García Soriano, Justo. Orihuela (Alicante), 14.IV.1884 – Madrid, 4.V.1949. Crítico literario, bibliotecario y escritor.
Hijo de Justo García Sánchez, perito agrimensor y funcionario del Ayuntamiento de Orihuela, de ideología liberal, y de Ramona Soriano Moreno, perteneciente a una familia de ideas conservadoras. Este ideario contrapuesto influyó en su conducta y en algunas de sus manifestaciones. Sus padres fueron compañeros y amigos de Juan Miró Ferrer y de Encarnación Ferrer Oms, progenitores del novelista Gabriel Miró, a los que conocieron con motivo de la construcción del ferrocarril Alicante-Murcia. Sin embargo, sus hijos polemizaron por motivos locales y literarios.
En junio de 1901 obtuvo el grado de bachiller en el instituto de Alicante tras haber estudiado, como alumno externo, en el colegio de Santo Domingo de los padres jesuitas de su ciudad natal. Según reconoce en su artículo “De cómo y por qué he llegado a ser un pequeño humanista”, a ellos debe “la sólida instrucción en la segunda enseñanza, sobre todo, en los estudios literarios, para los cuales supieron despertar eficazmente mis medianas aptitudes y mi voluntad fervorosa. El latín que aprendí en el colegio me bastó para hacer luego éxito en mis estudios facultativos de letras y, a su fundamento y metódico aprendizaje, atribuyo mis modestos éxitos humanistas”. También contribuyeron a que se acostumbrase a escribir en los periódicos desde muy pequeño, comenzando por las revistas infantiles La Mariposa y Miniaturas.
En ese mismo año, además de imprimir su primer poema, “Esperanza”, comenzó sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid.
En 1905 se licenció obteniendo los Premios Extraordinarios correspondientes a la licenciatura, que le entregó en mano el rey Alfonso XIII, y Rivadeneyra.
Estos premios le sirvieron para abrirse paso en la docencia privada, contando entre sus discípulos al erudito y político Pedro Sainz Rodríguez, con quien llegó a entablar amistad, y quien en su libro Testimonios y recuerdos reconoce que Justo García Soriano “influyó extraordinariamente en mi vocación por la literatura y los estudios literarios, en mi amor a los libros y, finalmente, en mi decisión de estudiar la carrera de Filosofía y Letras”.
Además de esta actividad docente, que culminó en 1912 con la fundación del Centro Católico de Enseñanza Cardenal Cisneros de Madrid, durante los años comprendidos entre 1902 y 1920 colaboró en periódicos de Orihuela, Alicante y Murcia. En esta última ciudad dirigió la revista Oróspeda, donde vieron la luz algunos de sus artículos. En este período publicó también los libros Orihuela durante la Guerra de la Independencia (1908), El Colegio de Predicadores y la Universidad de Orihuela (1918) y Estudio acerca del habla vulgar y de la literatura de la región murciana (1920).
En 1915 ingresó en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, siendo destinado, sucesivamente, a los Archivos de las Delegaciones de Hacienda de Albacete (1915-1916), Murcia (1916-1920) y Toledo (1920), desde el que se trasladó a la Sección de Índice de la Biblioteca Nacional. En 1924, mediante permuta con un compañero, accedió a la Biblioteca de la Real Academia de la Historia donde permaneció hasta 1936. En ella, además de las funciones propias del puesto de trabajo, colaboró en su Boletín, donde publicó algunos artículos.
Las décadas de los años 1920 y 1930 fueron las más fructíferas de su actividad intelectual. En 1921 presentó en la Universidad de Madrid su tesis doctoral sobre El dialecto murciano. Continuó sus colaboraciones en periódicos y revistas firmando algunos artículos con los seudónimos de Kandal, Ángel Rozas, P. Pérez de Rozas y Juan Oriol. Su temática es autobiográfica, biblioteconómica, codicológica, bibliográfica, filológica, de historia local y de crítica literaria, sin que falten poesías y pequeños relatos.
En estos años publicó sus principales libros por los que es conocido y por los que obtuvo distintos galardones.
Entre ellos, destaca El humanista Francisco Cascales, por el que recibió el accésit al Premio de la Real Academia Española en 1924, Don Luis Carrillo y Sotomayor y los orígenes del culteranismo (1927), que tanta polémica suscitó con Dámaso Alonso y los poetas de la Generación del 27 al sostener y demostrar que Luis de Góngora imitó muy de cerca en su Polifemo el poema Acis y Galatea de Carrillo Sotomayor, Vocabulario del dialecto murciano (1932), obra por la que obtuvo el Premio del Duque de Berwick y de Alba, otorgado por la Real Academia Española, y Pedro Mejía y su Silva de varia lección, ambos editados en 1934, la edición literaria y adición de la Biblioteca del murciano de Pío Tejera, las Obras dramáticas de Lope de Vega, publicadas por la Real Academia Española, cuyo tomo XI (1929) prologó y anotó, y Las cartas filológicas de Francisco Cascales. La edición de las Novelas picarescas, que preparó para la editorial Aguilar de Madrid, se destruyó durante la Guerra Civil cuando se estaba imprimiendo.
Al poco de estallar la contienda, se trasladó a Orihuela, donde organizó un museo. En él se recogieron las obras artísticas que corrían el riesgo de ser destruidas contribuyendo a la conservación del patrimonio histórico de su ciudad natal. Años más tarde, se constituyó el Museo Diocesano de Orihuela con gran parte de las obras reunidas por él. La labor realizada la reflejó en su libro El Museo de Orihuela (1937).
