Villanova y Jiménez, José Genaro. Granada, 19.IX.1813 – Villacarrillo (Jaén) 2.IV.1884. Gentilhombre de cámara de Isabel II y caballero de la Orden de San Luis de Parma. Abogado. Alto funcionario estatal. Destacado político conservador y hombre de empresa.
Hijo de modestos agricultores, su aguda inteligencia lo llevó al Seminario de Granada que abandonó tras la revolución liberal. Se reorientó hacia el Derecho y en 1831, ingresó en la Administración y se especializó en Hacienda Pública. Desempeñó cargos en la Contaduría de Rentas, Arbitrios y Amortizaciones de la Real Hacienda de Granada y Almería y fue secretario de la Junta de Enajenación de Edificios y Efectos. En 1839 fue secretario de Intendencia y en 1844 contador de Rentas en medio de una profunda reforma de la función pública, mientras ejercía interinamente de intendente en Almería. En 1846 fue Jefe de Contabilidad en Barcelona y en 1850 pasó a la Dirección General de Contabilidad de Hacienda Pública, en Madrid. Bravo Murillo lo incorporó a su equipo de especialistas como jefe de Sección en la Contaduría General. Fue también administrador de la Casa de Altamira. Demostró sus profundos conocimientos analíticos a través de estudios como la Proposición, sobre los Presupuestos del Estado y el Dictamen o Informe dirigido al Congreso en 1864, en donde destaca la importancia del análisis de las Cuentas Generales del Estado.
Con la Desamortización creó una fortuna agraria y se incorporó a la elite social y económica y llegó a ser uno de los mayores contribuyentes de las provincias de Granada y Jaén. En 1864 fue diputado y presidente de la Comisión de Examen de Cuentas del Congreso hasta 1868 y diseñó un nuevo plan de Contabilidad legislativa, que no existía. Director general de Contabilidad de la Hacienda Pública en 1868, dejó su impronta en una famosa Instrucción General de Contabilidad que contiene todo un sistema científico ordenado para las cuentas públicas. La Revolución Gloriosa lo apartó temporalmente de la política.
Activo inversionista, impulsó las industrias agroalimentarias en sus tierras y compitió en certámenes nacionales e internacionales por la calidad de sus productos. Construyó en Granada las primeras fábricas modernas con máquinas de vapor. Arrendó al Estado la mina de Arrayanes. Sus intereses se extendieron al campo de las sociedades de Crédito, Banca, inversiones inmobiliarias y ferrocarriles y promovió la Sociedad Crédito General de los Ferrocarriles, para financiar el proyecto de ferrocarril de Mengíbar-Granada y estimular el desarrollo regional de ambas provincias.
Retornó a la política en 1872 como senador alfonsino por Jaén y, entre 1877 y 1882, representó a la Universidad de Granada, pese a no ser académico, y a las Sociedades Económicas de Amigos del País de Andalucía y de Canarias.
Publicó numerosos artículos económico-administrativos. Fundó y financió diversos periódicos de tendencia conservadora como El Cultivador, La Lealtad y El Defensor de Granada. Académico de Ciencias Naturales y de varias asociaciones científicas de Barcelona, Madrid, Sevilla y Granada y en varios órganos consultivos del Estado.
Villanova se casó en Almería, en 1854 con Encarnación de Campos y más tarde con Dolores de la Cuadra Carrascosa, rica heredera de Jaén. De sus tres hijos, Luis fue ingeniero de minas y se casó con la princesa Isabel Roma Rattazzi Bonaparte Wyse; Juan fue senador y Francisco, abogado de la Universidad de Granada.
Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 39 n.º 4, 43 n.º 9, 47 n.º 7, 51 n.º 5, 54 n.º 4 y 58 n.º 2; Archivo del Senado, Expedientes personales, HIS-0518-03.
M. Ovilo y Otero, Historia de las Cortes de España y biografía de todos los Diputados y Senadores más notables contemporáneos, Madrid, Baltasar González, 1849-1854; J. Villanova de Campos, Memorias histórico-descriptiva de la mina de plomo denominada Arrayanes sita en la provincia de Jaén. Madrid, Impr. de Manuel Tello, 1876; J. Cruz, Los notables de Madrid. Las bases sociales de la revolución liberal española, Madrid, Alianza Editorial; 2000.
Teresa Castellano Montes
