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José Joaquín Nava y Cabezudo

Biografía

Nava y Cabezudo, José Joaquín. Ciudad Rodrigo (Salamanca), p. t. s. XVIII – Granada (Nicaragua), 10.IV.1784. Teniente coronel, gobernador de Costa Rica.

Como militar llegó a teniente coronel y sirvió en España y en Cartagena de Indias. Su nombramiento como gobernador muestra que obtuvo el destino por influencias externas al Reino de Guatemala. En efecto, fue nombrado por el virrey de Nueva Granada por una autorización especial de la Corona, cargo en que fue confirmado por el presidente de la Audiencia de Guatemala y casi un año después de haber tomado posesión se le expidió el título en la metrópoli.

Fueran cuales fuesen las influencias que le garantizaron su nombramiento, Nava y Cabezudo estuvo a cargo de implantar en la provincia las reformas borbónicas más importantes a nivel provincial. Fue así como, en 1766, se decretó el monopolio sobre la comercialización de tabaco, interfiriendo el Estado colonial con uno de los pocos productos de la meseta central que los colonos utilizaban para el trueque por algodón de las llanuras nicaragüenses. Nava y Cabezudo se aprovechó de la ineficiencia del monopolio en los primeros años para convertirse en el intermediario entre los productores y la factoría de Nicaragua, imponiendo al campesinado mestizo, nominalmente libre, mecanismos de explotación comunes en regiones con una importante población indígena. También bajo su gobernación se reestructuró el cobro de la alcabala a quienes no pagaban el tributo indígena, una medida que cambió por completo la estructura de los ingresos fiscales del Estado colonial, sirviendo de alcabalero mientras se establecía la red de funcionarios que cobrarían el impuesto.

Debió afrontar una escasez de alimentos que intento paliar ordenando que se hicieran siembras extraordinarias y prohibiendo la salida de bastimentos de la provincia. En 1766 los zambos mosquitos realizaron una de sus periódicas invasiones a las plantaciones de cacao de Matina, en el litoral Caribe, pero durante la gobernación de Nava hubo un cambio en la estrategia del estado colonial para enfrentarse a los invasores. Se abandonó la idea de establecer fortificaciones o mantener onerosas guarniciones para establecer una alianza con sus líderes, por lo que en 1769 Nava y Cabezudo llegó a un acuerdo de paz con sus líderes. Su actuación fue aprobada por el capitán general de Guatemala, quien otorgó al máximo jefe el título de gobernador de los Moscos.

Las exigencias fiscales antedichas coincidieron con el auge del añil salvadoreño en el mercado europeo, particularmente el inglés, durante las primeras etapas de la Revolución Industrial. El tinte le proporciona a Centroamérica un producto motor que la vincula con los circuitos comerciales imperiales y genera la recomposición de las elites provinciales con la llegada de inmigrantes. Una fracción de la elite de Costa Rica inicia los procedimientos para el restablecimiento del Cabildo de Cartago, y Nava y Cabezudo, acostumbrado a mandar con mano militar, se opuso en un principio a que renaciera un gobierno local que limitaría o retaría su autoridad en aspectos administrativos como señalar cuáles eran los hacendados que debían proveer de carne a Cartago o, más importante, elegiría alcaldes que lo sustituirían como juez en primera instancia. Nava y Cabezudo permaneció en Costa Rica después de concluido su período de gobierno y entonces cambió de bando, aliándose a la facción que había reinstalado el Cabildo, a quienes antes se había opuesto, para comerciar ilegalmente con ingleses.

En Cartago había formado familia con una señora de las principales familias, pero su esposa y sus hijas, residentes en Ciudad Rodrigo, reclamaron su regreso, por lo que para 1779 ya se encontraba en Granada camino de España. Sin embargo la participación de España en la guerra de independencia de los Estados Unidos de parte de los colonos trajo consigo una ofensiva inglesa en el río San Juan, por lo que el gobernador de Nicaragua le solicitó auxilio y le nombró comandante del fuerte de San Carlos. Como los ingleses habían tomado el Castillo Viejo, a medio curso del río, Nava y Cabezudo planeó con el capitán general Matías de Gálvez la estrategia para reconquistar el río, pero la retirada de los ingleses hizo innecesario efectuarla. José Estacaría le sucedió como comandante del Fuerte de San Carlos y luego ascendió a capitán general del Reino de Guatemala. El prestigio obtenido por Nava y Cabezudo durante la campaña y la protección de dos capitanes generales le permitió continuar en Nicaragua hasta su muerte.

 

Bibl.: R. Obregón Loría, De nuestra historia patria. Los gobernadores de la colonia, San José, Oficina de Publicaciones de la Universidad de Costa Rica, 1979, J. A. Fernández Molina, “Correspondencia comercial en el Reino de Guatemala”, en Anuario de Estudios Centroamericanos, 12-2 (1986), págs. 147-157; J. F. Sáenz Carbonell, Don Joaquín de Oreamuno y Muñoz de la Trinidad, vida de un monárquico costarricense, San José, EUNED, 1994; J. A. Fernández Molina, “La dinámica de las sociedades coloniales centroamericanas. (1524-1792)”, en Encuentros con la Historia, Managua, Instituto de Historia de Nicaragua, 1995, págs. 101-144; “La competencia por la hegemonía entre representantes metropolitanos y élites locales. Espacios y mecanismos de confrontación en Costa Rica a finales de la colonia ‘clásica’”, en VV. AA., Política, cultura y sociedad en Centroamérica, siglos XVIII-XX, Managua, Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica, 1997, págs. 77-85; J. A. Fernández Molina, Pintando el mundo de azul. El auge añilero y el mercado centroamericano. 1750-1810, San Salvador, Dirección de Publicaciones e Impresos, 2003.

 

Jose Antonio Fernández Molina