Ayuda

Apolinario Mabini y Maranan

Biografía

Mabini y Maranan, Apolinario. El sublime paralítico. Batangas (Islas Filipinas), 22.VII.1864 – Manila (Islas Filipinas), 13.V.1903. Escritor, jurista y político.

Nació en el seno de una familia humilde de labradores, dueños de un solar y sementera; era el mayor de ocho hijos, todos varones. Su padre, aunque había sido cabeza de barangay (alcalde), no sabía leer ni escribir, de modo que fueron su madre y su abuelo materno quienes se encargarían de sus estudios primarios.

Prosiguió su formación en una academia de Tanawan, su ciudad natal. Tras realizar el bachillerato en el colegio de los dominicos San Juan de Letrán, ingresó en la Universidad de Santo Tomás, donde concluyó la carrera de Derecho (1894).

Su falta de recursos económicos le obligó a interrumpir los estudios en varias ocasiones, para dedicarse a dar clases en colegios de bachillerato de profesor de Latín, y ejerció asimismo de ayudante de un conocido notario de Manila.

Mabini fue una figura destacada en el proceso de independencia de Filipinas, por lo que en su vida estuvieron presentes el fondo y el marco de los acontecimientos que rodearon la guerra hispano-filipina y la filipina-norteamericana, tras la Paz de París (1898).

Como otros nacionalistas filipinos, fue en la Universidad de Santo Tomás donde entró en contacto con el movimiento reformista y donde se inició su vida política contribuyendo al sostenimiento de la Solidaridad, periódico publicado en España que recogía la opinión de los filipinos residentes en Madrid, la mayoría de ellos ilustrados de clase acomodada que reclamaban reformas políticas para Filipinas por cauces pacíficos.

En 1896, al ser descubierto el Katipunan (sociedad masónica de corte radical que pedía la independencia por la fuerza de las armas), durante el gobierno del general Blanco, se llevaron a cabo numerosas detenciones, entre ellas la de Mabini, a pesar de que en estas fechas éste consideraba, lo mismo que José Rizal, que el levantamiento era prematuro. Ese mismo año de 1896 contrajo una enfermedad que le dejó paralítico, motivo por el cual no fue encarcelado sino recluido en el hospital de San Juan de Dios de Manila, en calidad de detenido, hasta que se acogió al indulto ofrecido por el entonces gobernador general Camilo Polavieja (1897).

Con la ejecución de Rizal, murieron también las esperanzas del movimiento reformista, en el que se incluía Mabini, quien al salir de la cárcel escribió una carta al general Paciano Rizal ofreciéndole su pluma a la causa por la independencia. A partir de entonces, llevó a cabo una campaña literaria a través de manifiestos y proclamas en apoyo de las libertades del pueblo filipino. Cuando Aguinaldo volvió a Filipinas apoyado por los norteamericanos, solicitó a Mabini su colaboración como consejero y jurista, por lo que fue trasladado en una hamaca hasta Kawik para presenciar la proclamación de la independencia de Filipinas (junio de 1898).

Mabini fue uno de los primeros dirigentes filipinos en percatarse de las intenciones de los Estados Unidos de anexionarse las islas tras la expulsión de los españoles, como queda reflejado en el manifiesto enviado a los jefes revolucionarios poniéndoles sobre aviso (abril de 1898). Después del Tratado de París, por el que Estados Unidos adquirió la soberanía sobre Filipinas y Aguinaldo proclamó la República (23 de enero de 1899), Mabini fue nombrado primer ministro y presidente del Consejo de Malolos, y se hizo cargo, además, de la Secretaría de Negocios Extranjeros.

Posteriormente, al desencadenarse las hostilidades entre filipinos y norteamericanos y, por lo tanto, fracasadas sus gestiones diplomáticas, Mabini presentó la dimisión sustituyéndole en el cargo el filipino Pedro Paterno, quien ya había ejercido como intermediario en las negociaciones entre Primo de Rivera y Aguinaldo (Biac-na-bató, diciembre de 1897).

Separado del Gobierno, Mabini se retiró a Palgasinan y, a pesar de su deteriorada salud y condicionamiento físico, no dejó de escribir artículos en contra de la ocupación de Estados Unidos, a la vez que siguió ejerciendo como consejero de Aguinaldo, quien, en reconocimiento de su labor política y jurídica (redactó muchos de los artículos de la Constitución de Malolos), le nombró “presidente del Tribunal Supremo”, cargo que no llegó a desempeñar debido a su delicada salud.

Perseguido por los americanos, quienes le consideraban el verdadero “cerebro de la revolución”, huyó de provincia en provincia hasta que finalmente fue detenido y llevado a Manila, donde permaneció encarcelado hasta octubre de 1900. A su salida Aguinaldo le nombró su plenipotenciario para negociar con las autoridades norteamericanas, pero, como el general MacArthur exigía la “rendición incondicional”, las negociaciones fueron infructuosas.

En octubre de 1900, Mabini fue puesto en libertad a cambio de no volver a escribir en contra de la presencia norteamericana, pero al no cumplir dicho requisito, de nuevo fue apresado y deportado a la isla de la Guam (enero de 1901); precisamente, durante este destierro, que duró veinticuatro meses, Mabini escribió su principal obra, Memorias de la revolución filipina, así como numerosos artículos. Después de una lucha tenaz en contra de la ocupación estadounidense, su delicado estado de salud le obligó a jurar lealtad a los Estados Unidos, a condición de volver a su ciudad natal, desde donde se trasladó a Manila.

Murió de cólera en 1903.

 

Obras de ~: El Decálogo Verdadero, Manila, 1899; Memorias de la revolución filipina, Manila, Buró de la Imprenta Pública, 1960.

 

Bibl.: F. J. P. Santos, Si Apolinario Mabini, Manila, Fajardo, 1928; T. Agoncillo y Ó. Alfonso, History of the Filipino People, Quezón City, Malaya Books, 1969; L. Gutiérrez, Historia de la Iglesia en Filipinas, Madrid, Mapfre, 1992; A. Castellanos, Filipinas de la Insurrección a la intervención de EE.UU., Madrid, Sílex, 1998.

 

Alicia Castellanos Escudier

 

 

Relación con otros personajes del DBE

Biografías que citan a este personaje

Personajes citados en esta biografía

Personajes similares