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Francisco Javier Sáenz de Oíza

Biografía

Sáenz de Oíza, Francisco Javier. Cáseda (Navarra), 12.X.1918 – Madrid, 18.VII.2000. Arquitecto.

Hijo de Vicente Sáenz Vallejo –natural de Talavera de la Reina (Toledo), aunque oriundo de Villoslada de Cameros (La Rioja)–, que estudió Arquitectura en la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad Central de Madrid, y de la navarra María Oíza Sagüés. Aprobó antes de la Guerra Civil los dos cursos de Ciencias Exactas necesarios para entrar en la Escuela de Arquitectura de Madrid, en la cual tuvo como referencias a los profesores Torres Balbás, Modesto López Otero y Luis Moya, y finalizó en 1946 con las más altas calificaciones y el Premio Aníbal Álvarez al mejor expediente académico.

En ese momento se inició su actividad laboral de mano de Pedro Bidagor en la Comisaría de Urbanismo para el Plan General de Madrid, donde realizó diversos estudios urbanos, especialmente bloques de vivienda en manzana cerrada en el eje de Nuevos Ministerios. Sus primeras obras, que iniciaron su dilatada vida profesional desde su estudio madrileño, responden a un academicismo que va asimilando soluciones modernas, como en los concursos con Luis Laorga del Azoguejo de Segovia –por el cual le concedieron en 1946 el Premio Nacional de Arquitectura–, de la Basílica de la Merced en Madrid y la de Aránzazu en Oñate (Guipúzcoa), que ganó, aunque sólo materializó completamente la última, su primera obra significativa y original, que niega las enseñanzas de la Escuela, incluye la escultura vanguardista de Jorge Oteiza y Eduardo Chillida y se convierte en el templo pionero de la Modernidad en España.

Becado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1947 viajó a Estados Unidos, experiencia que reconoció como vital para su actividad posterior.

La racionalidad se convertirá en la expresión máxima de la arquitectura de Oíza, manifestada no sólo formalmente, sino en la función, la construcción y las instalaciones. Así, sus nuevas obras, como los poblados de Fuencarral A, Entrevías, el Concurso de Vivienda Experimental o la Delegación de Hacienda de San Sebastián –con Manuel Sierra–, reflejan un profundo análisis del hecho arquitectónico desde sus supuestos de uso y de búsqueda de la expresión mínima en sus soluciones formales. Esta tendencia tecnológica inédita en España se funde con la escultura de Oteiza en la Capilla en el Camino de Santiago, no construida y realizada en colaboración con Romaní, que recibió en 1954 el Premio Nacional de Arquitectura.

El diálogo producido por la ligera estructura metálica –comparada por los arquitectos con los postes de alta tensión– que envuelve el friso escultórico con el paisaje castellano fue un revulsivo en el panorama arquitectónico del momento.

Este camino se ve reforzado por su actividad educativa, iniciada en la Escuela de Madrid como profesor de Salubridad e Higiene desde 1949 hasta 1961, que materializó en unos apuntes sobre la asignatura; esta labor docente, siempre intensa y favorecida por su brillante inteligencia, capacidad de oratoria y carisma, se prolongará en la asignatura de Proyectos desde 1952, de la que fue catedrático entre 1968 y 1983, año de su jubilación, aunque mantuvo su actividad docente esporádica; fue, además, director de la Escuela de Madrid entre 1981 y 1983. Varias generaciones de arquitectos han reconocido la influencia del maestro en su actividad profesional.

Asimismo, el interés por la disciplina le lleva a colaborar con el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid en tres momentos de su carrera, entre 1949 y 1952, desde 1961 a 1963 y de 1971 a 1972, en los cuales participó en diversas comisiones y tribunales, así como dictó varias conferencias.

De 1949 es su primer bloque de viviendas, en la calle madrileña de Fernando el Católico, donde experimenta con el bloque abierto en una manzana del Ensanche de Argüelles, que incluye un interesante patio-jardín y una potente e innovadora fachada. Este es el inicio de una fructífera relación con el bloque plurifamiliar que desarrollará magistralmente en la década de 1950 y primeros años de 1960, constituyendo el modelo para futuras realizaciones; trabajó para el Instituto Nacional de la Vivienda y el Hogar del Empleado ejecutando, además de las nombradas Fuencarral A y Entrevías, bloques en Carabanchel y los polígonos de Calero, Erillas, Batán y Loyola, con Romaní, Sierra y Cubillo, entre 1953 y 1959. En estos poblados experimentó, asimismo, con la vivienda unifamiliar en hilera, cuyas combinaciones con los bloques en altura –torres incluidas– suponen un hallazgo urbanístico de relación entre los ámbitos públicos y privados de corte más organicista, siempre con unos presupuestos mínimos y una calidad arquitectónica máxima. La flexibilidad de las plantas, la riqueza espacial de los recintos urbanos y las variadas soluciones formales que cada problema sugiere afianzan a Oíza como uno de los arquitectos más aptos de su generación.

