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Miguel Fernández González

Biografía

Fernández González, Miguel. Melilla, 13.V.1931 – 5.III.1993. Poeta.

El escritor Miguel Fernández nació en Melilla, ciudad a la que estuvo siempre vinculado, donde se casó, tuvo seis hijos y trabajó como empleado de una oficina bancaria. Y en ella murió el 5 de marzo de 1993.

Se inició tempranamente como poeta, en torno al año 1947, cuando tomó contacto con el autodenominado Grupo Literario Melillense de los Cincuenta, que formaron Pío Gómez Nisa, Juan Guerrero Zamora, Jacinto López Gorgé y Eladio Sos. En ese mismo año recibió el premio de poesía que concedía la revista alicantina Verbo, aunque el libro premiado, titulado Vigilia, no vio nunca la luz por expreso deseo de su autor. Publicó sus primeros versos en 1949, en las revistas Manantial (editada en Melilla por Jacinto López Gorgé) y la hispano-árabe Al-Motamid, a la que estaban vinculados los poetas del grupo melillense y que dirigía, desde Larache, Trina Mercader.

En 1951 fundó su propia revista, Alcándara, de la que sólo se editaron dos números, al ser prohibida por la censura franquista. Durante estos años colaboró en diversas revistas españolas y marroquíes; fruto de estas publicaciones fueron los premios Fray Junípero Serra (1952), Marruecos (1955) y Nueva York (1960). Pertenece este autor, por edad, a la segunda generación de posguerra, y se inscribe en el denominado Grupo Andaluz (junto con María Victoria Atencia, Aquilino Duque, Manuel Mantero, Fernando Quiñones, Mariano Roldán, Julia Uceda, etc.), que se caracteriza, entre otros aspectos, por el predominio del paisaje propio, la sensualidad y la expresión barroquizante; fueron herederos, asimismo, del grupo cordobés Cántico, inmediatamente anterior, e inmerso en lo que se ha denominado la corriente arábigo-andaluza de la poesía española. En 1958, en Tetuán, se publicó su primer libro, Credo de libertad, en el que se puede rastrear la influencia de la poética social del momento; con el siguiente, Sagrada materia, que mereció el Premio Adonais de 1966, se dio a conocer en la Península.

Es éste un libro que le vincula con su generación, donde afloran los recuerdos de la infancia y de las duras condiciones de la posguerra. Una primera etapa de su obra la completan los libros Juicio final, una recreación de la Baja Edad Media, repleta de referencias culturalistas, que supone una denuncia de la condición esclava del hombre; Monodia, en la misma estela culturalista, pero con un lenguaje más depurado, y Atentado celeste, que recrea la muerte de Dios, de la propia fe y de la confianza en la capacidad colectiva del hombre para transformar la historia. Posteriormente, por la publicación de Eros y Anteros (Premio Álamo, 1976), se le concedió el Premio Nacional de Literatura de 1977. Este libro de sonetos, un divertimento para su autor, de contenido erótico-amoroso, es un homenaje al conceptismo de Quevedo; no en vano, Miguel Fernández fue un admirador del Barroco como período artístico. Un año después publicó Entretierras, una elegía dedicada a la madre muerta, donde cobra protagonismo la reflexión metapoética, una constante en su obra a partir de ese momento, y continúa la depuración en el lenguaje que se había iniciado con Monodia. A éste le siguieron un libro tangencial, Las flores de Paracelso, homenaje a la belleza natural, un regreso a la vida, y Del jazz y otros asedios, en la estela de la nueva estética de los setenta, inspirado nuevamente por un motivo musical, tiene por escenario los países nórdicos y como tema la necesidad de la rebeldía del hombre, con el “Mayo del 68” como fondo. En 1982, con una introducción de Guillermo Díaz-Plaja, se publica su Obra completa, en la que se incluye su último libro inédito, Tablas lunares, y recibe el Premio Internacional Ciudad de Melilla (1982) por Discurso sobre el páramo, fruto de una ayuda a la creación literaria que había concedido, un año antes, el Ministerio de Cultura. En él se recrea, en primera persona, con Goya como actor poemático, el momento histórico en que pintó éste la cúpula de San Antonio de la Florida. En 1987 participa en la llamada “Operación Zamora”, el intento de consolidación de un grupo poético de los sesenta, donde confluyen los también llamados poetas “descolgados” de los cincuenta, aquellos que, como Miguel Fernández, habían quedado fuera del canon; la mayoría son del grupo andaluz de esta generación. En la última etapa publica tres de sus libros más celebrados: Secreto secretísimo (Premio Tiflós, 1989), Bóvedas (Premio San Juan de la Cruz, 1991) y un libro póstumo, Solitudine; estas obras suponen el inicio de un proceso de desnudez encaminado a encontrar la palabra esencial y que conduce a la página en blanco, a la mudez. La reflexión metapoética y el amor son los temas predominantes.

