Espiga y Gadea, José. Palenzuela (Palencia), 2.VIII.1758 – ?, 2.IV.1824. Diputado, canónigo de la catedral de Lérida, arzobispo, capellán real y auditor de la Rota.
Nació en Palenzuela el 2 de agosto de 1758. Capellán de honor de Carlos IV fue procesado en 1799, acusado de jansenismo por algunos delatores que, según Juan Antonio Llorente, le suponían “inspirador y autor del real decreto de 5 de septiembre de aquel año”, según el cual el Rey, con motivo de la muerte del papa Pío VI, había mandado no acudir a Roma por las dispensas matrimoniales mientras no se eligiese un nuevo pontífice, debiendo todos los obispos usar de sus “facultades natas”. En consecuencia, fue suspendido de su cargo por Pío VII, sucesor del Papa anterior. El 5 de febrero de 1810 fue elegido diputado por las Junta de Observación y Defensa de Cataluña en las Cortes generales y extraordinarias (1810-1813), en un acto celebrado en el Ayuntamiento de Manresa. Aquel mismo día se le entregó su poder, jurando su cargo el 29 de octubre de 1810. Perteneció a la comisión encargada de elaborar el Proyecto de Constitución, interviniendo de manera muy activa, junto con Argüelles, en los debates sobre al artículo primero (“La nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios”). Destacado liberal, muy influido por el pensamiento roussoniano y por las tesis de Sièyes, alegó que la soberanía era un derecho inherente a la nación y no podía concederse ni limitarse, tan sólo había que proclamarla. Partidario, en cambio, del sufragio censitario, a su juicio la representación política no era un derecho esencial del ciudadano, distinguiendo entre derechos civiles y políticos, aclarando que los primeros deben ser propios de toda la nación y los segundos restringirse a una minoría, “los ciudadanos activos”. Incluso, cuando se planteó conceder la ciudadanía a los originarios de África, expresó que no era conveniente. Elaboró, junto con el diputado por La Habana, Andrés Jáuregui, el decreto sobre las elecciones de los nuevos ayuntamientos, ante las quejas de los diputados americanos sobre su escasa representación política. Partidario de mantener las grandes divisiones administrativas vigentes en América, mostró su desacuerdo ante los intentos de crear nuevas divisiones que consideraba como excesivas.
Tachado de jansenista, era hombre de amplia cultura, fácil palabra y gran claridad expositiva, hasta el punto de quejarse en las Cortes de lo largo y prolijo que resultaban muchos escritos, llegando a proponer, aunque no se aprobó, que no pasasen de un solo pliego. Rafael Comenge lo compara, nada más y nada menos, que con san Isidoro de Sevilla, y Rico y Amat alaba su oratoria, calificándolo de “discutidor hábil y sereno, argumentador diestro y oportuno”.
Vivía en Cádiz en la calle de la Cruz de la Verdad, número 72. Volvió a ser diputado, esta vez suplente, por Cataluña en las Cortes ordinarias de 1834. Entre 1820 y 1822 fue arzobispo de Sevilla y, desde 1823, miembro de la sección de Ciencias Morales y Políticas de la Academia Nacional.
Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie Documentación Electoral, 1 n.º 8, 4 n.º 8 y 6 n.º 9.
J. Rico y Amat, El libro de los diputados y senadores. Juicios críticos de los oradores y senadores más notables, vol. I, Madrid, Vicente y Lavajos, 1862, pág. 156; Congreso de los Diputados, Diario de sesiones de las Cortes Generales y Extraordinarias, Madrid, Imprenta de J. A. García, 1870; R. Comenge, Antología de las Cortes de Cádiz, vol. II, Madrid, Hijos de J. A. García, 1910, pág. 736; A. Muriel, Historia del reinado de Carlos IV, ed. y notas de C. Seco Serrano, vol. I, Madrid, Atlas, 1959, págs. 147, 150 y 215; M. Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, vol. II, Madrid, Biblioteca Autores Cristianos, 1987, pág. 473; A. Gil Novales (dir.), Diccionario Biográfico del Trienio Liberal, Madrid, El Museo Universal, 1991, pág. 158; J. M.ª García León, Los diputados doceañistas, vol. I, Cádiz, Ayuntamiento, 2006, págs. 320-330.
José María García León
