Rojas y Sandoval, Cristóbal de. Fuenterrabía (Guipúzcoa), 26.VII.1502 – Cigales (Valladolid), 22.IX.1580. Capellán real, obispo de Oviedo, Badajoz y Córdoba, arzobispo de Sevilla.
Hijo natural de Bernardo de Rojas y Sandoval, marqués de Denia, y de Dominga de Alcega, Cristóbal pasó los seis primeros años de su vida junto a su madre en su pueblo natal, pero luego fue llevado por su padre a Lerma (Burgos), donde recibió de mano de sus preceptores una sólida formación. Cursó estudios de Artes en la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), obteniendo el título de bachiller el 28 de abril de 1527 y los de licenciado y maestro al año siguiente.
En 1529 se matriculó en Teología en el Colegio de San Ildefonso, recibiendo el grado de doctor hacia 1535.
Se ignora la fecha de su ordenación sacerdotal, pero recién acabados sus estudios aparece en compañía de Carlos V como capellán, disfrutando además de las rentas de dos beneficios de la iglesia de Sevilla y de una pensión sobre la iglesia de Cartagena. Diez años estuvo al servicio del Emperador, al cabo de los cuales fue propuesto para ocupar la sede episcopal de Oviedo, siendo nombrado el 8 de octubre de 1546 y tomando posesión de la misma el 18 de enero del año siguiente. Fiel a las directrices del Concilio de Trento, aún sin finalizar, quiso ser pastor de su iglesia, observando la residencia en su sede. Amigo de los jesuitas, pidió a san Ignacio de Loyola que se instalaran en su diócesis. Participó, por expreso deseo de Carlos V, en la segunda etapa del Concilio tridentino (1551-1552), cuyos decretos se empeñó en aplicar.
Entre ellos, llevó a la práctica, tal como había sido mandado, numerosos sínodos diocesanos con vistas a la reforma del clero, comenzando por el celebrado en Oviedo en 1556, poco antes de ser promovido al obispado de Badajoz.
El 4 de mayo de 1556 se trasladó a su nueva sede, visitando la diócesis y ejerciendo la caridad para con los necesitados. Durante el tiempo de su episcopado tuvo lugar la tercera y última etapa del Concilio de Trento (1562-1563), pero no asistió a las sesiones, sino que envió procurador. En cambio, celebró también sínodo diocesano en mayo de 1560, mandando imprimir sus constituciones, que fueron impugnadas por el Cabildo catedralicio.
El obispo cuidó siempre de su familia; en su episcopado ovetense acogió en su casa a su sobrino, Bernardo de Rojas y Sandoval, futuro arzobispo de Toledo y cardenal, costeando sus estudios. En Badajoz tuvo en su palacio a otro sobrino, Francisco Gómez de Sandoval, futuro duque de Lerma y valido de Felipe III.
El 27 de octubre de 1562 fue trasladado a la diócesis de Córdoba, en cuya ciudad celebró seis sínodos diocesanos. Desde el primero de ellos, que tuvo lugar en 1563, contó con la firme oposición de su Cabildo, que veía mermados sus derechos y prerrogativas con la aplicación de los decretos tridentinos. No por ello se amilanó el obispo, a quien tocó presidir el Concilio provincial de Toledo que, por orden de Felipe II, abrió sus sesiones el 8 de septiembre de 1565. Por derecho tocaba presidir la asamblea al arzobispo de Toledo, pero, hallándose Bartolomé de Carranza en prisión inquisitorial, pasó su derecho al sufragáneo más antiguo, que lo era Cristóbal de Rojas. El 25 de marzo de 1566 se dio por terminado el Concilio, que legisló sobre cuestiones pastorales y disciplinares, siendo un gran impulsor de la reforma tridentina en la provincia eclesiástica toledana. Gran valedor de la asamblea fue san Juan de Ávila, quien redactó el discurso de apertura y unas Advertencias para el Concilio de Toledo.
En Córdoba encontró la cerrada oposición del Cabildo para la aplicación de algunos decretos, llegándose a un enfrentamiento abierto entre la mitra y los capitulares; Cristóbal actuó con mano de hierro, mandando encarcelar a algunos canónigos, pero finalmente se logró llegar a un acuerdo. Quizás por tantas desavenencias aspiró en 1567 a ser trasladado a la sede metropolitana de Burgos, lo que no pudo conseguir.
Sin embargo, el 18 de mayo de 1571 fue promovido a la iglesia de Sevilla, donde siguió empeñado en la reforma del clero, acorde con los principios del Concilio de Trento. Continuando su amistad con los jesuitas, el 25 de marzo de 1579 consagró la iglesia de la Compañía en señal de su aprecio. Pero también obtuvo del Rey mejoras para su iglesia catedral, logrando que en 1572 se firmara un acuerdo para la creación de una lonja de mercaderes que despejara las gradas catedralicias del comercio que en ellas se realizaba.
