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Bartolomé Spínola

Biografía

Spínola, Bartolomé. Conde de Pezuela de las Torres (I). Génova (Italia), c. 1587 – Madrid, 13.II.1644.

Banquero, embajador extraordinario de la República de Génova en España, caballero de la Orden de Santiago, comendador de la Oliva, factor general del rey, miembro de los Consejos de Hacienda y Guerra, tesorero general de la Media Annata.

Segundo hijo varón de Gerónimo Spínola y Aurelia Pinelo. Sus hermanos fueron Gregorio, María Eugenia y Pelegrina. María Eugenia ingresó como religiosa en el convento de San Sebastián en Génova. Pelegrina se casó con Giulio Gentile, otro banquero que también sirvió a la monarquía española.

Su hermano mayor, Gregorio quedó al frente del patrimonio familiar en Génova, mientras Bartolomé se trasladó a Madrid para hacer negocios. Allí fundó inicialmente una compañía junto a otros dos socios: Juan Antonio Grimaldo y Juan Andrea Spínola. Poco tiempo después Juan Andrea y él crearon otra en enero de 1611, especializándose en pequeños negocios de intermediación.

La mayor parte estaban relacionados con la gestión domestica de dinero, el cobro y giro de rentas a Génova y la actividad comercial. También se encargaron de administrar los patrimonios del duque de Maqueda, del marqués de Cañete y del conde de Alba de Aliste.

Su socio Juan Andrea murió en 1620 y desde entonces, Bartolomé continuó en solitario. Se convirtió en el depositario de la Cámara Apostólica, gestionando las rentas de los obispados que quedaban temporalmente vacantes. Muchas personas adineradas de la Corte recurrieron a él para invertir su dinero, efectuar depósitos a interés y girar dinero a distintas plazas españolas o europeas. Bartolomé contrajo matrimonio en España con María de Benavides, pero la pareja no tuvo descendencia.

Al morir el embajador de Génova en España el agosto de 1622, se le nombró para que ocupase provisionalmente ese puesto hasta el 4 de febrero de 1623.

Durante esos meses se encargó de todos los asuntos diplomáticos que el gobierno de la República tenía en la Corte española, y de informar con frecuencia de todo lo que ocurría en Madrid. Este cargo político le permitió fortalecer sus contactos con miembros del gobierno de la Monarquía. Ya antes de ser nombrado embajador interino, Bartolomé reconocía tener una gran amistad con el duque de Alba, pero especialmente, con el marqués de Montesclaros.

Antes de morir su socio, ya habían empezado a firmar asientos de dinero con la Corona. Este tipo de operaciones se fueron haciendo cada vez más frecuentes y por cuantías más elevadas. También aceptó, junto a su hermano, financiar y mantener las dos galeras de la escuadra de Génova que hasta entonces habían estado a nombre de Jacome Marín. En 1626 fue nombrado depositario general de los bienes embargados a los súbditos franceses en España.

Bartolomé acompañó a Felipe IV en sus distintos desplazamientos por la Península Ibérica, ocupándose de gestionar sus gastos: en 1626 a las Cortes de Aragón y Valencia, en 1628 a Barcelona donde embarcaría la infanta rumbo a Viena, y en 1642 a Aragón para ponerse al frente del Ejército y defender Zaragoza.

En 1627, después de la primera bancarrota del reinado, fue nombrado factor general del Rey, y poco después también miembro de los Consejos de Hacienda y de Guerra. Antes de su nombramiento como factor general, se vio obligado a liquidar su compañía y todos sus negocios privados. Su entrada al servicio del Rey le supuso empezar a asesorar a la Corona en todo tipo de operaciones financieras: negociación de créditos, giros de dinero al extranjero, establecimiento de nuevos impuestos, etc. Bartolomé también se encargó de los trueques de moneda de plata a vellón que necesitaba anualmente la Real Hacienda.

Su principal misión al frente de las finanzas de la Corona fueron las factorías anuales: créditos que cada año superaban el millón de ducados y destinados a cubrir las necesidades más urgentes y comprometidas.

Bartolomé también se hizo cargo durante más de diez años de la venta de vasallos, jurisdicciones y distintos tipos de oficios.

En 1642, se le concedió el título de conde de Pezuela de las Torres, incorporando a su patrimonio esta villa de la actual provincia de Madrid. Bartolomé Spínola murió el 13 de febrero de 1644. Su principal heredero fue la compañía genovesa que su hermano Gregorio había fundado en Génova con su socio Juan Lucas Spínola. Precisamente fue Jacome María Spínola, el hijo de Juan Lucas, quien se desplazó a España para dirigir la casa de negocios de Bartolomé, convirtiéndose en el tesorero general de la Media Annata.

Unos años después, al morir Pablo Spínola, el hijo de Gregorio y heredero de Bartolomé, Jacome María asumió también el título nobiliario, pasando a ser el III conde de Pezuela de las Torres.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Consejo y Juntas de Hacienda, leg. 623, 626, 656, 664, 674, 784, 795, 872, Contadurías Generales, leg. 135, Contaduría Mayor de Cuentas, 3.ª época, leg. 97, Estado, leg. 2646, 3336; Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, Santiago, exp. 7910; Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Madrid, Protocolos 4503, 4504, 4509, 4530; Archivio di Stato di Genova, Archivio Secreto, 2430.

A. Domínguez Ortiz, Política y Hacienda de Felipe IV, Madrid, Edit. de Derecho Financiero, 1960, págs. 95-96 y 156; E. Neri, Uomini d´affari e di gobernó tra Genova e Madrid, Milán, Vita e Pensiero, 1989, pág. 119; F. Ruiz Martín, Las Finanzas de la Monarquía Hispánica, Madrid, Real Academia de la Historia, 1990, pág. 57 y 118; J. H. Elliot, El Conde Duque de Olivares, Barcelona, Crítica, 1991, págs. 275, 308 y 623; J. E. Gelabert, La bolsa del rey. Rey, reino y fisco en Castilla (1598-1648), Barcelona, Crítica, 1997; C. Álvarez Nogal, Los banqueros de Felipe IV y los metales preciosos americanos, (1621-1665), Madrid, Banco de España, Servicio de Estudios, 1997; “El Factor General del Rey y las Finanzas de la Monarquía Hispánica”, en Revista de Historia Económica, n.º 17/3 (1999), págs. 507-539; “Las compañías bancarias genovesas en Madrid a comienzos del siglo xvii”, en Hispania LXV/1, n. 219 (2005), págs. 67-90.

 

Carlos Álvarez Nogal