López de Zúñiga Mendoza Sotomayor y de Silva, Manuel Diego. Duque de Béjar (X). ?, 4.I.1657 – 17.VII.1686. Justicia mayor y alguacil mayor hereditario del reino de Castilla, general de la Caballería española.
Era hijo de Juan Manuel López de Zúñiga Mendoza Sotomayor, IX duque de Béjar, y de Teresa Sarmiento de Silva Fernández de Híjar. Como titular de la importantísima Casa de Béjar (de las primeras en ostentar el título de la Grandeza de España y con extensos señoríos entre sus propiedades), sucedió además en los títulos como IX marqués de Gibraleón, XV conde de Belalcázar, XI conde de Bañares, XII vizconde de la Puebla de Alcocer, VII duque de Mandas y Villanueva, VIII marqués de Terranova y duque de Plasencia.
Contrajo matrimonio en 1667 con María Alberta de Castro Portugal Borja, hija de los condes de Lemos, de quien nacieron dos niños.
Según las crónicas afines a la “Grandeza” de la casa, parece ser que, desde sus años más jóvenes, mostraba singular piedad y devoción por las cuestiones espirituales.
Así, parece que era bastante inclinado a dar limosnas, hasta el punto de que un día, hallándose sin tener a mano para dar algo a una doncella huérfana y pobre, se quitó unos botones de diamantes y esmeraldas que llevaba en las botas y se los entregó a la joven diciendo que le gustaría tener algo más para contribuir a su dote. En su juventud, se inclinó claramente hacia las cosas de la guerra, con un gran idealismo y empeño por participar en la guerra contra los turcos, a pesar de tener una salud más bien endeble.
En el año 1682 se resolvió a pedir licencia al Rey para poder ir a servir con una pica en Flandes, donde su gran valor, aplicación a la profesión militar y largueza de ánimo le granjeó el común aplauso de los soldados de aquel ejército.
Durante los últimos años de su vida, en que se concentró la mayor parte de su experiencia militar, Manuel Diego, gracias a los informes de varios corresponsales, pudo seguir los movimientos de los tercios españoles en Flandes y tener plena conciencia de la falta de generales y ministros españoles, así como en las transacciones de mercancías o dinero y la mala administración de justicia. Asimismo, seguía los cambios en la política internacional europea que se estaban produciendo en aquel momento, particularmente la política interna de Inglaterra y la evolución de la guerra de Hungría. Además de los informes, recibía una enorme cantidad de cartas que le pedían recomendaciones, demostrando esto la extraordinaria influencia que tenía en la Corte sobre cuestiones militares.
En el año1683 se hallaba en Flandes cuando recibió noticias de que el ejército de los turcos había sitiado la ciudad de Viena. Creyéndose aquel conflicto una amenaza para toda la cristiandad, escribió al rey Carlos II suplicándole que le diera licencia para acudirse en el socorro de aquella importante plaza. Sin embargo, en un primer momento, el Monarca respondió que convenía a su servicio la asistencia de su persona en Flandes. Tres años más tarde, vio su deseo cumplido y fue llamado a participar en la campaña contra los turcos en la conquista de Buda, capital de la Hungría turca. Ahí murió Manuel Diego a causa de un mosquetazo en el asalto de una brecha en la plaza de Buda, donde parece ser que hizo gala de un gran heroísmo. Su muerte fue recordada en sermones y poesías como la de un héroe cristiano, el principal de los caballeros aventureros españoles que participaron en aquella nueva cruzada. Hasta el papa Inocencio XI reconoció la piadosa constancia de su ánimo. Le sucedió su hijo el duque Juan Manuel, aunque durante su minoría de edad gobernaron el ducado Teresa II Sarmiento de la Cerda, madre de Manuel Diego, y la esposa de éste, María Alberta de Castro y Portugal.
Fuentes y bibl.: Archivo de la Nobleza de Toledo, Osuna, GN. 8, D. 35; Osuna, CT. 24, D. 1-18; Osuna, CT. 43, D.1-6; Osuna, C.255, D.8-29.
J. L. Majada Neila, Historia de Béjar (1209-1868), Salamanca, Kadmos, 2001, págs. 86, 90-91 y 255-256; J. M. Jover Zamora (dir.), Historia de España de Menéndez Pidal, XXVIII. La transición del siglo xvii al xviii, Madrid, Espasa Calpe, 1997, pág. 25; A. de Ceballos-Escalera Gila (dir.), La Insigne Orden del Toisón de Oro, Madrid, Patrimonio Nacional, 1996.
Stephen Mark Sutton