Estas experiencias se ven fortalecidas por el Proyecto Horizonte, de 1957, un anteproyecto de urbanización para ciudad satélite en Madrid de carácter teórico, que, con una estructura organicista, persigue la autosuficiencia y recoge el sistema proyectivo basado en la tecnología que analizó en Estados Unidos, así como principios de Le Corbusier y tendencias del paisajismo moderno que no eran utilizadas en España y que él estaba aplicando en la concepción de sus poblados.

Si bien su obra pública, de clara tendencia racionalista, aunque con incursiones organicistas, como las Escuelas de Batán, fue de una relevancia crucial para la evolución de la arquitectura social en España, la privada le permitió investigar otros lenguajes y proporcionar un carácter variado y múltiple a la disciplina, que en sus manos se hace multiforme, ecléctica, sin perder su calidad espacial. En 1959 ejecutó la casa Durana en Vitoria –obra con la que se doctoró en 1965–, donde ensaya con un organicismo fusionado con lo tradicional en respuesta a diversos condicionantes del proyecto, que un año después, en Talavera de la Reina y en la casa Lucas Prieto, se solucionarán a la manera wrightiana. Pero su obra más representativa de este momento es el edificio de apartamentos en Alcudia para Huarte, denominado Ciudad Blanca, con proyecto de 1961, ejemplo de ordenación de viviendas en altura que no olvida la economía de la seriación, la máxima independencia de los apartamentos ni la adaptación a un entorno mediterráneo de alta significación. Para el mismo cliente y también en la isla de Mallorca ejecutaba a partir de 1968 una ampliación de su casa de veraneo firmada por Carvajal y García de Paredes; Oíza realizó una obra de rotunda imagen propiciada por un intenso estudio del lugar que produjo inéditas soluciones formales. En esta misma línea, la vivienda realizada en Somosaguas para Arturo Echevarría en 1972 supone la manipulación del terreno, que se modela para organizar espacios abiertos independientes.

Pero la edificación que concilia y recoge los frutos de estos años de trabajo es su obra maestra, Torres Blancas, uno de los edificios más representativos de la arquitectura española de la segunda mitad de siglo XX. Encargada en 1961 también por Huarte en un terreno cercano a la autopista de Barajas en Madrid, aúna, según Antón Capitel, tres ideas principales: la torre autosuficiente como ciudad-jardín vertical, proveniente de la Unidad de Habitación de Le Corbusier; la torre como estructura arbórea de analogías biológicas de origen wrightiano y, por último, siguiendo las investigaciones espaciales del propio Sáenz de Oíza, unos resultados formales organicistas de gran plasticidad. El edificio, de imponente presencia, plantea su estructura portante al exterior, de la cual se cuelgan unas plataformas circulares que, en su remate, se agrandan y, como en un árbol o un hueso, recogen el impulso vertical y orgánico de las formas sustentantes de hormigón. Las viviendas, de múltiples y flexibles soluciones, se cierran sobre sí mismas en torno de las terrazas circulares, que se abren a las vistas, como casas unifamiliares en altura. Muy publicadas, fueron asimismo difundidas en el extranjero y se convirtieron en la tarjeta de presentación de la arquitectura moderna en España.

Pero el arquitecto retoma el racionalismo como respuesta a unas circunstancias distintas para los proyectos públicos de 1968 y 1969 destinados a las Universidades Autónoma de Madrid y de Bilbao, así como el de Montecarlo de 1970 –con Luis Burillo–, en una demostración de unas aptitudes sobresalientes para interpretar los condicionantes del proyecto.

En esta adaptación brillante a las variables del proyecto, Oíza recobrará los principios del organicismo para la construcción de otra de sus obras maestras, de nuevo una torre, la sede del Banco de Bilbao en Madrid. Con un uso muy diferente y unos problemas técnicos de gran calado –está construida sobre el túnel del tren– se resuelve con gran contención formal, frente a la exhibición de Torres Blancas, pero, como en esta obra, se utiliza la organización arbórea y se produce una síntesis entre forma y estructura, siempre con un acercamiento original a la técnica como motor del proyecto. Con una implantación ejemplar en un magnífico solar en el paseo de la Castellana, consigue Oíza fundir en el Banco de Bilbao la rotundidad plástica del volumen paralelepipédico y la continuidad de las tersas fachadas por efecto del curvado de las esquinas en planta, contrapuntada por las bandejas horizontales de mantenimiento. El edificio, un alarde estructural de primer orden, contó con la colaboración del ingeniero Fernández Casado, así como de los arquitectos Francisco Alonso, Javier Azofra, Alfonso Valdés, José Carlos Velasco y Javier Vellés, que trabajaron en el estudio de Oíza.

