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Jaime de Vivers

Biografía

Vivers, Jaime de. Camprodón (Gerona), c. 1305 – Monistrol de Montserrat (Barcelona), 19.V.1375. Prior y abad benedictino (OSB).

Era hijo de familia noble catalana y bachiller en decretos.

Tomó el hábito benedictino y profesó en el monasterio de Sant Pere de Camprodón de su villa natal, de donde llegó a ser prior. Luego fue enfermero y era camerario del célebre Monasterio de Santa María de Ripoll (Gerona), cuando el abad de este Monasterio, el 8 de noviembre de 1348, le nombró prior perpetuo del Monasterio de Nuestra Señora de Montserrat (Barcelona), dependiente de Ripoll, y fue confirmado por el papa Clemente VI el 20 de febrero de 1349. Este mismo pontífice ex certis causis, que se desconocen, no quiso nombrarlo abad de Santa María de Arles, como pedían los monjes de aquella comunidad, pero le hizo abad de Ripoll (1351-1362), donde edificó la capilla de San Vicente y adornó y surtió de ropas y objetos litúrgicos la sacristía. En 1362 renunció a la abadía y retornó a Montserrat. Allí edificó el claustro pequeño de estilo gótico, donde podía verse su escudo abacial, que consistía en un pez de oro en campo de azur, y la capilla de las Once Mil Vírgenes (1360-1370), donde fue enterrado en un sepulcro de mármol sostenido por dos leones y sobre él, su estatua yacente, obra del célebre escultor real, Pere Moragues (1373), que él mismo había contratado. Este sepulcro fue transferido al claustro inferior, al ser demolida en el siglo xviii la capilla de las Vírgenes, quedando hoy sólo fragmentos del mismo. Además, construyó el primitivo edificio llamado luego “de las celdas de San José” con la Puerta de la Reja; el primitivo palacio abacial de Monistrol, bello ejemplar de arquitectura gótica civil y el puente sobre el río Llobregat para facilitar el acceso de los peregrinos a Montserrat. A lo largo del camino de Collbató, levantó siete cruces de piedra y en ellas esculpidas siete figuras policromadas, que representaban los siete gozos de la Virgen María.

En 1350 fundó el priorato de Sant Benet de Maguellà, cerca de Valencia. Trató de comprar todos los castillos de los alrededores de Montserrat, con la venta de ciertas posesiones del monasterio, para lo cual obtuvo licencia de Clemente VI. Y así, el 28 de septiembre de 1351, adquirió los castillos d’Esparreguera y Les Espases, con sus tierras, pastos y bosques, molinos, derechos jurídicos y vasallos. En 1359 compró la jurisdicción civil y criminal sobre Olesa de Montserrat y Sant Pere Sacama y cuatro años después la de Monistrol de Montserrat.

En 1370 compró el castillo de La Guardia y la parroquia del Bruc, con sus derechos parroquiales y judiciales. De manera que con estas adquisiciones, los abades de Montserrat fueron verdaderos señores feudales. Fue tenido por santo, porque tres días antes de morir había anunciado el día y la hora de su muerte.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Secreto Vaticano, supl. 18, s. f., fol. 1r.; Regesta Vaticana, vol. 190, s. f., fols. 119r.-120r. y 213v.; Biblioteca Nacional de España, Madrid, ms. 2.520, s. f., fols. 21v. y 172v.

G. de Argaiz, La soledad laureada por San Benito y sus hijos, ed. por G. de León, vol. II, Madrid, Imp. Bernardo de Herbada, 1675, fols. 35r. y 57v.; La Perla de Cataluña. Historia de Ntra. Sra. de Monserrate, Madrid, Imp. de Andrés García de la Iglesia, 1677, pág. 300 y cap. 34; P. Serra Postius, Epítome histórico del Portentoso Santuario y Monasterio de Montserrat, Barcelona, Imp. Pablo Campins, 1747; E. Flórez, España sagrada, vol. XXVIII, Madrid, Antonio Marín, 1774, pág. 44; J. Villanueva, Viage literario a las Iglesias de España, vol. VII, Madrid, Imp. de la Real Academia de la Historia, 1851, pág. 157; J. M. Pellicer, Santa María del monasterio de Ripoll, Mataró, Tip. Feliciano Horta, 1888, págs. 154-155; F. de P. Crusellas, Nueva Historia de Montserrat, Barcelona, Imprenta Católica, 1896, págs. 395-396; A. M. Albareda, “Cronologia dels darrers priors de Montserrat (1289-1400)”, en Analecta Montserratensia, vol. IV (1920-1921), n.º 26; “Pere Moragues, esculptor i orfebre”, en Homenatge a Antoni Rubió i LLuch, vol. III, Barcelona, 1936, págs. 506-507 y 515- 517; A. de Yepes, Crónica general de la Orden de San Benito (est. prelim. y ed. por J. Pérez de Urbel), vol. II, Madrid, Atlas, 1960 (Biblioteca de Autores Españoles, t. 124), pág. 170; J. Trenchs, “El monasterio de Ripoll y la peste negra de 1348”, en Annals de l’Institut d’Estudios Gironins, vol. XXI (1972-1973), págs. 103-106; A. M. Albareda, Història de Montserrat (6.ª ed. corr. y aumentada por J. Massot i Muntaner), Montserrat, L’Abadia, 1977, págs. 46, 47 y 260; “Jacques de Vivers”, en R. Aubert (dir.), Dictionnaire d’Histoire et de Géographie Ecclésiastiques, vol. XXVI, Paris, Letouzey et Ané, 1996, cols. 1115-1116; B. Ribas i Calaf, Annals de Montserrat (1258-1485), Montserrat, Abadía, 1997, págs. 69-73; C. Baraut, “Vivers, Jaume de”, en Diccionari d’Història Eclesiàstica de Catalunya, vol. III, Barcelona, Claret, 2001, págs. 713-714; E. Zaragoza Pascual, Abaciologi benedictí de la Tarraconense, Barcelona, Editorial Balmesiana, 2002, págs. 263-264 y 334.

 

Ernesto Zaragoza Pascual

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