Ayuda

Jerónima Yañez de la Fuente

Imagen
Biografía

Yáñez de la Fuente, Jerónima. Madre Jerónima de la Asunción. Toledo, 9.V.1555 – Manila (Islas Filipinas), 22.X.1630. Fundadora y mística.

Era la tercera hija del licenciado Pedro García Yáñez y de Catalina de la Fuente. En 1570 ingresó en el Monasterio de Clarisas de Santa Isabel de los Reyes de su ciudad natal. Aquí permaneció hasta el año 1620, cuando, a la edad de sesenta y cuatro años, emprendió viaje a Filipinas para fundar el primer Convento femenino de Extremo Oriente.

El despertar de su vocación fundadora parece relacionado con un encuentro casual con fray Diego de Soria, dominico y misionero en Filipinas que llegaría a ser obispo de Nueva Segovia. Éste, en 1598 o 1599, pasó por Toledo camino de Roma y visitó el Monasterio de Santa Isabel para saludar a una prima suya clarisa. En la conversación que mantuvo con ella, y en la que estuvo presente sor Jerónima, habló de la necesidad de fundar un monasterio en Filipinas, proyecto para el que se ofreció inmediatamente sor Jerónima.

Esta fundación, solicitada por los vecinos españoles de Manila, se vio retrasada ante la negativa del propio Rey y del presidente del Consejo de Indias a que la madre Jerónima, en quien se quería hacer descansar el peso de la fundación, saliera de España. El 27 de agosto de 1612, Pedro de Chaves, maese de campo de Manila, y su esposa Ana de Vera, otorgaron una escritura de donación de tres casas de su propiedad para que se estableciera un convento de clarisas que debía ser fundado precisamente por la madre Jerónima y destinado a recibir a “personas siervas de Dios y hijas de conquistadores que no tienen con qué casarse conforme a su calidad”. En 10 de julio de 1617 se otorgó otra escritura de donación de unas estancias de ganado mayor, para asegurar el sustento de las monjas. A partir de entonces, las dificultades opuestas a la fundación se allanaron y las gestiones de Hernando de los Ríos Coronel, procurador de Manila, consiguieron las licencias necesarias. En 5 de julio de 1620 la madre Jerónima inició en Cádiz viaje a México adonde llegó a finales del mes de septiembre. En 24 de julio del siguiente año alcanzó las Filipinas; era el puerto de Bolinao, en la provincia de Pangasinán. Desde aquí y haciendo el trayecto por tierra, la fundadora y sus ocho compañeras cruzaron las actuales provincias de Tarlac, Pampanga y Bulacán, hasta entrar en Manila el 5 de agosto, siendo objeto de un recibimiento extraordinario. Aquí transcurrieron los últimos nueve años de la vida de la madre Jerónima, consagrados a una fundación que quiso mantener siempre, y a pesar de grandes dificultades, dentro de la primera regla de Santa Clara (aprobada por Inocencio IV en 1253 y muy estricta en materia de pobreza).

Manila, fundada por Legazpi cincuenta años atrás, era en estos años una ciudad con una intensa actividad mercantil, sostenida pese a la amenaza constante de corsarios ingleses y holandeses, de piratas musulmanes, de alzamientos de nativos o sublevaciones de la población china. A esto se sumaban los desastres naturales: tifones y terremotos, peligros que gravitaban sobre la colonia creando una sensación permanente de amenaza y acoso. Cuando la madre Jerónima llegó a Manila, los españoles eran aproximadamente tres mil, pero muy pronto su número fue descendiendo hasta llegar a cifras alarmantes, al promediar la centuria.

Las primeras dificultades a que tuvo que hacer frente la madre Jerónima tenían su origen en la inexistencia de un edificio adecuado para convento y en la inhibición de su patrocinadora, Ana de Vera, quien parecía haberse desentendido del asunto. En 13 de septiembre de 1621, el oidor de la Audiencia Jerónimo de Legazpi ordenaba el traslado de las religiosas a la casa de doña Ana, a la que previamente había desalojado. Aquí se estableció el que fue llamado Monasterio de la Purísima Concepción de monjas descalzas de Santa Clara. El 31 de octubre tomaban el hábito en él las tres primeras jóvenes de la sociedad de Manila; pronto les siguieron otras hasta alcanzar la veintena, menos de dos meses después del establecimiento de este convento.

El deseo de la madre Jerónima era que el monasterio viviera en estricta pobreza sin poseer bienes de ningún tipo y abierto a la profesión de doncellas de todas las razas y condiciones sociales, ya que no se exigiría dote para ingresar en él. Los problemas se presentaron rápidamente: el provisor de la diócesis declaró nula la toma de hábitos de las tres primeras profesas y excomulgó a la madre Jerónima. A esto se añadió la oposición de las clases económicamente más poderosas de las islas que veían con desagrado el ingreso “masivo” de jóvenes de buena posición en el convento, lo que reducía las posibilidades de matrimonios convenientes (habida cuenta de la escasez de mujeres casaderas españolas). Aliadas al gobernador, intentaron imponer una limitación al número de novicias, lo que terminarían por conseguir pese a la oposición de la fundadora. Tampoco veían con buenos ojos la admisión de jóvenes mestizas e indias y en este punto, y muy a su pesar, la madre Jerónima hubo de transigir. A estas dificultades se sumaron las derivadas del empeño de vivir en su radicalismo la regla de Santa Clara, renunciando a disfrutar de propiedades, a la exigencia de dotes y a la presencia de esclavas o criadas en el convento. De este modo, el apoyo con el que había contado la fundación en sus inicios, se debilitó y tuvo que hacer frente a la incomprensión, incluso dentro de la propia Orden de San Francisco. En 10 de mayo de 1623, la madre Jerónima fue privada de la dirección de la comunidad y relegada al oficio de maestra de novicias. Más tarde recuperaría su condición de abadesa, pero los enfrentamientos con los superiores de la provincia de San Gregorio no finalizaron hasta la llegada a las islas del gobernador Juan Niño de Tavora (1626).