Si existe continuidad en la carrera del arquitecto, ésta reside en el método de trabajo, en la forma de abordar el proyecto, que se vio influida con el análisis de la obra de Kahn; destacan en esta etapa las viviendas de la M-30, de 1986, en las que aprovechó el arquitecto el gesto curvo de gran calado previsto por el Plan General que sigue la forma de la parcela –como en la casa Echevarría– y la utilización de una fachada continua y tersa de fábrica de ladrillo de gran monumentalidad y escala y un solo tipo de hueco, hacia la autopista, y el otro alzado, el interior y en franco contraste, con terrazas y coloristas soluciones formales que crean una movida superficie de carácter manierista.

Sin duda ha constituido este inmenso edificio una de las actuaciones más controvertidas de Oíza: rechazado popularmente, responde a las contradicciones arquitectónicas de la época y presagia una de las tendencias del momento: el posmodernismo, que, asimismo, el arquitecto hizo suyo.

Los últimos años de trabajo de Sáenz de Oíza, con sus hijos y sobrino arquitectos como colaboradores, se han centrado en un amplio grupo de obras sujetas en parte a este movimiento que rechaza el Estilo Internacional y vuelve su mirada a recursos clasicistas.

Las obras más significativas serán la Torre Triana en Sevilla (1989-1992), los Recintos Feriales de Madrid (1986-1987), la Universidad Pública de Navarra (1988), la Embajada de España de Bruselas (1987), las torres La Triada en Madrid (1993), la Casa Fabriciano en Torrelodones (Madrid), de 1984, y el Auditorio de Santander (1989). Sería éste el más representativo de todos ellos, edificio de gran impacto visual en la bahía de Santander, a la que se abre, con soluciones formales excesivas que influyeron fuertemente en el escaso apoyo crítico que se hizo a la obra; sin embargo, el edificio sevillano para la Junta de Andalucía, la Torre Triana, constituye un ejercicio brillante que elabora las ideas kahnianas de geometrías puras en planta.

Fuera de esta corriente, el Museo de Arte Contemporáneo de Las Palmas de Gran Canaria, inaugurado en 1989, supuso la reconstrucción integral de un edificio del centro urbano de la ciudad con un patio central como pozo de luz, idea retomada en el póstumamente inaugurado Museo Oteiza, en Alzuza (Navarra), edificio que recupera el pulso del mejor Oíza.

Arropado por su estudio madrileño –donde trabajaron, entre otros, Moneo, Fullaondo, Vellés, Valdés, Velasco, Alonso, Azofra y Martínez Garrido– su ingente obra se vio crecida hasta su muerte en 2000, colofón del impresionante e incluso contradictorio catálogo arquitectónico que legó el maestro, sin duda uno de los más influyentes por su doble condición de comunicador privilegiado y gran artista.

Además del Premio Nacional de Arquitectura, obtenido en 1946 y 1954, gana en 1945 el Premio Carmen del Río, en 1972 el Premio COAM por Torres Blancas, en 1974 el Premio de la Excelencia Europea por el mismo edificio, Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes en 1987, dos años después el Premio Antonio Camuñas de Arquitectura y la Medalla de Oro de la Arquitectura del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España, en 1991 el Premio de Arquitectura y Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid por el edificio de viviendas en la M-30, en 1993 el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, en 2000 la Medalla de Oro de la Universidad Pública de Navarra y en 2003 la Medalla de Plata del Ayuntamiento de Madrid.

El arquitecto navarro Francisco Sáenz de Oíza constituye uno de los máximos ejemplos de la disciplina arquitectónica en nuestro país en la segunda mitad del siglo XX, aunque sus primeras obras pertenecen a los últimos años de la década de 1940. Su excepcional talento y su capacidad comunicativa y aglutinadora le convirtieron en el portavoz teórico y práctico de una generación que salía del letargo academicista de la posguerra y que le reconoció como constante renovador de las herramientas de proyecto y asimilador de múltiples resultados formales.

