Rubiales, Pedro. Pietro Roviale, Ruviale. Alburquerque (Badajoz), c. 1518 – Roma (Italia), c. 1560. Pintor.
Las fuentes italianas mencionan en Roma y Nápoles obras de un pintor español llamado Ruviale o Roviale (versión italianizada del apellido Rubiales), al que unas veces dan el nombre de pila de Francesco y otras de Pietro. Sin embargo sólo hay constancia documental de la existencia de Pedro Rubiales.
En 1536 se encontraba Madrid y en abril de 1540 contrató, a medias con Gaspar Requena, un retablo para el Convento de la Puridad de Valencia, en el que su intervención debió de ser muy parcial, pues exactamente un año más tarde asistía en Roma al matrimonio del pintor local Hippolitis. En 1543 ingresó en la cofradía de pintores de Roma; entre esa fecha y 1545 trabajó en la Capilla Landis de la iglesia de Santo Spirito in Sassia, pues se conoce un dibujo, firmado Roviale, que parece un estudio preparatorio para uno de los tondos que decoran su bóveda. El dibujo evidencia la fuerte influencia de Perín del Vaga, que debió de acoger a Rubiales en su amplio taller.
Siempre para Santo Spirito in Sassia, Rubiales terminó en 1545 una Conversión de Saulo concebida por Francesco Salviati y que conoció en el taller de éste antes de que fuera publicada en estampa.
El magisterio de Perin y Salviati se hace patente en el friso al fresco con la Historia de Escipión terminado en 1544 en el Palacio de los Conservadores, en el que Rubiales puede ser considerado ya como un pintor romano que ha asimilado perfectamente el estilo de ambos artistas, a los que añade el estímulo de Miguel Ángel y algunas estampas de Giulio Romano. El parecido entre algunos particulares de estos frescos y los pintados por Siciolante de Sermoneta entre 1544 y 1545 en la Loggia dei Prati de Castel Sant’Angelo dejan claro que Rubiales también trabajó en los últimos.
Entre 1545 y 1546 pintó dos retablos, hoy desaparecidos, para la iglesia de Santiago de los Españoles, en relación a los cuales se le ha atribuido convincentemente una Madonna al fresco procedente de una iglesia aneja a la de Santiago. En 1546 colaboró con Becerra y otros artistas al servicio de Vasari en la decoración del salón principal del Palacio de la Cancillería.
En 1548 Rubiales ingresó en la cofradía romana de San Giuseppe di Terrasanta, pero en la primavera del mismo año se le documenta ya en Nápoles, pintando uno de los estandartes de la nave capitana del virrey Pedro de Toledo. Poco más tarde trabajaba en la Capilla de la Sumaria de los tribunales de Castelcapuano, construida por deseo del virrey. Se trata de la obra principal de Rubiales, autor conceptual y material de la decoración de la capilla, cuyas pinturas, insertadas en una original decoración en estuco, se hacen eco de las enseñanzas de Perín del Vaga y Salviati, a las que añade una singular mezcla de fantasía y patetismo que remite a Polidoro de Caravaggio. En la tabla de la Deposición, en el altar, Rubiales se aleja de la sofisticación de sus maestros acercándose a una pintura más expresiva y devocional que se anticipa en algunos aspectos a las exigencias de la Contrarreforma. La estancia napolitana de Rubiales no duró más de cuatro años, porque en octubre de 1552 presenció en Roma una de las congregaciones de la cofradía de San Lucas.
Durante este período pintó la Madonna del Palacio Real de Nápoles y los grandes frescos con la Historia de Jonás y la Historia de de Esaú y Jacob de la capilla Lannoy de la iglesia de Monteoliveto, en los que demuestra estar al tanto de los recursos ilusionísticos que Salviati empleaba por entonces en Santa Maria dell’Anima y en el Palacio Ricci Sacchetti de Roma.
De vuelta a Roma pintó algunos de los frescos con las Historia de Dido y Eneas del Palacio Massimo di Pirro, como la Súplica de Ana a Eneas, cuyos característicos tipos son los mismos que aparecen en los frescos de la Capilla de la Sumaria. Entre 1552 y 1554 aparece en algunas de las reuniones de la cofradía de pintores y en 1555 contrató un Crucificado para la pala del altar del Oratorio del Gonfalone de Roma, que todavía se le estaba pagando en 1557 y respecto a la cual se le menciona en 1560, en un documento referente a la estima de la pintura, que en caso de ser juzgada satisfactoriamente, le sería pagada completa y definitivamente.
Este Crucificado es su última obra conocida y la más singular, en la que su lenguaje deriva en una personal acepción de la pintura de Contrarreforma, caracterizada en su caso por una vena mística y un exacerbado dramatismo que le diferencia del resto de sus contemporáneos en Roma, donde seguramente murió, sin volver nunca a España.
Obras de ~: con G. Requena, Retablo de Santa Úrsula, 1540; Friso de Escipión el Africano, Palacio de los Conservadores, Roma, 1544; Discurso de San Juan a Domiciano, Capilla Landis, Santo Spirito in Sassia, Roma, 1545; Conversión de Saulo, 1545; Loggia dei Prati, Castel Sant’Angelo, Roma, 1545; Sala dei cento giorni, Palacio de la Cancillería, Roma, 1546; Piedad, 1548-1552; Capilla de la Sumaria, Castelcapuano, Nápoles, 1548-1552; Capilla Lannoy, Iglesia de Monteoliveto, Nápoles,1548-1552; Friso de Dido y Eneas, Palacio Massimo di Pirro, Roma, 1552-1560; Crucifixión, 1556-1560.
Bibl.: F. Bologna, Roviale spagnuolo e la pittura napoletana del Cinquecento, Nápoles, Edizioni Scientifiche Italiane, 1959; G. Previtali, La pittura del Cinquecento a Napoli e nel vicereame, Nápoles, Einaudi, 1978; P. Leone de Castris, “La pittura del Cinquecento nell’Italia meridionale”, en La pittura in Italia. Il Cinquecento, vol. II, Milán, Electa, 1987, págs. 826-827; M. Calì, “Maestro Pedro de Rubiales pintor nelle chiese spagnole di Roma”, en VV. AA., Scritti in ricordo di Giovanni Previtali. Prospettiva, 53-56 (1988-1989), págs. 399-407; P. L. Leone de Castris, Pittura del Cinquecento a Napoli, 1540-1573. Fasto e devozione, Milán, Electa, 1996, págs. 135-164; G. Redín, Pedro Rubiales, Gapar Becerra y los pintores españoles en Roma. 1527-1600, tesis doctoral, Madrid, Universidad Autónoma, 2005.
Gonzalo Redín Michaus
