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Miguel de Eguía

Biografía

Eguía, Miguel de. Estella (Navarra), c. 1495 – 23.X-15.XI.1546. Impresor.

Fue uno de los veintiocho hijos de Nicolás de Eguía, rico e influyente mercader navarro, y de Catalina Pérez de Jaso, perteneciente a una de las ramas familiares emparentadas con san Francisco Javier. Nació, probablemente, en el año 1495 en Estella y falleció en la misma población navarra entre el 23 de octubre de 1546, fecha en que otorgó testamento, y el 15 de noviembre del mismo año. Fue no sólo un selecto y productivo tipógrafo, sino que también hay que considerarle un hombre culto y un notable humanista seguidor e impulsor de las doctrinas de Erasmo.

La convulsa situación que se vivía en Navarra, a raíz del asesinato, en 1469, del obispo de Pamplona, Nicolás de Eguía y Echávarri, empujó a la familia, que había tomado partido por la causa beamontesa y a favor del rey Fernando, a trasladarse a Logroño, localidad en la que Miguel de Eguía se inició en el aprendizaje de las técnicas de impresión en el taller de Arnao Guillén de Brocar, con quien quedó emparentado en 1518 a raíz del matrimonio con su hija mayor, María Brocar. Tras el fallecimiento de María Brocar, con quien había tenido dos hijos, contrajo en 1531 segundas nupcias con Lucía de Rosas y Verio, con quien tuvo cinco hijos.

En 1511, Guillén de Brocar y Eguía se trasladaron a Alcalá de Henares, en donde Eguía continuó trabajando en la imprenta de su futuro suegro, con quien probablemente colaboró en la preparación e impresión de la Biblia políglota. Tras la muerte de Brocar en 1523 su imprenta pasó a manos de Eguía, que comenzó a trabajar como impresor independiente en Alcalá de Henares a partir de ese año y hasta 1537, aunque durante bastantes años compartió el taller y los beneficios con Juan y Pedro de Brocar, hijos del impresor fallecido. De los talleres complutenses saldrán al menos ciento sesenta ediciones conocidas entre el año 1524 y el año 1537, fecha en que finaliza su actividad como impresor en dicha localidad, aunque Martín Abad considera que dos obras impresas en 1539, y que carecen de datos de identificación, deberían atribuirse a Eguía. Destacan las numerosas ediciones de las obras de Antonio de Nebrija, de Erasmo de Rotterdam, de Pedro Ciruelo, los libros de espiritualidad y los de temática litúrgica, pero también la edición de textos clásicos latinos. Asimismo, debe mencionarse la primera gramática de la lengua hebrea, Introductiones artis grammaticae hebraice, de Alfonso de Zamora, impresa en 1526. Pero, además de por su número, conviene destacar la perfección tipográfica y el carácter renovador que animan sus impresiones, que no desmerecerán de las de su predecesor Guillén de Brocar, mediante la renovación de los tipos y su adecuada combinación, el uso de la cursiva, las letrerías de diferente tamaño, la renovación de los elementos decorativos (orlas y adornos xilográficos de fuerte influencia alemana, variedad de iniciales decoradas con motivos vegetales o historiadas con elementos mitológicos y religiosos, etc.), que darán a las obras de su taller un aire renacentista, si bien es cierto que en muchos ocasiones no se trata de creaciones originales sino de imitaciones de impresiones extranjeras, y que una gran parte de los materiales utilizados procedían del taller de Arnao Guillén de Brocar. Eguía consiguió, junto con los hijos de este último, Juan y Pedro, la renovación del privilegio para la impresión de bulas, lo que le permitió acumular una auténtica fortuna, y desde 1524 hasta 1527 imprimió este tipo de documentos pontificios en Valladolid y Toledo, cediendo a partir de entonces el privilegio a favor del genovés afincado en Toledo Lázaro Salvaggio. En Toledo no sólo imprime bulas, sino también títulos como Libro del muy esforzado e invencible cavallero Partinuples (1526), Cancionero (1527) de Ambrosio Montesino, Sacramental (1527) de Clemente Sánchez Bercial, etc. En Valladolid hay que situar, en 1527, la impresión de la obra titulada Libro de la Medicina llamado Macer de Arnau de Vilanova.