 

Obras de ~: con L. Laorga, Propuesta para la plaza del Azoguejo, Segovia, 1946; L. Laorga, Basílica de Aránzazu, Oñate (Guipúzcoa), 1949-1954; Edificio de viviendas en la calle Fernando el Católico, Madrid, 1949; con L. Laorga, Basílica Hispanoamericana de Nuestra Señora de la Merced, Madrid, 1949; Viviendas y sede de la Federación de Municipios de Madrid, Madrid, 1949; Propuesta para Delegación de Hacienda, Valencia, 1950; con L. Cubillo, J. L. Romany y M. Sierra, Grupo Nuestra Señora de Covadonga. Colonia del Hogar del Empleado, Madrid, 1953; con L. Cubillo, J. L. Romany y M. Sierra, Unidad Vecinal Erillas. Colonia del INV y del Hogar del Empleado, Madrid, 1953; con J. L. Romany y J. Oteiza, Propuesta de Capilla en el Camino de Santiago, 1954; Poblado de absorción Fuencarral-A, Madrid, 1955; Grupo Nuestra Señora de Lourdes. Colonia del Hogar del Empleado, Madrid, 1955; con L. Cubillo, C. Ferrán, E. Mangada, J. L. Romany y M. Sierra, Unidad vecinal Batán, Crta. Extremadura, p.k. 5, Madrid, 1955-1959; con L. Cubillo, J. L. Romany y M. Sierra, Poblado de Entrevías, Madrid, 1956; Concurso Vivienda Experimental, Madrid, 1956; con M. Sierra, Capilla de Santa María del Pozo, Madrid, 1956; con L. Cubillo, J. L. Romany y M. Sierra, 20 viviendas y locales comerciales, Huesca, 1956; con M. Sierra, Poblado de Absorción, Pozo del Tío Raimundo, 780 viviendas, grupo escolar y locales comerciales, iglesia y urbanización, Madrid, 1956-1960; Casa unifamiliar, Durana (Álava), 1956; Propuesta para la nueva sede del Ministerio de Industria y Comercio, Madrid, 1956; Proyecto Horizonte, Madrid, 1957; Viviendas experimentales en Carabanchel, Madrid, 1957-1958; Colonia Puerta Bonita, Madrid, 1958; con C. Ferrán, E. Mangada, J. L. Romany y M. Sierra, Grupo Virgen de Loyola. Colonia del Hogar del Empleado, Madrid, 1958; con M. Sierra y J. Alvear, Construcción 12 viviendas para empleados, CARSA, 1958-1959; Poblado El Calero, Madrid, 1959; Reforma local comercial Huarte en Recoletos, 1959; Casa Lucas Prieto, Talavera de la Reina (Toledo), 1960; con E. Mangada y J. L. Romany, Bloque de viviendas en crta. del Blanco, Cádiz, 1960; Grupo Loyola, Carabanchel Alto, Hogar del Empleado, Madrid, 1960; Poblado de Absorción de Fuencarral A. Guardería infantil y centro de asistencia social, Madrid, 1961; Torres Blancas, Madrid, 1961-1969; con M. Sierra, Anteproyecto Delegación de Hacienda, San Sebastián, 1962; Unidad escolar en Batán, Madrid, 1962; Cien apartamentos en Ciudad Alcudia, Palma de Mallorca, 1963; Propuesta de Pabellón Español Expo 1964, Nueva York, 1963; Proyecto Colegio femenino “Virgen Milagrosa”, Madrid, 1965; Reforma avda. Portugal 55, Madrid, 1967; Casa Entrepinos, Formentor (Mallorca), 1968; con J. E. Simonet, Plano alineación paseo de la Castellana, Madrid, 1969; Propuesta para la Universidad Autónoma, Madrid, 1969; Propuesta para la Universidad Autónoma, Bilbao, 1969; con L. Burillo, Propuesta edificio público, Montecarlo, 1970; Construcción de vivienda unifamiliar, calle Antares, n.º 6, Aravaca (Madrid), 1971; Propuesta edificio de oficinas junto a Torres Blancas, Madrid, 1971; Edificio de oficinas Banco de Bilbao, Madrid, 1971-1981; Casa Arturo Echevarría, Madrid, 1972; con J. E. Simonet y J. L. Ibarrondo, Anteproyecto Apartamentos, Oficinas y locales, paseo de la Castellana, n.º 57, Madrid, 1972; Proyecto de terminación Hotel Residencia Ciudad Blanca, Playa de Alcudia (Mallorca), 1972; Propuesta ordenación manzana Gran Kursaal, San Sebastián, 1972; Centro experimental Obra Social Cultural Sopeña OSCUS, Geranio, n.º 39, Madrid, 1973-1975; Propuesta para la sede de Altos Hornos de Vizcaya, Madrid, 1974; Propuesta sede Colegio Oficial de Arquitectos de Andalucía Occidental, Sevilla, 1976; Propuesta Facultad de Ciencias, Córdoba, 1977; con J. M. López-Peláez y F. Oíza Cuadrado, Viviendas en 6 bloques en el Polígono 5 de Orcasur, Madrid, 1978; Propuesta para Centro Islámico, Madrid, 1980; Propuesta para Anillo Olímpico Montjuic, Barcelona, 1984; 60 viviendas polígono 5 Orcasur, Madrid, 1984-1985; Casa Fabriciano, Urbanización Los Robles, Torrelodones (Madrid), 1984-1986; Centro Atlántico, Las Palmas de Gran Canaria, 1986; Propuesta para la Expo 92, Sevilla, 1986; con J. Sáenz Guerra, Viviendas para realojo en la M-30 El Ruedo, Madrid, 1986-1989; con F. Oíza Cuadrado y J. Sáenz Guerra, Recintos Feriales de IFEMA, Madrid, 1987; Villa Fabriciano, 1987; 346 viviendas garajes y locales comerciales, avenida de la Paz, Madrid, 1987; Embajada de España, Bruselas (Bélgica), 1987; Pabellón Polideportivo Cubierto, Plasencia (Cáceres), 1987-1991; Universidad de Granada, Granada, 1988; Universidad Pública de Navarra, Pamplona, 1988-1993; Alternativa Concurso estadio de Anoeta, San Sebastián, 1989; Palacio de Festivales de Cantabria, Santander, 1989-1991; Concurso de Ideas del Palacio de Congresos, Marbella, 1990; Edificios “La Triada”, Madrid, 1990; Escuela de Administración Pública, Mérida (Badajoz), 1990; Concurso de Ideas del Palacio de Congresos, Marbella, 1990; Ordenación de la Plaza de San Francisco, Palma de Mallorca, 1991; Vivienda unifamiliar Peña Osorio, Aravaca (Madrid), 1991; Viviendas y plazas de garaje, avenida de Daroca, Madrid, 1991; Segunda solución para el Palacio de Congresos, Marbella, 1992; Concurso Palacio de la Música y Congresos, Bilbao, 1992; 75 viviendas, locales y garajes, Madrid, 1992; 138 Viviendas y garajes, Madrid, 1992; Edificios de oficinas, avenida de Pío XII, Madrid, 1993; Torre-Triana, Sevilla, 1993; con F. Oíza Cuadrado, A. Rodríguez Horche, J. Sáenz Guerra, M. Sáenz Guerra y V. Sáenz Guerra, Grupo 800, Madrid, 1995; 72 Viviendas, locales y garaje, Madrid, 1995; Centro Cultural, Villaviciosa de Odón (Madrid), 1997; con M. Sáenz Guerra y V. Sáenz Guerra, Fundación Museo Jorge Oteiza, Alzuza (Navarra), 1998-2003.

