Portugal, Pedro de. Señor de Mallorca. Portugal, p. s. xiii – Mallorca (Islas Baleares), 1256. Infante de Portugal.
Hijo del rey Sancho I de Portugal y de Dolça, hija de Ramón Berenguer IV. Por desavenencias con su hermano Alfonso II y con su sobrino Sancho II fue, al parecer, desterrado. A mediados de 1229 se encontraba en Cataluña y en circunstancias que se desconocen concertó matrimonio con Aurembiaix, condesa de Urgell.
Aurembiaix falleció en 1231 y, de forma sorprendente, fue Jaime I quien luchó para consolidar su titularidad del condado mencionado frente a la usurpación del vizconde de Cabrera; instituyó como heredero a su esposo, a quien confería además la libre disposición de sus bienes. Tales estipulaciones testamentarias contravenían pactos anteriores entre Jaime I y la mencionada condesa sobre la retrocesión a la Corona de dicho condado si no tenían descendencia, como era el caso.
Con la finalidad de cortocircuitar una alianza de Pedro de Portugal con la trama de nobles que habían desestabilizado el período de minoridad del Rey, Jaime I decidió iniciar negociaciones con el nuevo conde de Urgell proponiéndole una permuta de bienes; a cambio del mencionado condado, Jaime I le concedía el señorío sobre la isla de Mallorca de forma vitalicia. Además, el Rey estaba dispuesto a concederle un patrimonio personal que, después de arduas negociaciones, quedó fijado en seis mil hectáreas de libre disposición. Era un pacto claramente favorable a la Corona, al desplazar a un territorio de frontera a un noble problemático; por otra parte en tanto el Rey conservaba el control de Mallorca, ya que la cesión era vitalicia, Pedro de Portugal perdía la oportunidad de un regreso al condado de Urgell, al haber transferido sus derechos a la Corona. Para Pedro de Portugal un pacto como el indicado no era el mejor de los posibles, pero el señorío de Mallorca le ofrecía una oportunidad de resaltar su individualidad, frente a los de su clase, en un territorio de frontera en el que estaba todo por hacer; había conseguido su pequeño reino, en el que podría marcar su sello.
En mayo de 1232 el infante Pedro de Portugal tomaba posesión de su señorío insular. Vino acompañado de un modesto séquito de caballeros, eclesiásticos y servidores, y fijó su residencia en el antiguo castillo musulmán de la Almudaina, situado en el centro de la capital de la isla. Desde aquella fecha hasta 1244 el infante Pedro de Portugal gobernará Mallorca y participará en la conquista de Ibiza, ejecutada en 1235. De su época datan comportamientos de político, como poner su persona y su señorío bajo protección del Papado, y algunas realizaciones significativas, como el estímulo del comercio con los musulmanes y del establecimiento de los genoveses en la isla.
La puesta en venta del señorío de Nuño Sans, conde del Rosellón, en 1241, fue el motivo fundamental para que Jaime I propusiera a Pedro de Portugal una nueva permuta del señorío de Mallorca. En efecto, Jaime I decidió adquirir el patrimonio insular del conde del Rosellón y, para evitar una duplicidad de administraciones en la isla, le ofreció el señorío sobre algunas villas castellonenses a cambio de la reversión del Reino de Mallorca, convenio que fue cerrado en 1244.
De nuevo en 1254, el infante Pedro de Portugal regresó a Mallorca en el curso de un nuevo cambio con Jaime I, y falleció al poco tiempo. Como caballero de la época dispuso en su testamento que su caballo y arneses fueran entregados a los templarios y su anillo al obispo de Mallorca.
Bibl.: F. Soldevila, Jaume I. Pere el Gran, Barcelona, Vicens Vives, 1985 (5.ª ed.); A. Santamaría, Ejecutoria del reino de Mallorca (1230-1343), Palma, Ajuntament, 1990; P. Cateura Bennásser, “Las cuentas de la colonización feudal (Mallorca, 1231-1245)”, en En la España Medieval, 20 (1997), págs. 57-141.
Pau Cateura Bennásser