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José del Castillo Sáenz de Tejada

Biografía

Castillo Sáenz de Tejada, José del. Alcalá la Real (Jaén), 29.VI.1901 – Madrid, 12.VII.1936. Teniente de Infantería.

Hijo del abogado Valeriano del Castillo Martínez y de Cariño Sáenz de Tejada, emparentada con los condes de Ripalda. Tras finalizar los estudios de bachillerato en el colegio del Sagrado Corazón de Granada, ingresó por oposición en la Academia de Infantería de Toledo el 21 de agosto de 1922, en una abultada promoción formada por 458 alumnos, a causa de la necesidad de nutrir de mandos subalternos las tropas que combatían en Marruecos.

En julio de 1926, tras repetir curso en la Academia, recibió el despacho de segundo teniente y fue destinado al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Infantería Tetuán n.º 1, con el que intervino en las operaciones que condujeron al total sometimiento de la zona occidental del Protectorado en 1927. Allí trabó estrecha amistad con Fernando Condés Romero, un teniente de la promoción siguiente a la suya, de ideas muy radicales. En julio de 1928 ascendió a primer teniente, siendo destinado al Regimiento de Infantería Saboya n.º 6, de guarnición en Alcalá de Henares. Poco después, el teniente Condés ingresó en la Guardia Civil y fue trasladado a Madrid, donde se consolidó la amistad entre los dos oficiales.

A partir de la proclamación de la Segunda República en 1931 ambos comenzaron a frecuentar círculos vinculados al Partido Socialista Obrero Español, a cuyas Juventudes terminarían afiliándose. En octubre de 1934, el teniente Castillo marchó con su unidad a Asturias, al frente de una sección de morteros, para intervenir en la represión del estallido revolucionario. Al serle ordenado abrir fuego sobre una concentración de mineros en la zona de Villaviciosa, se negó a cumplir la orden, por lo que fue procesado y condenado a un año de reclusión, que cumplió en la Prisión Militar de Alcalá de Henares.

En noviembre de 1935, al ser puesto en libertad, se afilió a la Unión Militar Republicana Antifascista (UMRA). En enero de 1936 fue procesado por pertenecer a las Juventudes Socialistas, pero resultó absuelto por falta de pruebas. Tras el triunfo electoral del Frente Popular el 16 febrero, solicitó destino en el Cuerpo de Seguridad y Asalto, quedando encargado del mando de una de las secciones de la 2.ª Compañía de Especialidades de Madrid. Al frente de ella intervino para preservar el orden público en diversas manifestaciones y algaradas organizadas por grupos violentos de ultraderecha. Especial relevancia tuvo la realizada el 16 de abril en el entierro del alférez de la Guardia Civil Anastasio de los Reyes López, que dos días antes, mientras presenciaba el desfile conmemorativo del quinto aniversario de la proclamación de la República, había sido accidentalmente abatido por unos pistoleros en el curso de los disturbios producidos al paso de las unidades de la Guardia Civil.

Durante su sepelio, presidido por las autoridades de los Ministerios de la Guerra y de la Gobernación, se produjeron varios tiroteos y menudearon los incidentes, que se recrudecieron tras despedirse el duelo en la plaza de Manuel Becerra, donde se habían concentrado numerosos militantes ultraderechistas. El jefe superior de Policía ordenó disolverlos, la situación se encrespó y la policía hizo uso de sus armas de fuego, causando cinco muertos y numerosos heridos graves. Entre los muertos estaba el falangista Andrés Sáenz de Heredia y Arteta, primo hermano de José Antonio Primo de Rivera, y entre los heridos, el requeté José Llaguno Acha, alcanzado por un proyectil procedente de la pistola del teniente Castillo, que estuvo a punto de ser linchado por la enfurecida multitud. Los hombres de su Sección lo rescataron y, al llegar al cuartel de Pontejos, se le abrió un expediente informativo, que consideró su conducta ajustada a la legalidad vigente.

