Pacheco, Basilio. Cuzco (Perú), p. s. xviii – s. m. s. xviii. Pintor activo entre 1738 y 1752 aproximadamente.
Pintor mestizo que llegó a dirigir uno de los talleres exportadores más reputados de su tiempo. Su primer trabajo de importancia es el enorme lienzo con la genealogía de la Orden mercedaria que en 1738 fue colocado sobre la escalera de su Convento cuzqueño.
No se trata de un árbol genealógico en sentido estricto, sino de una vasta sucesión de retratos de santos y personajes notables de la historia mercedaria. Pacheco se muestra en esta ocasión como un pintor plenamente formado, que ya podía contar con mano de obra subordinada. De hecho, la magnitud de este encargo debió demandar la colaboración de un gran número de oficiales y aprendices, pero fue sólo Pacheco quien, al darle término, estampó al pie del lienzo su firma latinizada.
En torno a 1743-1745, Pacheco dirigió la extensa serie de pinturas sobre la vida de san Agustín que puede verse en el convento limeño de su orden. Esta comisión —que tuvo un consagratorio dentro de la carrera del pintor— revela el papel crucial que desempeñaron las comunidades religiosas para trasladar el gusto por los emergentes pintores andinos hacia la capital. Se sabe que el ciclo pictórico fue costeado por el prior del Convento cuzqueño en ese momento, fray Fernando de Luna y Virués, quien al parecer quería congraciarse con el provincial del Perú, fray Roque de Irarrázabal y Andía, retratado en uno de los lienzos como promotor del conjunto. Esta iniciativa no dejaría de ser cuestionada por los frailes cuzqueños, quienes la tildaron de irregular y onerosa para su propia comunidad.
Para componer la mayoría de las escenas del ciclo de san Agustín, que sobrepasan las cuarenta, Pacheco recibió del comitente las conocidas estampas de Schelte Bolswert, que muchos años antes habían servido a Miguel de Santiago para pintar la serie del Convento de Quito. No obstante la escena final, que representa el Entierro de San Agustín, aparece ambientada en la plaza mayor del Cuzco e incluye un autorretrato del pintor, de rodillas al paso del cortejo, mirando hacia el espectador. De este modo, Pacheco no sólo se adjudica la autoría de esta obra sino que da muestras de orgullo localista y, a la vez, señala el triunfo de la pintura cuzqueña en la capital.
Todavía en 1752, Pacheco remitía a la ciudad de Huamanga su cuadro de Jesús mostrado al pueblo, por encargo del Monasterio de Santa Clara. Ese mismo año, Faustino Galindo —cuyo nombre completo era Faustino Fernández Galindo– firmó un cuadro de Jesús propuesto a Barrabás, adoptando un estilo bastante próximo al de Pacheco, que se conserva en el mismo templo de las clarisas. Galindo era huamanguino, y ya se encontraba activo en su ciudad natal unos diez años antes, pero pudo haberse formado en el Cuzco ayudando al maestro en sus grandes encargos.
Obras de ~: Serie de la vida de San Agustín, Convento de San Agustín, Lima, 1743-1745; Jesús mostrado al pueblo, Monasterio de Santa Clara, Huamanga, 1752.
Bibl.: J. de Mesa y T. Gisbert, Historia de la pintura cuzqueña, Lima, Fundación Augusto N. Wiese, 1982; T. Benavente Velarde, Pintores cusqueños de la colonia, Cuzco, Municipalidad del Cuzco, 1995.
Luis Eduardo Wuffarden