Prosiguiendo su labor sinodal, reunió en enero de 1572 el que sería el último de su vida, del que salieron numerosas normas que pretendían corregir los abusos y relajaciones del clero y la reforma de las costumbres. Fundó la Cofradía del Dulcísimo y Santísimo Nombre de Jesús y Primera Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, contra los votos y juramentos, en la iglesia parroquial de San Vicente Mártir, aprobando sus reglas en 1574, y regulando las estaciones de penitencia en la Semana Santa sevillana.
Preocupado también por la reforma del clero regular, no quiso sin embargo admitir en Sevilla un nuevo convento que aspiraba a vivir sólo de limosna, el Carmelo Teresiano. Santa Teresa de Jesús en persona fue a llevar a cabo esta fundación en 1575, pero topó con la cerrada oposición del prelado, que únicamente pretendía de ella la reforma de los monasterios ya existentes.
A pesar de todo, y tras un año de lucha, la santa abulense consiguió su propósito y, junto con él, la amistad del arzobispo.
Dispuesto a fundar un monasterio franciscano en Lerma, solar de su familia, emprendió el viaje a dicha villa castellana a pesar de su avanzada edad, pero la muerte lo sorprendió en el pueblo vallisoletano de Cigales, recibiendo sepultura en la iglesia parroquial de Lerma, donde su sobrino, el duque de Lerma, costeó un magnífico sepulcro con estatua orante del prelado en bronce, obra de Lesmes Fernández del Moral, ejecutada según diseño de Juan de Arfe con intervención de Pompeo Leoni. Cristóbal no tuvo la actividad de mecenazgo de su sobrino, Bernardo de Rojas, pero también promovió la publicación de algunas obras, como el Discurso de la navegación que los portugueses hacen a los reinos y provincias de Oriente, y de la noticia que se tiene de las grandezas del reino de la China, de Bernardino de Escalante, impresa en Sevilla en 1577 y dedicada al arzobispo.
Obras de ~: Capitulos que el muy illustre y reverendíssimo señor don Cristóval de Rojas y Sandoval, obispo del obispado de Badajoz [...] hizo en la congregación que tuvo en esta ciudad de Badajoz de todos los arciprestes, vicarios y curas de este su obispado en xv días de mayo deste año de MDLX, Badajoz, Francisco Rodríguez, 1560; Don Christóval de Rojas y Sandoval, por la gracia de Dios y de la sancta sede apostólica obispo de Córdova, del Consejo de su Magestad [...] A vos, los venerables vicarios, rectores, [...] hordenamos los capítulos y advertencias siguientes, [Córdoba, 1563]; Synodo diocesano que el illustríssimo y reverendísimo señor don Christóval de Rojas y Sandoval, obispo de Córdova [...] celebró en su yglesia cathedral el año de 1566, Córdoba, Juan Bautista Escudero, 1566; Advertencias que el illustríssimo señor don Christóval de Rojas y Sandoval, obispo de Córdova, dio a los vicarios, rectores y clérigos de su obispado en el signado que celebró este año de 1566 años, Córdoba, Juan Bautista Escudero, 1566; Interrogatorios y preguntas que mandó hazer [...] don Christóval de Rojas y Sandoval, obispo de Córdova [...] por los quales examinarán los confessores deste obispado los officiales dél que confessaren, Córdoba, Juan Bautista Escudero, 1567; Venerables y amados hermanos, las dubdas que nos avéys consultado sobre el vender del pan recibimos, y holgamos mucho de entender el cuydado que tenéys de vuestras conciencias y del remedio de las almas que os están encomendadas; luego hezimos juntar personas doctas [...] y todos de un parescer acordamos la resulución que veréys, [Córdoba, 1562-1571].
Bibl.: J. Gómez Bravo, Catálogo de los obispos de Córdoba y breve noticia histórica de su iglesia catedral y obispado, vol. II, Córdoba, Juan Rodríguez, 1778, págs. 468-484; J. Alonso Morgado, Prelados sevillanos, Sevilla, Izquierdo, 1906, págs. 446-458; C. Guerrero, “Rojas y Sandoval, Cristóbal de”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, suplemento I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1987, págs. 667-670; J. Garmendia Arruebarrena, “Cristóbal de Rojas y Sandoval. Un Arzobispo ilustre de Fuenterrabía”, en Boletín de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, 54 (1998), págs. 422-434; R. M. Pérez García, “Los sínodos sevillanos de Cristóbal de Rojas y Sandoval”, en Archivo Hispalense, 82 (1999), págs. 11-26; F. Elejalde, Cristóbal de Rojas y Sandoval: ilustre hijo de Hondarribia, Hondarribia, Ayuntamiento, 2002; P. P. Herrera Mesa, “El tema eucarístico en los sínodos diocesanos cordobeses del obispo Rojas y Sandoval (1563-1570)”, en F. J. Campos y Fernández de Sevilla (dir.), Religiosidad y ceremonias en torno a la Eucaristía, vol. II, San Lorenzo de El Escorial, Real Colegio Universitario, 2003, págs. 351-370.
Miguel C. Vivancos Gómez, OSB