Basurco y Muguerza, Francisco. Motrico (Guipúzcoa), 4.III.1667 – Buenos Aires (Argentina), 22.XII.1712. Comerciante y terrateniente.
Era hijo legítimo de Francisco de Bazurco e Ibarra, natural de la villa de Molino del Pueblo de Astigarribia, a una legua de Motrico. Su madre era María Tomasa Muguerza de Izaza y Gamboa. Francisco era nieto por parte de padre de Lázaro Basurco y de Mariana Beraza. Sus abuelos maternos eran Pedro de Muguerza Gamboconti y María Dominga de Paguaga Jarrolaza. Bisnieto por parte de padre de Nicolás Bazurco y de María de Ainzuriza; y por parte de madre de Martín de Beraza y de María Urquiola. Esta información filial fue otorgada por su hijo Francisco Basurco y Herrera en el Archivo Histórico de Madrid, en las probanzas del Santo Oficio.
Se había casado el 7 de agosto de 1697 con Juana de Herrera y Lavayén, natural de Buenos Aires, hija legítima de Juan de Herrera y Hurtado y de María de Lavayén y Tapia. Su esposa era además la heredera universal de Isabel de Frías y Martel, dueña de una gran riqueza. De este modo, a su distinguido apellido peninsular añadía los de su esposa, indicadores de pertenencia a una elite local criolla con raíces españolas.
Linaje y fortuna se unían formando una alianza capaz de generar importantes beneficios tanto económico como socio-políticos.
Juana de Herrera y Lavayén falleció el 30 de septiembre de 1740. Su testamento nos aproxima a la fortuna que los Basurco poseyeron: estancia de “Caguané”, con haciendas, diez suertes de estancias en Arrecifes; ganado; una isla en el río Paraná; suerte de estancia en Luján, en la Cañada de las Tunas; otra suerte en el Paso Chiquito del Riachuelo; casas con doce cuartos y tres salas; dieciséis esclavos negros; escritorios de jacarandá del Brasil y de las misiones; veinte cuadros; zarcillos y sortijas de diamantes y esmeraldas; cajas de filigranas de plata y otros bienes.
El matrimonio tuvo cinco hijos: Juan Francisco, censado en Buenos Aires en 1744, soltero con su hermana María Josefa y veinte esclavos, que llegó a ser alcalde de segundo voto en 1732; José Antonio, obispo de Buenos Aires; Miguel Antonio y Sebastián Vicente, fallecido soltero.
Bibl.: R. A. Molina, Diccionario Biográfico de Buenos Aires, 1580-1720, Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 2000, pág. 100.
Sandra Fabina Olivero
