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Magdalena Seda Loreto

Biografía

Seda Loreto, Magdalena. La Malena. Jerez de la Frontera (Cádiz), 1877 – Sevilla, 1956. Bailaora flamenca.

Discípula de su tía María La Chorrúa, de quien aprendió el movimiento y la colocación de brazos, Magdalena Seda Loreto, abandonó Jerez muy joven, para irse a la meca de los cafés cantantes, que era Sevilla, de donde sale para actuar en otros lugares de España y del extranjero. En 1911, baila en Rusia con la compañía del Maestro Realito y más tarde actúa en un espectáculo de la tonadillera Conchita Piquer.

También figura, junto a su paisana La Macarrona, en el espectáculo de La Argentinita, titulado Las Calles de Cádiz. Pepe Pinto y su esposa La Niña de los Peines, la llevan a Madrid, en uno de sus espectáculos. A finales de los años cuarenta del pasado siglo, actúa en el sevillano Casino de la Exposición, al frente de un gran cuadro flamenco, al que denomina La Malena y sus gitanas. Y en los años cincuenta, ya octogenaria, baila en los Festivales de España que se celebran en Sevilla, interpretando el baile por mirabrás que le cantó su paisano Juan Acosta, popular cantaor, seguidor de la escuela de Antonio Chacón.

Sus últimos años los pasó vendiendo pipas, altramuces y golosinas en un puestecillo de la Alameda de Hércules, en Sevilla, la única aspiración de su vejez, que le había conseguido su sobrina y discípula, la bailaora Maleni Loreto, después de que ambas visitaran al alcalde de la capital andaluza, marqués del Contadero. Allí, en la Alameda de Hércules, la encontraría el bailarín Antonio, quien la abrazó muy emocionado, cuando la vio bailar en los Festivales de España. Abrazo que mereció los honores de la portada del diario ABC de Sevilla y que, posteriormente, ha sido muy reproducido en numerosos libros y artículos sobre el baile flamenco.

La Malena fue considerada como la única rival posible de su paisana Juana la Macarrona, con la que alternó muchos años en los escenarios y en los tablaos del café cantante. En su juventud, lució siempre por su hermosura y la belleza extraordinaria de su perfil gitano, asombrando a todos por su garbo y el fino estilo y compás de sus bailes.

La mayor parte de su vida, La Malena la pasó en Sevilla, por lo que muchos la consideraron siempre como sevillana. Elogiada por los mejores críticos y especialistas del baile flamenco, su bondad ha sido exaltada por su sobrina Maleni Loreto —esposa y madre, respectivamente, de los matadores de toros, Julio Aparicio (padre e hijo)— quien dijo de ella que murió en la miseria, porque se lo dio todo a su familia, a la que sacó adelante, tan sólo con su baile y su puesto de golosinas. Una numerosa familia, compuesta de sobrinos y sobrinos-nietos, uno de éstos el gran guitarrista Eduardo el de La Malena, al que la bailaora crió.

 

Bibl.: J. de la Plata, Flamencos de Jerez, Jerez de la Frontera, Jerez Industrial, 1961; Á. Álvarez Caballero, El baile flamenco, Madrid, Alianza Editorial, 1998.

 

Juan de la Plata

 

 

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