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Antonio de Azcona Imberto

Biografía

Azcona Imberto, Antonio de. Navarra, p. m. s. XVII – Buenos Aires (Argentina), 19.I.1700. Sacerdote.

Se ordenó sacerdote en España, trasladándose de inmediato al virreinato del Perú. Ejercía las funciones de cura párroco de la villa de Potosí cuando fue electo obispo de Buenos Aires, de cuyo cargo tomó posesión en 1676, consagrándose en Córdoba al año siguiente. El asunto de mayor importancia que preocupó a Azcona fue la evangelización de los indios. Respondiendo a una Real Cédula de 2 de mayo de 1675 hizo llegar al Monarca una lista de inconvenientes que se presentaban en la reducción de los pampas por su carácter indómito. A juicio del prelado, el mal residía en hacer reducciones de poca gente en medio del desierto y lejos de los centros urbanos, donde el sacerdote que se aventurase a ir se exponía a perecer de hambre. Azcona creía que debían hacerse de varias reducciones una, y que ésta debía situarse próxima a la ciudad.

La escasez de sacerdotes y la falta de recursos fueron los mayores inconvenientes que el obispo halló para desarrollar su apostólica labor. En esa época el fraude aduanero era escandaloso y estaba implicado el propio gobernador Andrés de Robles. A fin de averiguar la culpabilidad de este funcionario, por Real Cédula de 14 de junio de 1678 se comisionó al obispo Azcona la iniciación de una causa que puso en evidencia la culpabilidad del gobernador y sus sobrinos.

Durante su gobierno cuatro religiosos jesuitas acometieron la empresa de evangelizar a los indios de la región patagónica con favorables resultados. En 1688 los jesuitas establecieron una nueva residencia en la provincia de Corrientes, destinada a los misioneros del norte. La labor pastoral del obispo Azcona fue extensa en los veintitrés años que ocupó la sede episcopal de Buenos Aires, visitó repetidas veces su diócesis y reglamentó puntos de disciplina eclesiástica. Autorizó el inicio de las obras de reedificación de la catedral. La primera iglesia era de paredes de tierra, la que fue retejada por el obispo Carranza que le hizo coro y sacristía. Este edificio se hallaba en estado ruinoso y llegó a desplomarse. El obispo Azcona lo reconstruyó poniéndole techo de cedro del Paraguay; se gastaron ochenta mil pesos en la obra de reedificación. El obispo empleó sus propias rentas y patrimonio, pero como los recursos no bastaban, obtuvo del gobernador Robles la autorización para efectuar una recogida de ganado en la provincia y aplicar su producto a esta obra. Se dice que los primeros ladrillos fabricados en la Colonia se emplearon para este edificio. De su propio peculio, Azcona hizo construir en un solar de la catedral una casa para que sirviese de residencia de los obispos.

También participó en asuntos civiles que tenían una importante incidencia en la ciudad. Su morada se realizó en la junta de vecinos del 6 de febrero de 1680, siendo partidario del requerimiento inmediato a los portugueses que ocupaban la isla de San Gabriel; y otra reunión seis días más tarde, donde el obispo se manifiesta conforme con el pedido de trescientos hombres a Córdoba y se deja a cargo y arbitrio de Mújica el avance hacia la fortaleza de Colonia del Sacramento, en la margen oriental del Río de la Plata.

El obispo Azcona fue reconocido como un prelado recto y virtuoso, que desempeñó una labor de organización con gran conocimiento de los problemas de su diócesis, fruto de su larga residencia en América.

 

Bibl.: R. Carbia, Historia Eclesiástica del Río de la Plata, t. II, Buenos Aires, Editora Alfa y Omega, 1914, págs. 36-42; E. Udaondo, Diccionario Biográfico Colonial Argentino, Buenos Aires, Huarpes, 1945, pág. 124; R. A. Molina, Diccionario Biográfico de Buenos Aires, 1580-1720, Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 2000, págs. 82-83.

 

Sandra Fabiana Olivero