También desarrolló su actividad como impresor en Logroño entre los años 1528 y 1533, aunque sin abandonar su imprenta de Alcalá de Henares. Se dedicó en la capital riojana a la publicación de los textos de Nebrija y a los libros litúrgicos. Destacan entre otros títulos, Libro de agricultura (1528) de Gabriel Alonso de Herrera, Libro de las cosas maravillosas (1529) de Marco Polo, Catilina y Yugurta (1519) de Salustio, Arcipreste de Talavera (1529) de Alfonso Martínez de Toledo, etcétera. No obstante, para Martín Abad, las imprentas de Eguía en Toledo, Logroño y Valladolid deben considerarse imprentas sucursales, que el impresor visitaba periódicamente, pero sin abandonar su sede central en Alcalá de Henares. Destaca la labor desarrollada por Eguía en Alcalá de Henares al dar a la imprenta, con autorización real otorgada en 1525 y con el apoyo del arzobispo toledano Alonso de Fonseca, varios títulos de Erasmo (Marcel Bataillon reseñó veintidós ediciones de Erasmo impresas por Eguía), pero, además, fue uno de los impulsores del círculo erasmista alcalaíno y se dedicó a difundir su doctrina y sus tesis mediante la publicación de sus obras con gran éxito de ventas, especialmente el Enquiridion. Cuando cesó la permisividad de las doctrinas erasmistas, Eguía sufrirá las consecuencias de la denuncia de Francisca Hernández contra el círculo erasmista de Alcalá de Henares y, aunque intentó alejarse del clima de persecución que se había instalado en Alcalá volviendo de nuevo a su localidad natal, Estella, ingresó en prisión en 1531 permaneciendo encarcelado hasta 1533, en que logró salir absuelto y declarado inocente. Después de su salida de la cárcel se instaló definitivamente en Estella en 1534, aunque continúa apareciendo su nombre en los impresos de Alcalá de Henares hasta 1537. En la citada población navarra desarrolló una incesante actividad en los más variados negocios mercantiles relacionados con la compraventa, ocupó diferentes cargos políticos y administrativos (regidor y alcalde, entre otros) e imprimió sus últimos libros. Para dedicarse a estas nuevas actividades traspasará definitivamente la imprenta de Alcalá a Juan Brocar, único superviviente de los hijos de Arnao Guillén de Brocar. En Estella no estableció su taller de imprenta hasta 1546, cuando consiguió del Consejo Real de Navarra la exención de los impuestos aplicados a la impresión de libros. Lamentablemente, el mismo año en que se inician los trabajos de su imprenta en Estella, con obras como Antidotus contra Venerem de Alfonso López de Soto y Vocabularium ecclesiasticum de Rodrigo Fernández de Santaella, Miguel Eguía fallece. Aunque Odriozola cita una impresión en Estella con fecha de 1548, Horas romanas de nuestra Señora en romance, de la que no se conoce ejemplar pero que apareció incluida en el Índice de libros prohibidos de 1559, probablemente se trata de un error, ya que parece bastante seguro que Eguía había fallecido en 1546. La actividad de su taller no se reinició hasta 1549, probablemente a causa de las diferencias familiares por la herencia de Miguel de Eguía, cuyo fallecimiento coincide con la actividad como impresor independiente a partir de 1547 de Adrián de Amberes, que había trabajado hasta entonces como oficial de su imprenta.

 

Bibl.: A. Odriozola, “Libros impresos en Estella en el siglo XVI: doce reproducciones seguidas de breves notas”, en Príncipe de Viana, 1 (1940), págs. 142-163; J. Goñi Gaztambide, “El impresor Miguel de Eguía procesado por la Inquisición (c. 1495-1546)”, en Hispania sacra, 1 (1948), págs. 35-88; M. Bataillón, Erasmo y España, México, Fondo de Cultura Económica, 1966 (2.ª ed. corr. y aum.); J. Goñi Gaztambide, “La imprenta en Estella en el siglo XVI”, en Institución Príncipe de Viana, La imprenta en Navarra, Pamplona, Diputación Foral de Navarra, Institución Príncipe de Viana, 1974, págs. 125-159; J. Martín Abad, La imprenta en Alcalá de Henares (1502-1600), Madrid, Arco Libros, 1991; L. Fernández Martín, La Real Imprenta del Monasterio de Nuestra Señora de Prado (1481-1835), Valladolid, Junta de Castilla y León, Consejería de Cultura y Turismo, 1992, págs. 20-45; J. Delgado Casado, Diccionario de impresores españoles (siglos XV-XVII), vol. I, Madrid, Arco Libros, 1996, págs. 198-200; M. Marsá Vilá, La imprenta en La Rioja (siglos XVI-XVII), Madrid, Arco Libros, 2002; J. Sanz Hermida, “La imprenta y la difusión de la espiritualidad erasmista”, en Erasmo en España: la recepción del humanismo en el primer renacimiento español, catálogo de exposición, Madrid, Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior, 2002, págs. 129-139; M. I. Estolaza Elizondo, Impresores y libreros en Navarra durante los siglos XV-XVI, Pamplona, Universidad Pública de Navarra, 2004, págs. 25-30 y 137-154.

 

Fernando de la Fuente Arranz