La crítica ha tendido a calificar su poesía, sobre todo en sus inicios, como irracional, dado su contenido simbólico, y oscura, dado por su gusto por la experimentación con el lenguaje y las referencias culturalistas. Sin embargo, en su última etapa, sus versos se caracterizan por la sencillez de lenguaje, la búsqueda del esencialismo y la ironía. Uno de sus rasgos más característicos es la presencia del paisaje y la idiosincrasia de Melilla, sobre todo de su carácter multicultural y de la convivencia de diversas creencias religiosas. En este sentido, la soledad y la reclusión en la ciudad también se traslucen en sus versos. No obstante, la creación en 1979 del Premio Internacional de Poesía de Melilla posibilitó el contacto del poeta con el mundo literario de la Península. En 1995, la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y la Ciudad Autónoma de Melilla crearon la Beca de Investigación Miguel Fernández para el estudio de sus libros y de la poesía contemporánea, que ha contribuido al conocimiento de su obra. En 1997 se publicó su Obra completa, donde se recogen todos sus versos dispersos por revistas e inéditos, y dos libros completos, también inéditos, Tiempo de milagro y Ajenos de cuidados.

Fue comendador de la Orden de África, académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga (1984), miembro de la Académie Européenne des Sciencies, des Arts et des Lettres de Francia (1990), de la Twentieth Century Spanish Association of America (1990) y de la Association des Critiques Litteraires de la Unesco (1991).

Fue seleccionado en la exposición Livres d’Espagne. Dix ans de création et de pensée en el Centro Georges Pompidou (1988). Desde 1994, la ciudad de Melilla le recuerda con un monumento en el parque Hernández, obra del escultor melillense Mustafá Arruf. Anteriormente había recibido la Medalla de Plata y el título de Hijo Predilecto de Melilla (1978). En 1985 se dio su nombre a una calle de la barriada de los poetas y, en 1994, a un centro de educación secundaria de la ciudad. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, árabe, danés, griego y portugués.

 

Obras de ~: Credo de libertad, Tetuán, Mirto y Laurel, 1958; Sagrada materia, Madrid, Rialp, 1967; Juicio final, Madrid, Biblioteca Nueva, 1969; Monodia, Madrid, Oriens, 1974; Atentado celeste, Madrid, Libros Dante, 1975; Eros y Anteros, Salamanca, Álamo, 1976; Entretierras, Barcelona, Ámbito Literario, 1978; Las flores de Paracelso, Granada, Ánade, 1979; Del jazz y otros asedios, Málaga, Ángel Caffarena, 1980; “Tablas lunares”, en Poesía completa (1958-1980), pról. de G. Díaz- Plaja, Madrid, Espasa Calpe, 1983; Discurso sobre el páramo, Melilla, Rusadir, 1987; Secreto secretísimo, Madrid, Torre Manrique Publicaciones, 1990; Historia de suicidas, pórtico de Pere Guimferrer, Madrid, Libertarias, 1990; Laocoonte, Vélez-Málaga, Arte y Cultura, 1991; Fuegos de la memoria (Antología), Sevilla, Fondo de Cultura Andaluza, 1991; Bóvedas, Ávila, San Juan de la Cruz, 1992; Antologia poetica (1958-1980), trad.

de B. Micelli, Oria, La Melarancia, 1992; Solitudine, Melilla, Rusadir, 1994; Obra completa, ed., introd. y notas de J. L. Fernández de la Torre, Melilla, 1997 (col. V Centenario).

