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Juan Bautista Vert Carbonell

Biografía

Vert Carbonell, Juan Bautista. Carcagente (Valencia), 22.IV.1890 – Madrid, 16.II.1931. Compositor lírico español del siglo XX.

Siendo muy niño, es introducido en el arte musical por su padre, Juan Bautista, y después del traslado de la familia a Onteniente, empieza sus estudios musicales con Enrique Casanova, director de la banda y organista de la iglesia parroquial, continuando piano, armonía y composición con Manuel Ferrando. Actuó como niño cantor, al mismo tiempo que estudiaba violín y piano, llegando a concertino de la orquesta local. Tras la muerte de Ferrando en 1908, otros profesores convencen a la familia de que el joven de dieciocho años salga de Onteniente y se matricule en el Conservatorio de Valencia. Entre los profesores de dicho centro destacaba el compositor y director de la Banda Musical de Valencia, Luis Emilio Vega Manzano, que desarrollaba paralelamente una amplia labor docente. A partir de 1911 Vega obtuvo el puesto de director de la Banda de Alabarderos como sustituto de Bartolomé Pérez Casas, lo que le obliga a trasladarse a la capital de España, llevándose con él a su aventajado alumno, que recibe ayuda económica de Andrés Marín Simón, dueño de una fábrica de guitarras, que se comporta con Vert como un auténtico mecenas. El joven valenciano llevó a cabo sus estudios en el conservatorio, consiguiendo el premio de honor en Armonía y Composición.

En 1917 estrenó su primera obra en el Teatro de la Zarzuela, Las vírgenes paganas, una zarzuela bufa, en un acto y nueve números musicales, que revela cómo había asimilado Vert las modas líricas más populares.

Sin querer convertirla en un pastiche, son evidentes ciertas referencias; así, el coro inicial con su carácter marcial y brillante, recuerda los coros de La Corte del Faraón, donde Vicente Lleó parodiaba en 1910 el Verdi grandilocuente y pomposo de Aida; el solo de Saúl del segundo acto, manifiesta las influencias de la ópera francesa, con largos arpegios en la cuerda que recuerda, en algunos momentos, las partituras de Massenet (1842-1912), y la danza, una especie de Bacanal, recuerda el último acto de Samson et Dalila (1877) de Saint-Saëns (1835-1921). Tras este estreno, Vert compone una breve partitura —sólo tres números musicales— titulada El Versalles madrileño, con libreto de García Alvárez y Muñoz Seca, que se estrena en el Teatro Apolo de Madrid.

Estas dos obras convencen al compositor Reveriano Soutullo (1880-1932), que había establecido anteriores colaboraciones con otros compositores, de unir su musa a la del compositor valenciano, diez años más joven que él. La comunión lograda por esta última gran pareja destacada del género lírico ha legado al género lírico una trilogía de referencia para la zarzuela de los años veinte, integrada por La leyenda del beso, La del soto del parral y El último romántico. Su colaboración sólo se verá truncada por la temprana muerte de Vert en 1931.

Tras ciertos triunfos como El capricho de una reina (1919), Guitarras y bandurrias (1920), Las perversas (1921), La venus de Chamberí (1922), El regalo de boda (1923) o La piscina de Buda (1923) —obra completada por Soutullo y Vert ante el fallecimiento de Vicente Lleó, que había dejado incompleta la partitura—, los compositores alcanzan su consolidación lírica en la temporada de 1923 a 1924, gracias al estreno de La leyenda del beso.

En ese año el Teatro Apolo consigue una buena temporada, estrenando con éxito clamoroso La leyenda del beso, Doña Francisquita de Amadeo Vives —entonces director del Teatro Apolo—, y La bejarana, zarzuela castellana escrita por el veterano Emilio Serrano y Ruiz y el joven Francisco Alonso, obras que iniciaban la restauración de la zarzuela grande en el siglo XX. La leyenda del beso revela una clara influencia wagneriana tanto en su concepto constructivo —mediante el empleo de leit-motiven—, como en el tratamiento de un tema que aúna el amor y la muerte.

