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Agustín de Gormaz

Biografía

Gormaz, Agustín de. Agustín de Coruña. Coruña del Conde (Burgos), c. 1508 – Popayán (Colombia), 24.XI.1589. Misionero agustino (OSA) y obispo de Popayán.

Agustín de Gormaz, conocido como Agustín de Coruña por haber nacido en Coruña del Conde, antigua ciudad romana llamada Clunia, en la provincia de Burgos, tuvo por padres a Fernando Gormaz y Catalina Velasco. Ingresó en el convento de San Agustín de Salamanca, donde profesó el 24 de junio de 1524, mientras era prior santo Tomás de Villanueva. En Salamanca adquirió una sólida formación teológica y espiritual. Siendo estudiante en la ciudad del Tormes, conoció a Ignacio de Loyola (1527).

Una vez ordenado sacerdote, viajó voluntario en el primer grupo de misioneros agustinos, formando parte de “los siete de la fama”, con destino a la evangelización del Nuevo Mundo (1533). Misionó Agustín de Coruña en las provincias de Chilapa y Tlapa, estado de Guerrero, donde fue sometido al ostracismo por los caciques del lugar durante unos tres meses. En Tlapa comenzó a usar la lengua nativa en las labores apostólicas: predicación, catequesis y administración de sacramentos. Compuso una doctrina cristiana, según se alude en la primera junta o capítulo celebrado por los misioneros agustinos en 1534.

Desasosiego causaron en América las Nuevas Leyes de Indias mandadas por Carlos V, formuladas a raíz de las informaciones de Bartolomé de Las Casas, sobre todo lo referente a la eliminación de la encomienda.

Las órdenes religiosas presentes en América celebraron numerosas reuniones para estudiar la respuesta que debían dar al visitador y, por su medio, al mismo Rey. Los agustinos dieron su parecer en México (1544), abogando por que no se suprimiese la encomienda, pues se ponía en peligro, con el abandono de los españoles, la obra de evangelización comenzada en fechas todavía recientes. Agustín de Coruña firmó dicho parecer, junto con el vicario provincial, Juan de San Román, y los cuatro consejeros vicariales. Otro parecer, ahora siendo consejero del vicario Alonso de Veracruz, firmó en 1550, sobre el pago de los diezmos por parte de los indios, en el que se mostraba contrario al mismo por ser una medida que perjudicaba tanto el bien espiritual como el material de los indios.

Era prior del convento de México (1551-1554), profesor en la cátedra de Prima de Teología y vicario provincial de Nueva España (1560), cuando tuvo que viajar a España para defender, en compañía de dominicos y franciscanos, los intereses de los mendicantes en América contra las pretensiones de los obispos.

Como vicario, Agustín de Coruña facilitó los preparativos para la primera expedición de agustinos a Filipinas, encabezada por Andrés de Urdaneta (1565).

Cuando se encontraba en España, Felipe II (1562) propuso a Coruña para obispo de Popayán, en Nueva Granada, cargo que se esforzó en rechazar. Preconizado por el Papa el 1 de marzo de 1564, recibió las bulas pontificias, y fue consagrado en Madrid en octubre de 1564. Agustín de Coruña fue el primer obispo agustino de América. Mostró interés en llevar a su obispado a jesuitas, para lo cual hizo gestiones ante san Francisco de Borja, sin éxito alguno.

Cuando Coruña llegó a su diócesis (1566) encontró pobreza y miseria. Un terremoto había destruido ciudades y pueblos enteros, la miseria material y una epidemia de viruela ocasionaron además grandes estragos entre la población indígena. De las injusticias que se cometían en Popayán con los indígenas informó a varias autoridades, y al mismo Felipe II (1567). Esto le produjo gran preocupación a Agustín de Coruña, quien extremó su caridad y ejerció de misionero en Popayán, catequizando y bautizando neófitos, predicando la buena noticia, el Evangelio, y cuidando de sus fieles. Visitó la diócesis, practicó la pobreza y socorrió a los necesitados con las rentas episcopales.

Agustín de Coruña manifestó una posición pro- indigenista, acentuada en el ejercicio del ministerio episcopal en la diócesis de Popayán, debido a los exorbitantes tributos que debían ofrecer los indios encomendados y a las crueles atrocidades que sufrían los indígenas. Contra esta situación de injusticia el obispo Coruña levantó su voz desde el púlpito y con la pluma expresó graves quejas por los continuos abusos cometidos. Llegó a usar de la excomunión, aplicándola a gobernantes, administradores de la justicia y encomenderos, por lo que la reacción se produjo de inmediato.