Finalizada la guerra, debido a su ideología contraria a los vencedores, fue apartado de su condición de funcionario, aunque fue readmitido posteriormente ejerciendo como bibliotecario en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. Fue procesado y encarcelado en las prisiones de Madrid y Burgos, siendo desterrado a la ciudad de Toledo.
En esta ciudad, excepto los Anales de la imprenta en Murcia y noticia de sus impresores (1941), el tercer volumen de Las cartas filológicas (1941) y la edición de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, preparada con Justo García Morales, publicada por la editorial Aguilar por primera vez en 1947, aparecieron sus últimas obras: Los dos “Don Quijote”: investigaciones acerca de la génesis de “El ingenioso Hidalgo” y de quién pudo ser Avellaneda (1944), El teatro universitario y humanístico en España (1945), La Vestal de Elo o La Dama de Elche (1946) y su obra póstuma La imprenta en Orihuela (1950). Póstumo también fue su artículo “Renovación y evolución de la metáfora” (1961).
A su muerte dejó inéditos varios libros: una edición de La lozana andaluza de Francisco Delicado, que quedó en poder de la editorial Espasa Calpe, Historia de la Orden de San Juan de Dios y Estudios de estilística española, así como un Diccionario de ideas afines, sinónimas, antitéticas y parónimas en el que trabajaba cuando falleció.
El anónimo autor de su necrología resume su actividad intelectual con las siguientes palabras: “Fue García Soriano uno de los laboriosos bibliotecarios e investigadores de nuestra literatura que modestamente siguieron la estela luminosa de Menéndez Pelayo, de Bonilla San Martín, de Rodríguez Marín y de Menéndez Pidal. Su estilo académico y correctísimo, formado a la vez en los clásicos y en el periodismo, contiene siempre noticias sacadas de los archivos y muy originales puntos de vista. Otra característica suya es su extraordinario entusiasmo por los temas de su región nativa”.
Obras de ~: “Vanidad de vanidades”, en Miniaturas (Orihuela), 6 de mayo de 1899; “La Pilara (Cuento huertano)”, en La Mariposa (Alicante), 23 de julio de 1899; Esperanza: poema, Orihuela, Imprenta de Luis Zerón, 1901; “La Orcelia”, en El Labrador (Orihuela), 10 de julio de 1902; “El Progreso”, “Homenaje fúnebre”, “Litigio diocesano” y “[Necrología de Miguel Cremades Ballester]”, en La Federación (Alicante), 19 de julio de 1903, 25 de diciembre de 1903, 19 de julio de 1903 y 25 de diciembre de 1903, respect.; “Protohistoria de nuestra Feria”, en El Diario Orcelitano (Orihuela), 16 y 17 de agosto de 1904; “Historia de la Feria”, en La Iberia (Orihuela), 3 de agosto de 1907; “¡Hay Patria!”, en La Veu de Catalunya, 13 de agosto de 1907; “Canto de Amor (Himno al Trabajo)”, en La Huerta (Orihuela), 26 de agosto de 1908; con R. Regel Rech, “Orihuela durante la guerra de la Independencia”, en La Huerta (Orihuela), 1908; [Artículos], en La Iberia (Orihuela), 9 de febrero de 1909 y enero-marzo de 1909; “El teatro benaventino y las críticas de Pérez de Ayala” y “Divulgaciones de arte regional. La dama de Elche”, en Orospeda, año 1 (1916), págs. 211-212 y 235-237, respect.; “El último Mudarra”, en Orospeda, año 1 (1916), págs. 177-181 (ed. en Cuentos murcianos de ayer y de hoy, Murcia, Bellmar, 1975, págs. 69-84); “Los poetas de la ciudad”, en El Liberal (Murcia), 21 y 22 de agosto de 1916; El Colegio de Predicadores y la Universidad de Orihuela, Murcia, Domingo L. Riquelme, 1918 (ed. Orihuela, V Centenario del Nacimiento de D. Fernando de Loazes, 1998); “Poema”, en La Peñola (Orihuela), 1918; Estudio acerca del habla vulgar y de la literatura de la región murciana, Murcia, Sánchez, 1920; P. Tejera y Moncada, Biblioteca del murciano, adicionado por ~ y J. 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El Bando de la Huerta”, en El Pueblo de Orihuela, 23 de agosto de 1926; “Una joya pictórica. El cuadro de Santo Tomás del Colegio de Santo Domingo de Orihuela”, en El Colegio (Orihuela), febrero de 1926; “Reinvicaciones del humanista Cascales: causas y caracteres generales”, “El nido roto”, “Boda en el mar”, “Reinvicaciones. El primer enemigo de la Real Academia Española”, “López y Diéguez”, “Mi amigo Willi” y “Antigüedad del turrón”, en Los lunes de El Imparcial, 7 de marzo de 1926, 28 de marzo de 1926, 16 de julio de 1926, 4 de octubre de 1926, 7 de noviembre de 1926, 22 de noviembre de 1926 y 27 de diciembre de 1926, respect.; “¿Cuál es la vista más bonita de Orihuela?”, en El Pueblo de Orihuela, 10 de agosto de 1927; Don Luis Carrillo y Sotomayor y los orígenes del culteranismo, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1927; “Influencia del catalán-valenciano en el habla dialectal del Reino de Murcia”, en Cultura Valenciana (Valencia) (1927); Juan Oriol (seud.), “Orihuela en la literatura contemporánea. El obispo leproso: sandeces, injurias y otros excesos”, en El pueblo de Orihuela, 21 de septiembre de 1927; Charla sobre motivos oriolanos, Orihuela, Est. Tipográfico del Oratorio Festivo, c. 1928 (ed. 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Luis Ángel García Melero