Siempre se mantuvo firme ante cualquier intento de modificar el carisma de la fundación y esta determinación no fue comprendida, tachándola de obstinada. En el momento de su muerte, su desasimiento de todo lo material fue aún más evidente: pidió que hicieran en el suelo una cruz de ceniza y que la pusieran sobre ella y le leyeran las siete palabras que Jesús pronunció en la cruz. El 22 de octubre de 1630 su muerte, acaecida a las 4 de la tarde, daba paso a unas multitudinarias honras fúnebres. La fama de su santidad fue aumentada por los milagros atribuidos a su intercesión y en 1633 la ciudad de Manila pedía al Rey se realizaran las gestiones para su canonización. Este empeño contó con el apoyo de la Corona, pero diversas causas, entre las que los autores señalan motivos económicos, retrasaron la tramitación de la causa.

 

Bibl.: A. de Cristo, Historia de nuestra santa Madre Gerónima de la Asunción, Manila, 1623-1629 (ms.); B.de Letona, Perfecta religiosa. Contiene tres libros. Libro I. De la uida de la Madre Geronima de la Asunçion de la orden de N.M.S.Clara. Fundadora y primera Abadessa de las Desalças de Manila en Philipinas: dechado perfecto de Religiosas y espejo admirable de todas las virtudes. Libro II. De la Oracion y exercicios, que con exemplo y doctrina, por escrito, y de palabra enseño la M. Geronima: don documentos y Meditaciones para exercicios espirituales quotidianos, Oracion mental, Oficio diuino, Missa y Rosario, y un breue Catalogo de Indulgencias, y Oraciones Iaculatorias. Libro III. De la Regla y Constituciones, que con exemplo, y Doctrina enseño, y guardo perfectissimamente la M. Geronima, con declaraciones, resoluciones morales, y doctrinas generales para las Religiosas de qualquiera Orden, y documentos singulares para la Confession, y Comunion, Escrupulos..., impreso en la Puebla de los Ángeles por la Viuda de Juan de Borja, 1662; G. de Quesada, Ejemplo de todas las virtudes y vida milagrosa de la venerable madre Jerónima de la Asunción, abadesa y fundadora del real convento de la Concepción de la Virgen Nuestra Señora, de monjas descalzas de nuestra madre santa Clara de la ciudad de Manila, Madrid, Antonio Marín, 1717; A. de Madrid, Vida de la Madre Jerónima de la Asunción, abadesa del convento de las descalzas clarisas de Manila, Madrid, 1717; Manilana Beatificationis, et Canonizationis Servae Dei Sororis Hieronimae ab Assumptione, Fundatricis, & primae Abbatissae Regi Monasterii Monialium Excalceatarum Sanctae Clarae Civitatis Manilae. Instructio pro rituali, ac legitima Constructione processus remissorialis in Civitate, & Dioecesi Manilana super Sanctitate Vitae, Virtutibus & Miraculis in specie praedictae V.Servae Dei, Manila, 1735; L. Pérez, Compendio de la vida de la Madre Jerónima de la Asunción, Manila, 1903; L. Pérez, “Fundación del convento de Santa Clara de Manila y documentos a él pertenecientes”, en Archivo Ibero-Americano, XVIII (1922), págs. 225-243; M. E. Heredero, Ilustre hija de Toledo. Primera misionera de Oceanía, Toledo, Editorial Católica Toledana, 1929; Congregatio de Causis Sanctorum, Prot. 1720, Manilen beatificationis et canonizationis ven.Servae Dei sororis Hieronimae ab Assumptione (in saec. H. Yáñez), fundatricis et primae abbatissae monasterii monialium excalceatarum S.Clarae Ordinis S.Francisci in civitate Manilana Philippinarum, in Indiis Orientalibus (1555-1630). Positio super vita et virtutibus, Romae, MCMXCI; Congregatio de Causis Sanctorum, Manilem. Canonizationis ven.servae Dei Hieronimae ab Assumptione (in saec: H. Yáñez), monialis profesae II Ordinis S.Francisci (9 maii 1555-22 oct.1630). Relatio et vola sulla seduta dei consultori storici tenuta il 28 aprile 1992, s. l., 1992; P. Ruano, La V.M. Sor Jerónima de la Asunción, fundadora del monasterio de Santa Clara de Manila y primera mujer misionera en Filipinas, Madrid, 1993; A. Abad Pérez, “Las clarisas y sus escritos”, en Verdad y Vida, t. LII, n.º 205-208 (1994), pág. 581; C. Sánchez Fuertes, “La Madre Jerónima de la Asunción y su fundación del monasterio de Santa Clara de Manila. Incidencias y consecuencias”, en Verdad y Vida, t. LII, n.º 205-206 (1994), págs. 379-400.

 

Marta María Manchado López

Relación con otros personajes del DBE

Biografías que citan a este personaje

Personajes citados en esta biografía

Personajes similares