Este verdadero “padre de los indios” fue acusado por los encomenderos de sostener tesis medio heréticas, y dirigieron un memorial a Felipe II con una veintena de proposiciones, que decían haber oído pronunciar en público a Agustín de Coruña. Las tensas relaciones existentes en Popayán entre el poder civil y el eclesiástico provocaron la ruptura definitiva entre ambos estamentos. El gobernador, Álvaro Mendoza de Carvajal, desterró al obispo (1570). Agustín se propuso viajar a España por la vía de Cartagena y Panamá, de donde se le obligó a navegar a Lima. Desde el convento agustino de Lima dio cuenta de lo sucedido al Consejo de Indias y al provincial de la provincia agustiniana de Castilla. También residió en los conventos agustinos de Arequipa y Cuzco, donde ejerció el ministerio pastoral a los indios, e intervino para impedir la ejecución de la pena capital del último rey inca, Túpac Amaru (1572), cosa que no consiguió, si bien pudo administrarle personalmente el bautismo.

El 15 de abril de 1572 pidió al Rey nuevamente la renuncia a la diócesis, pero el Monarca le había escrito otra carta con fecha 10 de febrero de 1572, ordenándole que regresara a su diócesis de Popayán.

Si las relaciones iniciales (1576) con el nuevo gobernador fueron cordiales, pronto se rompieron y llegaron las tensiones, en parte a causa de las intrigas de los encomenderos, que consiguieron torcer la voluntad del gobernador.

Durante este período de tiempo preparó la fundación del convento de la Encarnación, de agustinas contemplativas en Popayán, sobreviviendo dicha fundación no en la ciudad episcopal, sino en Quito, adonde se había trasladado por circunstancias políticas hacía más de un siglo. Antes de morir, el mismo Agustín de Coruña dejó redactadas las Constituciones de las religiosas agustinas de Popayán. Llevó adelante, asimismo, otras fundaciones, en España y México: en Puebla, Alcalá de Henares, Salamanca y Coruña del Conde, donde financió la iglesia parroquial, como señala Enrique Flórez en su España Sagrada. Las ayudas económicas hechas fuera de la diócesis suponían una tercera parte de los ingresos, mientras se destinaban las otras dos partes a los pobres y necesitados de Popayán.

El obispo Coruña no cejaba en la defensa de los naturales, censurando el trato dado a los indios en las minas y los tributos que se les imponían. Estas intervenciones del obispo contra los encomenderos, sumado al rechazo, por motivos de conciencia, de la investidura de la chantría de Popayán a un clérigo que había obtenido dicho oficio directamente del Rey, provocaron gran malestar en el gobernador. La Audiencia de Quito dictaminó el segundo destierro y arresto de Agustín de Coruña (1582). Una vez asaltada su residencia para robarle y así poder pagar a los testigos de la acusación contra el obispo, fue apresado en la catedral, revestido de los ornamentos pontificales y llevado por la fuerza en una litera portátil hasta Quito. “Si por defender a mis ovejas debo ser preso, aparejado estoy al suplicio”, dicen que exclamó al oír la sentencia. Coruña respondió con la excomunión al gobernador y a la Audiencia.

Cuando llegó a Quito iba a comenzar el III Concilio Provincial, convocado y presidido por santo Toribio de Mogrovejo. Los prelados del citado Concilio escribieron a Felipe II (1583), informando de las persecuciones que padecían varios obispos por parte de las autoridades civiles, el desprecio de la jurisdicción eclesiástica y los abusos en el ejercicio de patronato regio, con especial mención al obispo de Popayán.

Felipe II condenó el modo arbitrario de la Audiencia y dio la razón al obispo Coruña, al que ordenó el regreso a su diócesis (1586). A mediados de febrero de 1587 todavía estaba en Quito, donde vivía en extrema pobreza desde su llegada cuatro años antes. Ese mismo año salió para Popayán, ciudad en la que falleció dos años más tarde, a los ochenta años de edad, sesenta y cuatro de vida religiosa, cincuenta y cinco de actividad misionera, veinticinco de ministerio episcopal y doce vividos en destierro.

Entre sus escritos se citan dos catecismos: Doctrina cristina, redactado a los pocos años de su llegada a Nueva España, y Doctrina fácil para la enseñanza de los indios, escrito en lengua mexicana, que presentó al Capítulo Provincial en 1560; unos cánticos para uso de los indios, la Relación histórica de la conquista espiritual de Chilapa y Tlapa; y las biografías de Francisco de la Cruz y Juan Bautista Moya, aunque no se sabe bien si las escribió Agustín de Coruña por separado o si formarían parte de las memorias que escribió sobre los orígenes de la actividad misionera de los agustinos en Nueva España.

