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José Antonio Lacayo de Briones

Biografía

Lacayo de Briones, José Antonio. Viana (Navarra), c. VIII.1679 – Granada (Nicaragua), c. 1747. Gobernador de Costa Rica.

Fue a América a la edad de veinte años, acompañando en ese viaje a la familia del conde Cañete, virrey de Perú. Tiempo después, pasó desde aquel virreinato a Nicaragua, donde obtuvo el grado de sargento mayor de Infantería y Caballería, y desempeñó el cargo de tesorero del papel sellado de las provincias de Nicaragua y Costa Rica.

El 11 de diciembre de 1712, a raíz de la muerte del gobernador de Costa Rica Lorenzo de Granada y Balbín, el presidente de la Audiencia lo nombró para reemplazarlo interinamente. Uno de los hechos más importantes de su gobernación fue la solicitud hecha a la Audiencia por los vecinos de Cartago, de extender los límites de su jurisdicción hasta el río Salto, ya que “la ciudad de Esparza había venido a menos, siendo la mayor parte de sus habitantes negros, mulatos y mestizos, a los cuales administraba un teniente de Gobernador, y que su Regimiento se hallaba extinguido [...]”. Pocos meses después esta petición fue negada, aunque posteriormente fue aprobada, y constituyó un elemento fundamental en la integración del territorio de Costa Rica. Era tal el interés del gobernador en este asunto que, durante su gobierno y a sus expensas, reconstruyó el convento de San Francisco de Esparza.

No pocas trifulcas tuvo que pasar Antonio Lacayo en su gobierno. Desde una solicitud de paz de los zambos mosquitos de la costa atlántica de Nicaragua, que fue rechazada por orden de la Audiencia con la prohibición de cualquier trato con ellos, hasta tener que enfrentar las prácticas del contrabando y comercio ilícito, que eran el pan nuestro de cada día en la provincia.

Sin embargo, lo más grave a lo que tuvo que enfrentarse fue la excomunión que decretó contra los habitantes de la provincia de Costa Rica el arbitrario y despótico monseñor Benito Garret y Arloví, quien se molestó porque los vecinos que habitaban aislados en los campos no obedecían las disposiciones contenidas en su carta pastoral de 1711. El decreto de excomunión decía “[...] mándanos a todos los curas y doctrinarios de este nuestro Obispado, anatematicen y maldigan a los rebeldes e inobedientes con las maldiciones siguientes: malditos sean los dichos excomulgados de Dios y de sus mujeres viudas, amén; el sol se les oscurezca de día y la luna de noche, amén; mendingando anden de puerta a puerta y no hallen quien bien les haga, amén; las plagas que envió Dios sobre el reino de Egipto vengan sobre ellos, amén; [...]” y otro sinfín de maldiciones, todas de la misma calaña.

Si bien la excomunión no pasó a más, el gobernador se enfrentó con mesura al obispo, que respondió acusándolo ante la Audiencia de comercio ilícito, que era lo que él precisamente había combatido.

El proceso fue largo y Lacayo de Briones fue perseguido por su sucesor Pedro Ruiz de Bustamante, hasta tal punto que, para no ser detenido, tuvo que refugiarse en el convento de San Francisco en septiembre de 1717 hasta que llegó el nuevo gobernador Diego de la Haya Fernández, en cuyo gobierno pudo salir a la calle; no sin problemas, pues después tuvo que huir de la ciudad, disfrazado de fraile franciscano.

Finalmente, en declaración del 26 de julio de 1720, la Audiencia lo declaró “Recto, limpio y justificado.

Digno de que S. M. lo atienda y honre con los empleos que fueran de su real agrado [...]”. Así, posteriormente, fue nombrado alcalde provincial y regidor perpetuo de Granada y gobernador de Nicaragua hasta 1746, en que también se le nombró comandante general de Armas. Cuando cupaba estos cargos, falleció en Granada, en 1747.

 

Bibl.: S. López Gutiérrez, La Gobernación de José Antonio Lacayo de Briones, tesis de grado, San Pedro de Montes de Oca, San José, Universidad de Costa Rica, 1964; L. Fernández, Historia de Costa Rica Durante la Dominación Española, San José, Editorial Costa Rica, 1975 (Col. Patria), págs. 149-152; R. O bregón Loría, De Nuestra Historia Patria (Los Gobernadores de la Colonia), San José, Universidad de Costa Rica, Ciudad Universitaria Rodrigo Facio, 1979, págs. 112-113.

 

Óscar Aguilar Bulgarelli