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Gregorio Corrochano Ortega

Biografía

Corrochano Ortega, Gregorio. Talavera de la Reina (Toledo), 8.IV.1882 – Madrid, 19.X.1961. Periodista y escritor taurino.

Nació en una familia acomodada de labradores. En 1900, cuando acabó el bachillerato, se trasladó a Madrid para estudiar Ingeniería de Caminos, estudios que abandonaría más tarde. Comenzó como redactor meritorio, en 1905, de La Mañana de Madrid, dirigido por Manuel Bueno y que había sido fundado por Luis Silvela. El 31 de mayo de 1911 y bajo el seudónimo de Alegrías, que antes había utilizado Martos Jiménez en la lidia, publicó su primera crónica taurina (“Hablando con Fuentes ¿toreará en Madrid?”) de una corrida celebrada en Aranjuez el día de San Fernando y cuyo encargo le fue hecho por no poder asistir el cronista titular del diario. En realidad, esta crónica fue el único texto de tema taurino que publicó en aquel diario.

Tras un efímero paso por la revista Ecos, pasó al diario ABC, de la misma empresa (Prensa Española).

Por entonces, la tribuna taurina de ABC la ocupaba Manuel Serrano García Vao (Dulzuras). Corrochano le acompañaba muchas veces a la plaza y le sustituía cuando no podía hacer la crónica. A la muerte de éste, el 16 de marzo de 1914, le sucedió en el puesto, a instancias del propio Torcuato Luca de Tena, que dirigía el periódico, no sin haber ofrecido resistencia.

Al principio, Corrochano seguía la pauta de Dulzuras, es decir, una crónica toro a toro; hasta que un día, habiendo perdido las notas de la corrida, el redactor jefe de ABC, José Cuartero, le encargó que hiciera una crónica “de conjunto”, lo que fue muy del agrado de Luca de Tena. Nacía así una nueva manera de información taurina en la prensa. Él mismo lo relata en un artículo publicado en ABC el 10 de julio de 1955 y titulado “¿Cómo y por qué fui cronista de toros?”.

Su gran momento, pues, como cronista taurino, ocupa lo que se conoce como la Edad de Oro del toreo.

Es decir, de 1914 a 1920. Firma entonces, normalmente, con su propio nombre, sin valerse, como tantos, de algún seudónimo. Corrochano fue el único periodista de Madrid que presenció, en Talavera, la mortal cogida de Joselito, el 16 de mayo de 1920.

Dejó entonces de escribir de toros y marchó a Marruecos como corresponsal de guerra.

Volvió a los quehaceres taurinos en octubre de 1922 y ejerció como cronista de toros en ABC, con regularidad, hasta 1936. Corrochano fija en aquellos años un modelo de crónica taurina que está vivo hasta nuestros días. Relata la corrida desde todos los puntos de vista, el ambiente, el ganado, la actuación de los toreros, los trofeos, etc. No sigue necesariamente el orden de la lidia ni describe toro por toro. Su pluma es aguda y penetrante.

Su hijo, Alfredo Corrochano (Madrid, 5 de octubre de 1912) tomó la alternativa como matador de toros en Castellón de la Plana el 28 de febrero de 1932 de manos de Marcial Lalanda y confirmó en Las Ventas el 12 de mayo del mismo año. Dejó de torear a partir de la temporada de 1950. Con motivo de esta peculiar situación, su padre abandonó poco a poco la crítica taurina y se dedicó al periodismo político.

El comienzo de la Guerra Civil le sorprende en Marruecos y durante 1937 colabora en la sección de toros de ABC de Sevilla.

Fundó en 1938 y dirigió hasta 1955 España, de Tánger. Durante su estancia en Marruecos escribió algunas de las obras de toros que se reseñan más abajo. En 1955 obtuvo el premio Mariano de Cavia y el premio Castillo de Chirel de la Real Academia Española. Colaboró con Carlos Orellana en el libro Los toros en España con el artículo “De cómo se deben ver las corridas de toros”. Hasta 1961 se podía encontrar su firma, incluso sobre temas taurinos, en ABC y Blanco y Negro.

De hecho, a finales de los años cincuenta volvió a escribir crónicas taurinas asiduamente hasta la feria de San Isidro de 1961. Era el momento de la rivalidad de Antonio Ordóñez y Luis Miguel Dominguín, que reflejó Hemingway en una serie de artículos para la revista Life, que luego fueron recogidos en un libro (El verano sangriento). Corrochano negó siempre esta rivalidad y arremetió en numerosas ocasiones contra Hemingway diciendo que cuando escribía de toros lo hacía al dictado de los aficionados que le rodeaban.

Para Corrochano, Hemingway escribía en inglés para un público desconocedor de la fiesta cuya ignorancia, según Corrochano, compartía el premio Nobel estadounidense.

Llegó a afirmar en mayo de 1961 que era un buitre, que le atraía la muerte y que saciaba en ella su voracidad.

Antonio Díaz Cañabate, que le sucedería en la tribuna taurina de ABC, también tomó partido con Corrochano en la polémica con Hemingway. En su reseña a la obra Cuando suena el clarín pocos meses antes de la muerte de Corrochano, Cañabate afirma que “las crónicas de Corrochano revolucionaron la crítica taurina. Acabó con las revistas meticulosas u anodinas [...], llevó a sus crónicas la emoción del toreo y el arte literario. Llevó el trallazo de la frase que encumbra o denigra. Llevó la luz del sol de los toros y también su claroscuro, lo trágico y lo riente” (ABC, 15 de junio de 1961).

Cuando murió estaba preparando su obra Teoría de las corridas de toros, que fue editada, finalmente, gracias a la labor de Pedro Laín Entralgo y otros intelectuales de la época y en la que Corrochano dejaba, como fecunda herencia, una concepción de la fiesta de los toros que comparten todos los aficionados de cualquier época.

En 1992, Espasa Calpe publicó en la colección “La Tauromaquia” una recopilación de sus crónicas con el título La edad de oro del toreo y en 1993 otra con el título La edad de plata del toreo. En el primer volumen se recogen las crónicas de 1914 hasta la muerte de Joselito y en el segundo desde entonces hasta 1936.

Estos dos volúmenes aparecieron como Obra Completa II y III respectivamente. En 1989, Espasa había publicado bajo el título Tauromaquia (Obra Completa I) una recopilación de sus otras obras taurinas.

 

Obras de ~: ¡Mektub!, Madrid, Atlántida, 1926; ¿Qué es torear?, Madrid, Imprenta Góngora, 1953; Cuando suena el clarín, Madrid, Revista de Occidente, 1961; Teoría de las corridas de toros, Madrid, 1962; La edad de oro del toreo, Madrid, Espasa Calpe, 1992; La edad de plata del toreo, Madrid, Espasa Calpe, 1993.

 

Bibl.: J. M.ª de Cossío, Los toros. Tratado técnico e histórico, vol. VI, Madrid, Espasa Calpe, 1981, pág. 911; C. Jalón (Clarito): “El maestro Corrochano: Joselito de la crítica”, en Informaciones, 23 de octubre de 1961; A. López de Zuazo Algar, Catálogo de periodistas españoles del siglo xx, Madrid, Gráficas Chapado, 1981, pág. 135; O. Pérez Arroyo, El periodismo taurino. Historia de un género periodístico hispano, Madrid, Estudio del Arte, 2002, págs. 102-129.

 

Alejandro Pizarroso Quintero

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