Pérez del Pulgar y Ruiz de Molina, Fernando. Marqués del Salar (VI). Granada, 24.VI.1800 – 23.XI.1856. Prócer, senador vitalicio.
Nacido en la ciudad de Granada cuando comienza el siglo XIX, don Fernando Pérez del Pulgar y Ruiz de Molina reunía en su persona numerosos mayorazgos, fruto de la afortunada política matrimonial llevada a cabo por su Casa a lo largo de los dos últimos siglos. Así, si por su bisabuela doña Luisa Velázquez de Carvajal ostentaba el condado de la Maseguilla, por su abuela paterna, doña Joaquina de Varo y Poblaciones, entró en su familia el marquesado de Pozoblanco. El matrimonio de su padre, el teniente coronel don Fernando María Pérez del Pulgar, con doña María de la Soledad Ruiz de Molina y Cañaveral, le aportó el condado de Clavijo, cabeza de un antiguo linaje de Molina de Aragón. Finalmente, por su propia línea masculina poseía el marquesado del Salar, otorgado en su día sobre el señorío de esta misma villa, sita en el Reino de Granada.
A la muerte de su padre, en 1829, sucedió en los títulos y mayorazgos paternos, comenzando de esta forma a acumular una larga serie de cargos y dignidades. Entre ellas, las de miembro de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, regidor perpetuo de Loja, gentilhombre de Cámara de Su Majestad. Aunque, su mayor éxito habría de llegar unos años después, en 1834, cuando la regente María Cristina de Borbón en nombre de la reina doña Isabel II le concedió la Grandeza de España de Primera Clase, el mayor honor posible en la España de su tiempo, impresionante condecoración con la que llevó al extremo las aspiraciones sociales de sus antepasados, instalados en las tierras granadinas a raíz de la conquista del emirato nazarí. Pero, de este modo, además, siendo Grande de España pudo al amparo del Estatuto Real acceder como miembro nato al Estamento de próceres del Reino, la incipiente Cámara Alta de las Cortes que dio lugar al Senado con la Constitución de 1837. Este cursus honorum se completó en 1845 con su designación como senador vitalicio y, al siguiente año, siendo distinguido como caballero de la orden de Alcántara.
Finalmente, don Fernando murió el 23 de noviembre de 1856, dejando varios hijos de dos matrimonios. El primero le permitió enlazar con una de las principales familias nobles de Andalucía, los marqueses de Algarinejo. Doña María del Carmen Fernández de Córdoba y Rojas, su primera esposa, era hija del conde de Luque, primogénito de la Casa de Algarinejo, y con ella tuvo varios vástagos, entre ellos a don Fernando, sucesor en sus títulos; a don José, que ostentaría el condado de Clavijo en 1861 por cesión de su hermano mayor; y a doña Mercedes, nacida en 1838, mujer de don Alonso Coello de Portugal y Contreras, primer conde de Pozo Ancho del Rey. También nació una hija de su segundo casamiento con doña María del Carmen O’Lawlor y Caballero, hija de un destacado militar de origen irlandés y de una noble malagueña. Aquélla fue doña María, primera condesa del Zenete en 1885. Por varios de ellos la descendencia de este prócer llega hasta nuestros días.
Fuentes: Archivo Histórico Nacional, Consejos, leg. 8983, exp. 81, y 8981, exp. 5; Archivo del Ministerio de Justicia, Títulos Nobiliarios, Marquesado del Salar; Archivo del Senado, Expedientes personales, HIS-0403-03.
Enrique Soria Mesa