Portillo, Antonio. Villarrobledo (Albacete), 2.VIII.1642 – Madrid, 1719. Religioso jesuita (SI), teólogo, doctor y catedrático en la Universidad de Alcalá, procurador, provincial de la Orden y rector del Colegio Imperial de Madrid.
Todas las biografías que tratan de este sabio jesuita copian al historiador F. de la Cavallería, en su obra Historia de la Muy Noble, y Leal Villa de Villa-Robledo… (Madrid, 1751). En él se informa de que A. Portillo tuvo un hermano mayor, el padre fray Juan de San Antonio, monje jerónimo en el Monasterio de San Bartolomé de Lupiera.
Ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús de Belmonte (Cuenca) el 21 de agosto de 1658, cumplidos los diez y seis años y estudió Gramática; después pasó al colegio de Villarejo y culminó en “las Facultades Mayores que están en el Colegio Máximo de Alcalá”. Ordenado sacerdote, pasó al colegio de Murcia de profesor de Filosofía, después al de Toledo como profesor de Teología; y con igual cargo al Colegio Imperial de Madrid. Y “llegó a su plenitud” en la Universidad de Alcalá donde regentó “por muchos años las Cátedras de Vísperas y Prima”. En Alcalá se doctoró y sus superiores lo mandaron al Colegio Imperial de Madrid con las mismas cátedras. En aquellos tiempos estaban muy al uso las controversias públicas y relata una famosa que tuvo con el doctor Castel, catedrático agustino; venció, pero por humildad bajó los ojos avergonzado, como si hubiera sido derrotado. Al no conocer obras publicadas suyas es interesante el siguiente párrafo del P. de la Cavallería: “Sus Escritos eran buscados con ansia, estimados de los Maestros y apreciados en la Universidad por los Discípulos de todas las Escuelas” (pág. 257); serían manuscritos, más o menos circulantes, también al uso de la época. Era admirado por los sabios catedráticos que le rodeaban. En la Congregación de 1693 fue nombrado procurador en Roma, y allí marchó, y regresó, a pesar de constantes requerimientos para que se quedara. Entonces fue nombrado provincial y rector del Colegio Imperial, “que son (advierte el P. de la Caballería) los dos principales empleos de esta Provincia”. Al rey Felipe V llegó su fama y fue nombrado “por uno de sus Teólogos, que componen la Junta de Concepción”. Fue examinador sinodal del cardenal arzobispo de Toledo. Muchos nobles lo tuvieron por confesor, como el duque de Alba. Su hermano mayor, el monje jerónimo Juan de San Pedro declaró que las cartas de su hermano le servían “de consuelo para su alma”.
Sin embargo, un catedrático tan docto no legó obra escrita a la posteridad; no se conoce ni siquiera un solo manuscrito de él. Quizás los negocios de provincial y de rector le robaron el tiempo necesario. Finalmente, al P. de la Caballería se le olvida decir el día y mes de su muerte. “Fuè su dichosa muerte en Domingo à las siete de la mañana del año de mil setecientos y diez y nuebe” (sic; pág. 269).
Hizo su elogio fúnebre el P. Francisco Sierra, rector del Colegio Imperial de Madrid. En el libro de J. Simón Díaz (1992) aparece el P. Portillo con ciertos datos como “residente”, mas no como rector, pues no publica lista de rectores; “enseñó Teología veintidós años”, dice, y, además, informa que: “como Provincial de Toledo visitó oficialmente esta casa en 20 de julio de 1707”.
Bibl.: F. de la Cavalleria y Portillo, Historia de la Muy Noble, y Leal Villa de Villa-Robledo…, Madrid, en la Oficina de la Viuda de Manuel Fernandez e imp. del Supremo Consejo de la Inquisición, y de la Reverenda Camara Apostolica, Año de 1751, págs. 254-269; A. Baquero Almansa, Hijos ilustres de la provincia de Albacete, Madrid, Imp. de A. Pérez Dubrull, 1884, págs. 154-156; J. Roa y Erostarbe, Crónica de la Provincia de Albacete, vol. II, Albacete, Imp. y Encuadernación de la Viuda de J. Collado, 1894, págs. 510-511; J. Simón Díaz, Historia del Colegio Imperial de Madrid, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1992, pág. 541.
Fernando Rodríguez de la Torre