Evidente es también la relación de los motivos de las trompas con algunos ejemplos de la ópera alemana del primer romanticismo, como Der freischütz (1820) de Weber o el Guillermo Tell (1829) rossiniano. La Leyenda concluye de forma circular, como si ese eterno caminar, maldición de raza, debiera continuar a pesar de lo ocurrido, una anécdota más en esa vida errante, en ese viaje circular que es la vida gitana, donde el destino inexorable hace imposible la felicidad. Desde el número inicial, La leyenda del beso muestra a dos grupos sociales entre los que estallará el conflicto irresoluble que presenta la obra: los gitanos y los payos. Los primeros, que en su errante vagabundeo por las tierras de Castilla han instalado su campamento en tierras que pertenecen al señorito Mario nada más comenzar la zarzuela, emplean un canto libre, rapsódico, casi una cuerda de recitado, que se opone a la canción de caza —elemento que justificaría el empleo de la trompa— del latifundista, el señorito Mario. Soutullo y Vert emplean aquí recursos ya desarrollados con genialidad por Falla en su ópera La vida breve (1914) —donde también se encuentra la confrontación del mundo gitano y el mundo payo, con las desgracias generadas por un amor imposible—, y para la creación de la canción de Iván, se inspiran los compositores en conocidos ejemplos anteriores del repertorio lírico de los autores más importantes de los primeros años del siglo XX, José Serrano (1873-1941), como la “Canción Húngara” de Moros y Cristianos (1905) o la “Canción del vagabundo” de Alma de Dios (1907). La leyenda del beso obtuvo un clamoroso éxito en todos los escenarios donde fue interpretada, como Valencia —donde la crítica habla de éxito clamoroso—, Granada o incluso Nueva York.

Tras estrenos menores, como el del sainete Encarna la misterio (1925), la pareja consigue otro inmenso triunfo en octubre de 1927, con el estreno en el Teatro de la Latina de La del soto del parral, título que obtiene tal éxito que el 15 de diciembre del mismo año se representa a la vez que en La Latina, en el Teatro Apolo y en el de Fuencarral, convirtiéndose en el único caso de la historia del género lírico que se pone en escena simultáneamente en tres teatros madrileños.

Si los autores del libro encuentran su fuente de inspiración en tierras segovianas, también sucede con los autores de la música, “contaminados” ya por el estilo verista, consecuencia tardía en España del realismo literario de Zola, impuesto por la partitura de Cavalleria rusticana (1890) de Mascagni. La del soto del parral no puede ocultar su filiación artística a esta tendencia, aunque la influencia se manifieste en el clima armónico y el color orquestal más que en el origen de la creación melódica. Ésta, sin ser puramente folklórica, arranca de la raíz popular, pero el encanto de las melodías no proviene exclusivamente de la fragancia nativa, sino que, al fundirse con la pasión del estilo de Soutullo y Vert, forma un ente nuevo de indudable y recia hermosura. Por la originalidad de la inspiración, la fluidez con la que surgen los temas, el sentido noble del vuelo lírico y la bravura que se confía a las voces, La del soto del parral es una obra importante de la zarzuela contemporánea.

El 9 de marzo de 1928 Soutullo y Vert consiguen el último gran éxito de su carrera con la zarzuela El último romántico, escrita sobre un libro de Tellaeche bien trazado, que recuperaba algunos tipos del Madrid finisecular. Los compositores escribieron una partitura llena de aciertos, como sus números casticistas —el número dos, la canción La Encarna yo soy y me llamo o el último número del primer acto, en el que Aurora hace de nuevo un canto a la España castiza—, claros deudores de la “canción española” del El niño judío, probablemente de Soutullo, y con una evidente relación con el lenguaje musical que emplea Aurora Beltrán, la Beltrana de Doña Francisquita; la romanza de tenor, Bella enamorada, o los números corales, como la mazurka del número tres, en la línea de la posterior Mazurka de las sombrillas de Luisa Fernanda (1932), entre otros. La partitura es una muestra de los diferentes acentos que puede adoptar nuestro género lírico: descarado en el aire chulesco de la canción de Encarnación; romántico en el coloquio de las damas y los pollos; bravío en el tiempo de la jota que se deshace en lirismo de serenata que canta Enrique con melodía bellísima; amplio en las frases del dúo pasional; de buen gusto en el número cómico de Tomás, Ceferino y el coro; majeza, carácter y casticismo en el pasaje de las mantillas; resabios del mejor género chico en las escena de los murguistas; garboso en la mazurca del éxito; contagioso en la frase de la romanza de Enrique (todavía cercana a la opereta) y alegre, ingenuamente frívolo, en el número de Encarnación, Tomás, Ceferino y el coro.

El año 1931, exactamente el 16 de febrero, mientras escribe La maja serrana, obra por la que sentía gran ilusión, Vert muere repentinamente a causa de un infarto de miocardio, a las tres de la tarde en su piso madrileño —sito en la calle Trafalgar, número 17—, a los cuarenta y un años de edad. Soutullo, conocedor sin duda de la gestación de la obra, ante la ausencia de su fiel colaborador, renuncia a ver terminada lo que pudiera haber sido la obra póstuma de ambos. Su último estreno, aunque ya póstumo para el valenciano, es Mancha de honor.