El dinamismo misionero de Agustín de Coruña en Popayán acabó por estrellarse contra los enemigos de la evangelización, los encomenderos, la burocracia y la autoridad. Merece admiración, según el historiador Pacheco, la defensa que realizó el obispo Coruña a favor del indio, en medio de incomprensiones, calumnias y destierros, “aunque le faltó un poco de ductibilidad en el trato con las autoridades civiles y sus feligreses blancos” (Pacheco, 1972, XIII/I: 285).

Agustín de Coruña está en proceso de beatificación desde 1995 por su labor en favor de los derechos humanos, sociales y espirituales de los indios en México, Perú y Colombia.

 

Obras de ~: Constituciones para las religiosas agustinas de Popayán, Génova, 1692 (reimpr., Lima, 1756); cartas, otros escritos y una amplia bibl., en R. Lazcano, Bibliographia Missionalia Augustiniana. América Latina, 1533-1993, Madrid, Revista Agustiniana, 1993, págs. 212-221.

 

Bibl.: T. de Herrera, Alphabetum Augustinianum, vol. I, Madrid, Gregorio Rodríguez, 1644, págs. 26 y 46-47; Historia del convento de San Agustín de Salamanca, Salamanca, Gregorio Rodríguez, 1652, págs. 370-382; A. de Santa María, Triunvirato espiritual e histórico nas prodigiosas vidas de tres insignes varoes, um mártir, um pontífice e um confesor. O Ven. P. Diego Ortiz, o Ven. P. Fr. Agostinho de Corunha Bispo de Bopayán, Lisboa, 1722, págs. 63-118; M. Vidal, Agustinos de Salamanca, vol. I, Salamanca, 1751, págs. 333-354; V. Maturana, Historia general de los ermitaños de San Agustín, vol. IV, Santiago de Chile, 1913, págs. 125-134; G. Santiago Vela, Ensayo de una Biblioteca Íbero-Americana de la Orden de San Agustín, vol. II, Madrid, Imprenta Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, 1915, págs. 149-159; vol. VIII, Madrid, 1931, págs. 547-548; M. A. Bueno y Quijano, “Compendio histórico y cronológico del obispado de Popayán (1875)”, en Historia de la Diócesis de Popayán, Bogotá, ABC, 1945, págs. 3-237; J. P. Pacheco, “Fray Agustín de Coruña, OSA, obispo de Popayán (1564-1589)”, en Revista Javeriana, 45 (1956), págs. 124-134 y 158-167; A. de la Calancha y B. de Torres, Crónicas agustinianas del Perú (1638), ed. de M. Merino, vol. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1972, págs. 59-63; A. Manrique, “Coruña, Agustín”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. I, Madrid, CSIC, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 636; J. P. Pacheco, “Prisiones y destierros de Fr. Agustín de Coruña”, en Historia Externa de Colombia, vol. XIII/1, Bogotá, 1972, págs. 275-290; C. Mesa, “Primeras diócesis novohispanas y sus prelados. III. El obispado de Popayán durante el período hispánico”, en Missionalia Hispanica, 33 (1976), págs. 93- 164; J. de Grijalva, Crónica de la Orden de N. P. S. Agustín en las provincias de la Nueva España, México, Porrúa, 1985, págs. 207-213; H. Epalza Quintero, Ministerio pastoral de Agustín de la Coruña. Segundo obispo de Popayán, Bogotá, Consejo Episcopal Latinoamericano, 1990; T. Viñas, “Fray Agustín de Coruña. Primer obispo agustino en América”, en La Ciudad de Dios (CD), 205 (1992), págs. 513-547; C. Alonso, Agustín de Coruña, segundo obispo de Popayán († 1589), Valladolid, Estudio Agustiniano, 1993; R. Lazcano, Bibliographia Missionalia Augustiniana. América Latina, 1533-1993, Madrid, Revista Agustiniana, 1993, págs. 212-221; F. Carmona Moreno, “Fray Agustín de Coruña, OSA (Obispo de Popayán). Su presencia en Quito”, en Revista del Instituto de Historia Eclesiástica Ecuatoriana, 15 (1995), págs. 161-185 [reimpr. rev. en CD, 209 (1996), págs. 171-196].

 

Rafael Lazcano González

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