis salidas a hombros, entre las plazas de la carretera de Aragón y Las Ventas) y salió lanzado hacia la alternativa.

El 6 de agosto de ese mismo año 1922 se convirtió en matador de toros en San Sebastián. El padrino de la ceremonia fue el mexicano Luis Freg, que, en presencia de Marcial y Pablo Lalanda, le cedió el toro Capotero, de la vacada de José Bueno. Confirmó el doctorado en Madrid el 21 de septiembre de ese mismo año, alternando con Diego Mazaquiarán Fortuna y Emilio Méndez, y toros de Matías Sánchez (Villalta dice en sus Memorias que la ganadería fue de Ignacio Sánchez, antes Tres Palacios).

Adquirió el diestro de Cretas inmediatamente mucho cartel, actuando en muchas corridas en los años siguientes. El 10 de junio de 1923 cortó dos orejas en Madrid, y otras dos el siguiente 13 de julio. Y lo mismo en los años siguientes. El 6 de junio de 1926 cortó cuatro apéndices. Asegura Don Ventura que sus mejores temporadas fueron las comprendidas entre 1925 y 1928, años en los que superó levemente el medio centenar de festejos cada campaña. El 27 de abril de 1933 tuvo que matar, por cogida de sus compañeros Manolo Bienvenida, Domingo Ortega y Maravilla, siete toros en Madrid, alcanzando un éxito rotundo. Entre ese año 1933 y 1935 permaneció en Venezuela, retirándose este último año por primera vez de los ruedos.

Regresó a los toros al finalizar la Guerra Civil, para decir adiós definitivamente a su profesión en Zaragoza el 17 de octubre de 1943, alternando con Manuel Rodríguez Sánchez Manolete y Morenito de Talavera.

Villalta fue un torero tosco y honrado, al que la estética no acompañó en su toreo. Sobre este tema, a la pregunta de Vicente Zabala “¿Qué ha sido lo más meritorio de su carrera?”, Villalta responde: “Llegar a ser un torero importante, que alternó con todas las figuras de su tiempo superando el tremendo obstáculo físico, tan difícil de armonizar con el arte”.

Villalta está considerado el creador del pase con la muleta denominado derechazo, que él realizaba de puntillas y retorciendo mucho la figura. Con el capote fue el reinventor de la tafallera, también llamada nicanora y villaltina, y, en México, marchenera, en honor del sevillano Luis Muñoz Hoyos Marchenero, su verdadero inventor.

En cualquier caso, el punto fuerte de Nicanor Villalta fue la estocada, que realizaba con una contundencia espectacular. Sobre este tema, ha escrito Cossío: “Los aficionados podrían discutir de estos estoconazos si se ajustaban a los principios que hay se prefieren de dejarse ver, entrar despacio y salir limpio, y que corresponden a la estocada arrancando, pero el puro volapié a toro parado, a nadie se le hemos visto practicar con mayor seguridad y emoción los que no alcanzamos los tiempos de Mazzantini y de Guerrita.

Queden estas afirmaciones como el mejor elogio del bravo estoqueador aragonés”.

Ya retirado, durante muchos años fue asesor taurino de la presidencia de la plaza de toros de Madrid. Y, de manera fugaz, intervino en las películas no taurinas El suceso de anoche, de León Artola (film mudo que en 1929 protagonizó junto a su hermana la actriz Marina Villalta), y Juguetes rotos, de Manolo Summers.

 

Bibl.: R. Piqueres Muñoz, Celebridades taurinas. Nicanor Villalta, s. f.; E. Laguía C., Villalta. Su vida. Su arte, por Enrique Puerta, Zaragoza, s. f.; J. Sipsom (seud.), Los toreros de Aragón: algunos juicios sobre los toreros aragoneses, Zaragoza, 192?; Uno Al Sesgo (seud. de T. Orts Ramos), Nicanor Villalta, Barcelona, 1924 (col Los Reyes del Toreo); J. Cortabarría, Nicanor Villalta, el coloso de la Tauromaquia, San Sebastián, Imp. Artística-Española, ¿1929?; J. M. Gavín, Nicanor Villalta. El torero de oro. Zaragoza, 1929; A. Sánchez Carrere, Nicanor Villalta, “El torero grande con alma de niño”, Barcelona, Ed. Biblioteca Film, 1931 (Triunfadores en el ruedo, 6); Don Indalecio, Los toreros aragoneses, Zaragoza, Imp. Alfredo Uriarte, 1932; Joaquinillo (seud. de J. Serres V.), Treinta y dos orejas en Madrid. Diez años matando toros. ¿Se retira Villalta?, Madrid, 1932; Joaquinillo (seud. de J. Serres V.), Cien juicios críticos sobre Villalta, Madrid, Tip. Yagüe, c. 1933; J. M. Cossío, Los toros. Tratado técnico e histórico, vol. 3, Madrid, Espasa Calpe, 1943, págs. 995-996; Don Ventura (seud. de V. Bagués), Historia de los matadores de toros, Barcelona, Imp. Castells-Bonet, 1943 (ed. Barcelona, De Gassó Hnos., 1970, págs. 163-164); R. Hernández, Historia de la plaza de toros de Madrid (1874-1934), Madrid, Imp. Prensa Castellana, 1955; C. Jalón, Memorias de “Clarito”, Madrid, Guadarrama, 1972; V. Z abala, Hablan los viejos colosos del toreo, Madrid, Sedmay, 1976, pág. 73-86; F. Claramunt, Historia ilustrada de la Tauromaquia, Madrid, Espasa Calpe, 1989; J. L Suárez-Guanes, Madrid-Cátedra del toreo (1931-1990), Madrid, Espasa Calpe, 1990; M. Gómez-Santos, “Nicanor Villalta”, en Mi ruedo ibérico, Madrid, Espasa Calpe, 1991, págs. 177-203; D. Tapia, Historia del toreo, vol. 1, Madrid, Alianza Editorial, 1992; C. Abella, Historia del toreo, vol. 2, Madrid, Alianza Editorial, 1992, págs. 15-16; N. Luján, Historia del toreo, Barcelona, Destino, 1993 (3.ª ed.); J. L. Ramón, Todas las suertes por sus maestros, Madrid, Espasa Calpe, 1998; N. Villalta Serres, Memorias, epíl. por Nicanor-Luis Villalta Juberías, Zaragoza, Diputación, 1998; J. M. Sotomayor, “Relación de las corridas de toros, novilladas con picadores y festejos de rejones celebrados en la Plaza Monumental de las Ventas de Madrid (17 de junio de 1931-23 de octubre de 2005)”, en VV. AA., Las Ventas. 75 años de historia, Madrid, Centros de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, 2006.

 

José Luis Ramón Carrión

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