No obstante, los elementos violentos ligados a los partidos de extrema derecha ¾Acción Popular, Comunión Tradicionalista, Falange Española y Renovación Española¾, que ya estaban implicados en la preparación del golpe de Estado que se produciría en el mes de Julio, centraron sus miradas en el teniente Castillo, que comenzó a recibir amenazas de muerte. Sus superiores intentaron apartarlo de Madrid y a finales de abril quedó adscrito a la escolta del presidente del Consejo de Ministros, Diego Martínez Barrio, durante la visita que realizó a Sevilla. A su regreso a Madrid, rechazó el ofrecimiento de ser trasladado a Barcelona, alegando que el 20 de mayo iba a contraer matrimonio con Consuelo Morales del Castillo. También debió de pesar en su ánimo su deseo de no abandonar la instrucción de la Milicia de las Juventudes Socialistas, tarea a la que dedicaba todos sus ratos libres y que consideraba esencial para poder hacer frente a los golpistas.

Tras sufrir dos intentos de atentado, que hicieron que la citada Milicia le prestara contra su voluntad un servicio de escolta en sus desplazamientos rutinarios al cuartel de Pontejos, cuatro requetés pertenecientes al Tercio de Madrid le localizaron el domingo 12 de julio a la salida de la Plaza de Toros de las Ventas y le siguieron los pasos. Primero recogió a su mujer en la calle de Augusto Figueroa y fueron a dar un paseo. Alrededor de las nueve, dejó a su esposa en su domicilio y él continuó hacia la de Fuencarral para tomar el tranvía que llevaba a la Puerta del Sol pues aquella noche estaba de servicio. Justo en el cruce de ambas calles, frente a la ermita del Humilladero, los requetés descargaron sobre él sus pistolas, resultando gravemente herido y falleciendo durante su traslado a la Casa de Socorro de la calle Ternera. En el atentado resultaron también heridos dos transeúntes.

Al conocerse la noticia, decenas de guardias civiles y de guardias de asalto abarrotaron los pasillos de la Casa de Socorro, atribuyeron el asesinato a los falangistas y la Dirección General de Seguridad puso en marcha un dispositivo para intentar detener a los culpables. Entre los reunidos, se significó el capitán Condés, quien se comprometió entre lágrimas de despecho a vengar la muerte de su amigo. Unas horas después, Condés reunió un grupo de guardias de asalto y de militantes de las Juventudes Socialistas, requisó una furgoneta de la Dirección General de Seguridad y partió con intención de detener a un falangista que tenía localizado. Al no lograrlo, se encaminaron al domicilio de Antonio Goicoechea Cosculluela, uno de los líderes de Renovación Española, a quien tampoco localizaron. Finalmente, hacia las tres de la madrugada, al circular por la calle de Velázquez, cayeron en la cuenta de que allí residía el diputado de Renovación Española José Calvo Sotelo. Condés logró que accediera a acompañarle y, nada más entrar en el vehículo, Luis Cuenca Estevas, un exaltado militante de las Juventudes Socialistas, sentado detrás del líder conservador, le descerrajó dos tiros en la nuca, dejando después su cadáver en el depósito del cementerio del Este, donde no sería identificado hasta el mediodía.

Aquella misma mañana, la capilla ardiente del teniente Castillo se instaló en el Salón Rojo de la Dirección General de Seguridad y por la tarde se le inhumó en el llamado Cementerio Civil, acto al que acudieron miles de madrileños.

 

Bibl.: Historia de las Campañas de Marruecos, Madrid, Servicio Histórico Militar, 1951; R. de la Cierva, “¿Quién mató al teniente Castillo?”, en Nueva Historia, 2 (1977); I. Gibson, La noche en que mataron a Calvo Sotelo, Barcelona, Plaza & Janés, 1986; F. Puell de la Villa, Historia del Ejército en España, Madrid, Alianza, 2005 (2ª ed.).

 

F. Puell de la Villa

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