Hurtado García, Bartolomé. Parla (Madrid), 1628 – 26.IX.1698. Arquitecto, aparejador mayor de las obras reales.
Hijo de Bartolomé Hurtado y María García, naturales de la villa de Parla, casó en 1650 con María Beloso, hija del arquitecto de obras reales Juan de Beloso (fallecido en 1663), quien actuó como su mentor en diversas ocasiones. En la Corte, el matrimonio habitó una casa en la calle del Rosario, donde nacieron sus ocho hijos: Bartolomé, quien llegó a ser doctoral del real convento de la Encarnación de Madrid; Juan, Ignacio, Andrés, Agustín, María Josefa, Ana y Francisca.
En 1657 fue elegido alarife de la villa y en 1661 se le nombró aparejador real, título que no fue efectivo hasta julio del siguiente año. También en 1662 obtuvo un nuevo reconocimiento, en este caso municipal, al ser nombrado maestro mayor de las obras de la casa de la villa, sustituyendo al fallecido José de Villarreal. Pero su mayor reconocimiento se produjo el 9 de agosto de 1667 cuando recibió la merced por medio de la Junta de Obras y Bosques del título de aparejador primero (también denominado mayor o más antiguo), pasando a cubrir su puesto vacante de segundo aparejador Gaspar de la Peña.
A partir de este momento, su actividad, que ya era significativa, se tornó aún más considerable, interviniendo en el trazado, construcción, reparación o tasación de múltiples obras cortesanas, desde casas para familias de la nobleza, espacios eclesiásticos, arquitectura civil municipal y, claro está, en palacios y sitios reales, como en El Pardo o en el Alcázar de Madrid.
Según sus propias palabras, hasta 1663 —fecha de su primer testamento— había intervenido en las casas de Manuel de Acevedo y Zúñiga, conde de Monterrey, en algunos ámbitos del convento dominico de Nuestra Señora del Rosario en la calle Ancha de San Bernardo (hoy desaparecido), o en las casas del Ayuntamiento, entre muchas otras.
Pero, sin lugar a dudas, su obra de mayor significación y calado fue el convento del Santísimo Sacramento de monjas bernardas, fundado por Cristóbal de Sandoval y Rojas, duque de Uceda, en la calle Mayor de Madrid, junto al llamado palacio de Uceda (hoy Capitanía General y Consejo de Estado). El 1 de junio de 1671 se firmó entre los testamentarios del duque y nuestro arquitecto la escritura de construcción del convento e iglesia, conjunto donde convergen las tendencias más representativas de los más diversos maestros de la Corte, reinterpretadas con singular acierto, tanto en su fachada como en la compartimentación y decoración interior. Las labores de edificación se desarrollaron con normalidad hasta 1690, fecha a partir de la cual se inician una serie de litigios pecuniarios entre las monjas y Bartolomé Hurtado que, a pesar de la buena voluntad del maestro, desembocaron en 1694 con su abandono de la fábrica (básicamente ya terminada) y la consiguiente paralización de la misma, no concluyéndose hasta 1742 con la intervención de Pedro de Ribera y Andrés Esteban.
En 1979, las monjas vendieron y abandonaron su emplazamiento, siendo el conjunto cercenado de forma incomprensible. Toda la estructura conventual fue demolida y en su lugar se construyeron apartamentos. La iglesia fue adquirida en 1980 por el Ministerio de Defensa, siendo declarada en 1982 Monumento Artístico Nacional. Este organismo procedió a su restauración a partir de 1985, convirtiéndose en iglesia arzobispal castrense hasta que un año más tarde fue nombrada iglesia catedral de las Fuerzas Armadas.
El 24 de octubre de 1693, Bartolomé Hurtado redactó su segundo testamento, donde además de las mandas habituales, informaba de las deudas contraídas y dejó legados a diferentes instituciones. Resulta interesante el valor que atribuía a sus posesiones en su villa natal: su casa con accesorios, jardín y huerta, además de un importante número de tierras de labor, construcción que próximamente será rehabilitada y convertida en museo de la villa. También subraya cómo, por su cuenta, trazó y construyó la ermita de la Soledad en la misma villa de Parla, con su retablo y adornos, sencillo edificio que aún hoy se conserva. Tras su muerte, todas estas posesiones pasaron a su hijo Agustín, con la condición de su mantenimiento y la imposibilidad de retirar su escudo de armas de la casa, ni del retablo de la Soledad. El 26 de septiembre de 1698 falleció en Parla y fue sepultado en la parroquial de la villa.
Obras de ~: Convento e iglesia del Santísimo Sacramento advocación de San Bernardo, Madrid, 1671-1694; Ermita y retablo de Nuestra Señora de la Soledad, Parla (Madrid), s. m. s. xvii.
Bibl.: V. Tovar Martín, Arquitectos madrileños de la segunda mitad del siglo xvii, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1975; “Bartolomé Hurtado, aparejador de Obras Reales, en el Monasterio del Sacramento de Madrid”, en Villa de Madrid (1975), págs. 25-36; “El Palacio del duque de Uceda en Madrid. Edificio capital del siglo xvii”, en Reales Sitios, 64 (1980), págs. 37-44; Arquitectura madrileña del siglo xvii. Datos para su estudio, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1983; A. Bonet Correa, Iglesias madrileñas del siglo xvii, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Diego Velázquez, 1984; J. M. Cruz Valdovinos, “Arquitectura barroca: siglo xvii”, en VV. AA., Historia de la Arquitectura española, IV, Zaragoza, Guara, 1986, pág. 1270.
Félix Díaz Moreno