Romero Larrañaga, Gregorio. Madrid, 12.III.1814 – 28.XI.1872. Escritor romántico.
Oriundo de tierras toledanas y alcarreñas, cursó Latinidad y Humanidades en el Colegio Imperial de la Compañía de Jesús y luego, en 1833, estudios de Filosofía y Leyes en las aulas de la Universidad de Alcalá, estudios que continuó y acabó en Madrid, en los años siguientes, en la llamada Escuela Provisional de Jurisprudencia. Fue asiduo participante, por aquellas fechas, en la tertulias del Parnasillo, en el Café del Príncipe, centro de reunión de la plana mayor de jóvenes románticos del momento. Conoció a Mesonero Romanos, quien le ofreció la posibilidad de publicar su primer poema en el Semanario Pintoresco Español, colaboración que se vio acompañada de otras posteriores en los números sucesivos. En ese contexto, y desde una marcada juventud, Romero Larrañaga publicó su primer relato en verso, El sayón, composición que fue muy elogiada en su tiempo, pero que no pasaba de ser una imitación de Espronceda. Obtuvo el título de abogado en 1838, y su nuevo foro como escritor y orador pasó al Liceo, institución cultural de gran prestigio, refrendado por la visita de la regente María Cristina —que se declaró protectora de la misma— a la sede instalada en el palacio de Villahermosa.
En la revista allí creada (también titulada El Liceo) apareció, en 1838, una de sus composiciones más afamadas: El de la cruz colorada, a la vez que editaba su primera obra teatral, Doña Jiménez de Ordóñez.
En 1839 dirigió “el periódico de literatura y modas” titulado La Mariposa, y logró su primer estreno teatral con una biografía escénica del poeta Garcilaso de la Vega, papel que representó el actor Julián Romea, y que fue un rotundo fracaso.
Desengañado del teatro (aunque reincidió algunos años después), Romero se centró en la creación poética que fue dejando dispersa por revistas y periódicos, hasta que la reunió en un volumen en 1841. Y casi a la vez editó un tomito de obra en prosa con el largo y sintomático título de la estética romántica a la que pertenece Cuentos históricos, leyendas antiguas y tradiciones populares de España, volumen que se completó con otro aparecido dos años más tarde y titulado Historias caballerescas españolas. De su fama como hombre de letras se hicieron eco diversas publicaciones del momento. Una de prestigio, la Revista de Madrid, en la tercera salida de ese año 1843 comenta que “el sensible y melancólico poeta ha obtenido ya un lugar distinguido en la estimación del público por sus bellos escritos” y de las tres leyendas románticas que forman el tomito citado añade que “están llenas todas de hermosura y fácil poesía, de la poesía del autor”.
Desde que finalizara su carrera de Leyes en 1838, Romero Larrañaga no había logrado un empleo estable hasta que en 1844 fue nombrado oficial tercero de la Biblioteca Nacional con el sueldo anual de 9000 reales, ascendiendo a oficial segundo a los pocos meses de su incorporación. A partir de este momento, la vida social de Romero decreció sensiblemente; fue un hombre entregado a sus ocupaciones, que procuró mantenerse al margen de los avatares políticos que atrajeron a tantos escritores. En aquel mismo año de 1844, Romero probó fortuna como novelista, pero escribiendo en verso la narración Amar con poca fortuna, casi al mismo tiempo que empezaba a padecer de una nefritis calculosa a la que se sumó un padecimiento oftálmico que le supuso un grave inconveniente toda su vida para desempeñar sus tareas de escritor.
Una desafortunada situación personal que, en cambio, le trajo la alegría de un éxito teatral, ahora con la comedia Felipe el Hermoso, que escribió en colaboración con Eusebio Asquerino. Aprovechando el permiso conseguido en su trabajo en la Biblioteca Nacional, Romero viajó hasta París a la vez que preparaba una nueva novela —la mejor de su producción— que vio la luz en el año siguiente de 1846, La enferma del corazón, en edición de lujo. La salud del escritor se agravó a lo largo de 1847, lo que le supuso la concesión de nuevos permisos laborales. Pero el escritor siguió todo lo activo que pudo: nuevos estrenos teatrales, nuevas colaboraciones en revistas de la época, y en 1849 su firma estuvo presente, con una extensa “Elegía”, en la “Corona poética” que ofreció la Academia de Bellas Artes de Sevilla a Alberto Lista. El año se completó con otro drama sobre el comunero Juan Bravo, colaborando ahora el otro hermano Asquerino, Eduardo, en su escritura. Era prácticamente el final de su vida como autor. Hasta su muerte, Romero Larrañaga vivió ocupado en ascender en el escalafón de bibliotecarios y archiveros para conseguir un puesto mejor remunerado y considerado. Así en 1861 logró ser secretario de la Biblioteca Nacional y dos años después fue trasladado a Barcelona, para ocupar puesto similar, cambio al que no se habituó, por razones de salud y ausencia de amigos, hasta que en 1868 logró volver a la capital del reino como jefe de segundo grado de la misma Biblioteca Nacional de España y un sueldo anual de 24.000 reales. En este cargo permaneció hasta su muerte, unos años después, alejado por entero de los cenáculos literarios que tanto le habían interesado años atrás.
Como poeta, Gregorio Romero Larrañaga se ajustó a las modalidades poéticas más cultivadas de su tiempo: escribió orientales (Una noche en Granada), cuentos y leyendas versificadas (el citado opúsculo de once páginas El sayón), dramas históricos o seudohistóricos (en los que expuso sus ideas progresistas y sus críticas a la corrupción de la nobleza regresiva), además de novelas populares y folletinescas en las que sobresalía su estro poético y sus aciertos descriptivos.
Obras de ~: El sayón (cuento romántico en verso), Madrid, 1836; Doña Jimenez de Ordóñez (drama romántico en cinco actos), Madrid, Hijos de doña Catalina Piñuela, 1838; Garcilaso de la Vega (drama en cinco actos), Madrid, Repullés, 1840; Poesías, Madrid, Lalama, 1841; Cuentos históricos, leyendas antiguas y tradiciones populares, Madrid, J. Boix, 1841; Historias caballerescas españolas, Madrid, Lalama, 1843; Padilla o el asedio de Medina (drama lírico en dos actos), Madrid, Imprenta Iberia Musical y Literaria, 1845; con E. Asquerino, Felipe el Hermoso (drama en cuatro actos), Madrid, Repullés, 1845; La enferma del corazón (novela), Madrid, Sucesores González y Castillo, 1846-1848, 2 vols.; con E. Asquerino, Juan Bravo el Comunero (drama en cuatro actos), Madrid, Tomás Fortanet, 1849.
Bibl.: J. L. Varela Iglesias, Romero Larrañaga. Su vida y su obra literaria, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1948.
Gregorio Torres Nebrera