Escritos: “El Vidrio y la arquitectura”, en Revista Nacional de Arquitectura, n.º 129-130 (1952), págs. 11-67; Curso de instalaciones, Madrid, ETSAM, 1955-1956; “Perspectivas de una revista española de Arquitectura”, en Arquitectura, n.º 3 (1959), págs. 3-10; “El Pueblo de Vegaviana”, en Arquitectura, n.º 7 (1959), págs. 25-28; “Piso en la ciudad”, en Nuevo Ambiente, n.º 16 (1969); “Elogio del constructor”, en Arquitectura, n.º 154 (1971), págs. 44-45; “Función integradora de la arquitectura”, en Boletín Informativo de la Fundación Juan March (1986); “Superposición y adaptación de nuevas estructuras en edificios antiguos”, en VV. AA., Curso de mecánica y tecnología de los edificios antiguos, Madrid, COAM, 1987; “Disertaciones”, en El Croquis, n.º 32-33 (1988), págs. 8-31; “Gaudí, cada día mejor”, en D’A Balear de Arquitectura, n.º 1 (1989); “Elogio de la villa como otra forma de entender la ciudad”, en Protin, n.º 0 (1989); Salubridad e higiene: apuntes, Madrid, ETSAM, 1990; Saneamiento: apuntes, Madrid, ETSAM, 1990; Escritos y conversaciones, Barcelona, Fundación Caja de Arquitectos, 2006.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional (Madrid), Universidades, 6134, exp. 6.

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Alberto Sanz Hernando

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