Pérez de Gallegos, Gonzalo. Jerez de la Frontera (Cádiz), f. s. XV-p. s. XVI – m. s. XVI. Militar.
Primogénito de una familia de nobles guerreros establecida en Jerez desde su reconquista definitiva a los musulmanes en el siglo XIII. Desde niño destacó por su habilidad en el manejo de las armas y su pericia para montar a caballo, por lo que, al igual que habían hecho sus ancestros, encaminó sus pasos hacia la carrera militar.
Descolló por su valentía en la Guerra de las Comunidades luchando a favor del emperador Carlos V, pues Jerez, junto con toda Andalucía, permaneció fiel a la corona en este conflicto. Sin embargo, sus principales éxitos militares los obtuvo en el norte de África, acudiendo con naves que el mismo costeaba allí donde era necesario a los intereses de Castilla.
En 1526 intervino para socorrer a la ciudad de Arcila, plaza portuguesa el norte de África que se encontraba sitiada por los berberiscos. Ayudó a levantar el sitio y a evacuar a la población, que de lo contrario hubiera sido cautivada. Fue durante este hecho de armas cuando se retó con tres musulmanes que no aparecieron al duelo, por lo que (y pese a que se lo había prohibido el mismo Carlos V por una carta) volvió dos veces al mismo lugar para cumplir con lo acordado.
Su valor y destreza le hicieron ser perdonados por el monarca de la desobediencia y así participó en 1535 en la toma de Túnez. Aquí salvó la vida de Juan Méndez de Haro, quien había perdido su caballo en una escaramuza con el enemigo y estaba a punto de ser apresado cuando Pérez de Gallegos apareció, arrebatándoselo a los norteafricanos y luchando como una verdadera fiera, hecho por el que fue colmado de honores y distinciones por el Emperador.
La última empresa en la que estuvo presente fue la desastrosa expedición a Argel de 1541, donde naufragaron sus naves y estuvo a punto de perder la vida si no se hubiese aprestado a saltar a tierra a ayudar al reembarco de las tropas atacantes. Tras este fracaso, se retiró a Jerez donde parece que murió a los pocos años. Por sus hazañas en las costas africanas a favor de la Corona portuguesa, el rey de este país le nombró caballero de la Orden de Cristo.
Poseyó muy buenas tierras en Jerez, dedicándose a su cultivo y a la ganadería, en especial fue famoso por la cría caballar. Favoreció también las bellas artes y mandó construir una capilla en la jerezana Colegiata de San Salvador, con retablo y reja, de la que ha llegado hasta nosotros el Cristo de la Viga, imagen de gran devoción en la ciudad.
Bibl.: D. I. Parada y Barreto, Hombres ilustres de Jerez de la Frontera, Jerez, Imprenta del Guadalete, 1875; E. Rallón y de Mercado, Historia de Jerez de la Frontera y de los Reyes que la dominaron desde su fundación, Jerez, La Conferencia, 1926; E. Fedriani Fuentes, Jerezanos Insignes, Jerez, 1974; R. Sánchez Saus, Linajes medievales de Jerez de la Frontera, Sevilla, Guadalquivir, 1996.
Manuel Romero Bejarano