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Álvaro de Moscoso

Biografía

Moscoso, Álvaro de. Cáceres, 1493 – ¿Zamora?, s. t. s. XVI. Doctor en Teología, padre conciliar en Trento, obispo de Pamplona y de Zamora.

Hijo de Francisco de Cáceres Andrade e Isabel Suárez de Moscoso, hizo sus estudios de Filosofía y Teología en la Universidad de París, donde conoció y trató a Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. Fue durante unos meses (1527) rector de la Universidad parisina, en la que llegó a doctorarse en Teología, siendo considerado por los estudiosos de su obra como rigorista y poco adaptable a los cambios que se avecinaban con la Reforma protestante.

Nombrado capellán del emperador Carlos V, al que acompañó a las dietas de Worms y Ratisbona, formó parte del equipo de doctores que asesoraban al Rey de Romanos en las discusiones entre católicos y protestantes.

Acompañó al Monarca en la desafortunada expedición de Argel (1541), y ya en la Corte vallisoletana colaboró con la Inquisición inspeccionando librerías para expurgarlas de libros heréticos (1545-1546). Presentado por el Emperador ante el Papa para ser nombrado obispo de Pamplona, consiguió dicha dignidad ocupando la sede pamplonesa entre 1550-1561. Una de sus primeras preocupaciones fue la realización de la visita pastoral de la diócesis, que no pudo culminar al tener que acudir por mandato del Emperador al Concilio de Trento, que reanudaba sus sesiones (1551). Para la obtención del dinero necesario para el viaje y estancia en la ciudad cisalpina convocó un Sínodo diocesano en el que obtuvo una generosa contribución del clero.

Suspendido el Concilio en abril de 1552 por el papa Julio III ante el temor de que pudieran llegar las tropas de Mauricio de Sajonia rebelado contra el Emperador, el obispo de Pamplona volvió a la diócesis, retomando la suspendida visita pastoral, que finalizó en 1560 con el envío de visitadores y reformadores que comenzaron a aplicar las disposiciones conciliares respecto a la administración de los sacramentos. Convencido de la supremacía papal sobre la jerarquía eclesiástica, como los restantes prelados españoles asistentes al Concilio, intentó aplicar las mismas pautas resaltando la autoridad del obispo en relación con el Cabildo catedralicio.

Se inició en la iglesia de Pamplona al igual que en las de Sevilla, Burgos, León, Zamora, Calahorra, Astorga, Ávila, Segovia, Cuenca y Cartagena, un largo enfrentamiento entre obispos y Cabildos, apoyados los primeros por el príncipe Felipe como gobernador de los reinos hispanos obligando a los Cabildos catedralicios a apelar ante el Tribunal de la Rota romana.

En el largo conflicto jurisdiccional en el que los obispos trataron de allanar a los Cabildos suprimiendo su inmunidad y privilegios que remontaban a la Edad Media, acabarían triunfando los Cabildos catedralicios tras la llegada a la silla pontificia de Pablo IV. El nuevo Papa, enemigo de la intromisión de Felipe II en asuntos de su competencia, expidió varios breves entre 1555-1557 que venían a decir que los obispos se habían excedido en la interpretación de los decretos tridentinos. La presión real tuvo que suavizarse, de forma que el virrey y el Consejo de Navarra se limitaron al arbitraje entre las partes contendientes. Aunque el obispo Moscoso consiguió que algún canónigo fuera llevado a prisión, la sentencia ejecutoria de la Rota romana de 13 de junio de 1561 dio la razón al Cabildo catedralicio pamplonés. La mejor solución para evitar la afrenta personal del obispo consistía a su promoción a otra sede, en concreto la de Zamora.

El legado más notable de su pontificado en Pamplona fue la revisión de los libros litúrgicos no exenta asimismo de enfrentamiento con los canónigos que alegaron que “por derecho y costumbre inmemorial” correspondía al Cabildo aprobar el texto e impresor de dichos libros. Pese a lo cual, el obispo Moscoso ordenó expurgar del Manual de la diócesis las fórmulas supersticiosas y conjuros de san Barandán, imprimiéndose el nuevo Manuale Pampilonensis en 1561 en las prensas estellesas de Adrián de Amberes, mientras que los nuevos Breviario y Misal lo fueron en Lyon, en 1557 y 1562, respectivamente.

Poco antes de su traslado a la diócesis zamorana, ocupó el cargo de virrey interino tras la marcha del duque de Alburquerque, cargo del que fue relevado al llegar el nuevo regente del Consejo de Navarra, que solía ser el lugarteniente virreinal en asuntos políticos en los intermedios entre la partida de un virrey y la toma de posesión del siguiente.

 

Bibl.: R. García Villoslada, La universidad de París durante los estudios de Francisco de Vitoria O.P. (1507-1522), Roma, Apud Aedes Universitatis Gregorianas, 1938; C. Gutiérrez, Españoles en Trento, Valladolid, 1951; J. Goñi Gaztambide, Historia de los obispos de Pamplona s. XVI, vol. III, Pamplona, Ediciones Universidad de Navarra-Gobierno de Navarra, Departamento de Educación y Cultura, Institución Príncipe de Viana, 1985.

 

Isabel Ostolaza Elizondo

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