Tras abandonar el seminario conciliar de Burgos (1827), cursó, aunque nunca ejerció, la carrera de Derecho en Valladolid. Los libros y, más concretamente, la bibliografía fueron su verdadera vocación desde muy joven. En 1840 abrió una librería en Madrid y comenzó la publicación del Boletín Bibliográfico Español y Estranjero [sic]. En 1844 intentó, sin éxito, un negocio de imprenta; este fracaso le obligó a cerrar también la librería. Entre 1847 y 1851 trabajó para la sociedad La Publicidad, dedicada al comercio de libros. Disuelta la sociedad, marchó a París (1852), donde abrió otra librería e inició la publicación de El Comercio: Periódico Mensual de la Librería Universal Española, de existencia efímera, negocio que también fracasó. De vuelta a Madrid (1854), consiguió un puesto administrativo en el Ministerio de Fomento, donde contribuyó de manera muy significativa a establecer la biblioteca de la recién creada Escuela Central de Agricultura. Entre 1857 y 1859, publicó, en colaboración con Carlos Bailly-Ballière, El Bibliógrafo español y extranjero. En 1859 presentó un Diccionario bibliográfico español del siglo xix al concurso de bibliografía de la Biblioteca Nacional; la obra quedó sin premiar e inédita. En 1862, publicó el primer tomo del Diccionario general de bibliografía española; los seis tomos restantes fueron publicados después de su muerte por su hijo. Previamente, en 1860 había comenzado la publicación del Boletín Bibliográfico Español, que siguió publicando hasta su fallecimiento el 11 de octubre de 1866. [...]