 

Bibl.: J. Martínez Ruiz, “Neomodernismo, culturalismo y realidad cotidiana en la poesía de Miguel Fernández”, en Explicación de textos literarios (Universidad de California) (1975), págs. 11-23; F. Rincón, La poesía de Miguel Fernández, Valencia, Bello, 1978; E. Molina Campos, “Hacia una interpretación global de la poesía de Miguel Fernández”, en Hora de poesía, 8 (marzo-abril de 1980), págs. 78-85; S. Wahnón, El irracionalismo en la poesía de Miguel Fernández, Granada, Antonio Ubago, 1983; Cuadernos para la Investigación de la Literatura Hispánica, 7 (1986), págs. 87-92; S. Wahnón, “Celaya en la poética de Miguel Fernández”, en Ínsula, 474 (mayo, 1986), págs. 6-7; A. Domínguez Rey, “Fronda barroca: Miguel Fernández”, en Novema versus povema. Pautas líricas del 60, Madrid, Torre Manrique, 1987; J. Siles, “La guerra civil como referencia explícita: recusatio, testimonio y memoria moral en la poesía de los años cincuenta”, en J. Aróstegui (coord.), Historia y memoria de la guerra civil. Encuentro en Castilla y León, vol. I, Salamanca, Junta de Castilla y León, 1989, págs. 429-442; J. L. Fernández de la Torre, “Notas para un análisis de la poesía de Miguel Fernández”, en Omarambo, 8 (1992), págs. 33-49; L. García Jambrina, “¿Poetas de los sesenta o poetas descolgados? (Notas para una revisión)”, y J. Lupiáñez, “Miguel Fernández: la memoria y los días”, en Ínsula, 543 (marzo de 1992), págs. 7-9 y págs. 14-15, respect.; VV. AA., en Aldaba (n.º monogr. dedicado a Miguel Fernández: In memoriam), 23 (abril de 1994); A. López Casanova, “Una poética de la revelación (Tres claves en la lírica de Miguel Fernández [1931-1993])”, en Cuadernos del Lazarillo, 9 (septiembre-diciembre de 1995), págs. 11-15; Á. L. Prieto de Paula, “Luz versus lucidez: Una difluencia estética en los poetas del 50”, en Actas del Congreso Jaime Gil de Biedma y su Generación Poética, vol. II, Zaragoza, Departamento de Educación y Cultura, 1996, págs. 143-147; A. M. Riaño y M. del C. Marcos, Una canción inédita de Miguel Fernández “Ésta es mi tierra”, en conexión con los elementos bíblicos, místicos judíos y árabes de su obra poética, Melilla, UNED, 1997 (col. Servicio de Publicaciones de la UNED de Melilla, vol. 15); S. Wahnón, Poesía y poética de Miguel Fernández, Madrid, UNED, 1998; J. Teruel Benavente, Otro marco teórico para el medio siglo: la poesía de Miguel Fernández, Madrid, UNED, 1999; R. M. Belda Molina, El sujeto en la poesía de Miguel Fernández, Madrid, UNED, 2000; A. M. Riaño y M. del C. Marcos, Judaísmo, cristianismo e islamismo en la creación poética de Miguel Fernández, Madrid, UNED, 2003; R. M. Belda Molina, Mundo representado y figuración simbólica: un acercamiento a la poesía de Miguel Fernández, Melilla, UNED, 2003.

 

Rosa M. Belda Molina

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