 

Obras de ~: Las vírgenes paganas, libreto de E. García Álvarez y Garzo, Madrid, 1915 (estreno); El versalles madrileño, liberto de E. García Álvarez y Muñoz Seca, Madrid, 1918 (estreno); con R. Soutullo, El capricho de una reina, libreto de A. Paso (hijo) y A. Vidal, Madrid, 1919 (estreno); con E. Granados, J. Guridi, R. Soutullo, P. Luna, J. Guerrero, F. Alonso, F. Moreno Torroba y E. Pérez Rosillo, Como los ojos de mi morena, libreto de F. Casares y J. M.ª Quiles, Madrid, 1919 (estreno); con R. Soutullo, La garduña, libreto de A. Paso Cano y J. Rosales, Madrid, 1919 (estreno); con R. Soutullo, Guitarras y bandurrias, libreto de A. Paso Cano y F. García Pacheco, Madrid, 1920 (estreno); con R. Soutullo, Las perversas, libreto de A. Muñoz Lapena y A. Muñoz, Madrid, 1921 (estreno); con R. Soutullo, La guillotina, libreto de A. Paso Cano y F. García Pacheco, Madrid, 1922 (estreno); con R. Soutullo, La venus de Chamberí, libreto de F. Luque, Madrid, 1922 (estreno); con R. Soutullo, El regalo de boda, libreto de F. Luque, Madrid, 1923 (estreno); con R. Soutullo y V. Lleó, La piscina de buda, libreto de J. Dicenta (hijo) y A. Paso Díaz (hijo), Madrid, 1923 (estreno); con R. Soutullo, La leyenda del beso, libreto de A. Paso Díaz, E. Reoyo y J. Silva Aramburu, Madrid, 1924 (estreno); con R. Soutullo, La casita del guarda, libreto de E. Calonge, Madrid, 1925 (estreno); con R. Soutullo, Encarna la misterio, libreto de F. Luque y E. Calonge, Madrid, 1925 (estreno); con R. Soutullo, Así se pierden los hombres, libreto de A. y J. Ramos Martín, Madrid, 1927 (estreno); con R. Soutullo, La del soto del parral, libreto de L. Fernández de Sevilla y A. C. Carreño, Madrid, 1927 (estreno); con R. Soutullo, El asombro de gracia, liberto de E. García Álvarez y J. Lucio, Madrid, 1927 (estreno); con R. Soutullo, El último romántico, libreto de J. Tellaeche, Madrid, 1928 (estreno); con R. Soutullo, Las maravillosas, libreto de A. Paso y T. Borrás, Madrid, 1929 (estreno); con R. Soutullo, La virgen de bronce, libreto de R. Peña y A. Paso Díaz, Madrid, 1929, Valencia); con R. Soutullo, Las bellezas del mundo, libreto de A. Paso Cano y T. Borrás, Madrid, 1930 (estreno); con R. Soutullo, Las pantorrillas, libreto de J. Mariño y F. García Loygorri, Madrid, 1930 (estreno); con R. Soutullo, La virgen de bronce, libreto de R. Peña y A. Paso (hijo), Madrid, 1930 (estreno); con R. Soutullo, Mancha de honor, libreto de A. Lapena y L. Blanco, Madrid, 1931 (estreno).

 

Bibl.: Chispero (J. Ruiz Albéniz), El Teatro Apolo. Historia, anecdotario y estampas madrileñas de su tiempo (1873-1929), Madrid, Prensa Castellana, 1953; M. F. Fernández Núñez, La vida de los músicos españoles. Opiniones, anécdotas e historia de sus obras, Madrid, Faustino Fuentes, 1925; J. Estévez Vila, Reveriano Soutullo Otero. Estudio biográfico y musical, Madrid, Alpuerto, 1995; M.ª E. Cortizo, “Vert Carbonell, Juan”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la música española e hispanoamericana, vol. IX, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 2002, págs. 836-842; M.ª E. Cortizo, “Juan Vert Carbonell”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la Zarzuela: España e Hispanoamérica, Madrid, Instituto Complutense de Ciencias Musicales (ICCM), 2003; V. Galbis, “La leyenda del beso”, “La del soto del parral” y “El último romántico”, en Diccionario de la Zarzuela.

España e Hispanoamérica, Madrid, ICCMU, 2003.

 

María Encina Cortizo

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