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Constanza de Portugal

Biografía

Constanza de Portugal. Santarem (Portugal), 3.I.1290 – Sahagún (León), 18.XI.1313. Infanta de Portugal y reina de Castilla y de León (esposa de Fernando IV).

Hija de don Dionís (1279-1325), rey de Portugal, y de su esposa santa Isabel de Aragón, hermana de Jaime II de Aragón. Desde el lado castellano, el primer testimonio sobre la infanta portuguesa se remonta al 15 de septiembre de 1291, cuando Sancho IV de Castilla y don Dionís firmaron en Ciudad Rodrigo un tratado que serviría para estrechar la alianza entre los dos monarcas y cuyo acuerdo fundamental fue el compromiso matrimonial del infante Fernando, primogénito y heredero de Sancho IV, que aún no había cumplido los seis años, con la infanta portuguesa Constanza, que apenas tenía entonces veinte meses de edad.

En octubre de 1295, María de Molina, madre y tutora de Fernando IV, vino hasta Ciudad Rodrigo para entrevistarse con don Dionís. Entre los asuntos tratados fue la fecha de la boda de Fernando IV con la infanta Constanza, matrimonio que debería servir para estrechar las relaciones entre los dos reinos. El compromiso matrimonial sería ratificado posteriormente en el tratado de Alcañices (12 de septiembre de 1297), que fue un gran éxito para la diplomacia portuguesa.

María de Molina se trajo consigo a Castilla a la infanta Constanza, que “era moza pequeña e sin edad”, dice la Crónica de Fernando IV, donde sería criada y educada hasta alcanzar la edad conveniente para el matrimonio. A partir de la celebración de los esponsales, doña Constanza aparece oficialmente en los documentos de la cancillería castellana como mujer de Fernando IV y reina de Castilla, pero su presencia en los diplomas es menos frecuente de lo que cabía esperar.

El 6 de diciembre de 1301 Fernando IV fue proclamado mayor de edad y al mes siguiente contrajo matrimonio en Valladolid con la infanta Constanza. La boda se celebró en un frío ambiente cortesano, plagado de intrigas nobiliarias, pues los más conspicuos representantes de la alta nobleza buscan por todos los medios captar a su favor la voluntad del joven monarca.

La representación portuguesa en el acontecimiento se redujo al poderoso e influyente Juan Alfonso de Alburquerque, conde de Barcelos, pariente cercano de María de Molina y gran privado del rey de Portugal.

Celebradas las bodas, el primer documento de la colección diplomática de Antonio Benavides en el que vuelve a citarse a doña Constanza como mujer de Fernando IV está fechado en Valladolid, el 2 de marzo de 1302. La documentación apenas permite dibujar el perfil o papel político que pudo jugar la reina Constanza. Su madre, santa Isabel, era hermana de Jaime II de Aragón, por lo que la nueva reina castellana podía convertirse en puente para intentar solucionar los conflictos que seguían existiendo, principalmente entre la Corona de Castilla y la de Aragón, dado el apoyo que esta última seguía prestando a las pretensiones de Alfonso de la Cerda al trono castellano.

Su papel mediador se puso de manifiesto por vez primera en las vistas de Badajoz, que tuvieron lugar en abril de 1303 y a las que acudieron los reyes de Castilla y Portugal y los embajadores de Jaime II de Aragón. El objetivo esencial de estas vistas era alcanzar una tregua entre Castilla y Aragón, como paso previo para lograr una paz definitiva. Las actuaciones de la reina Constanza, dada su juventud en estos momentos, estarían supervisadas por Diego García de Toledo, hombre de confianza de Fernando IV y hábil político, que ocupaba los cargos de canciller del sello de la puridad y mayordomo de la reina, y por su aya doña Vataza, hija de doña Láscara, infanta de Grecia, y de Guillermo Pedro Balbo, conde de Ventimiglia, y que era mujer discreta y bien dotada para la actividad diplomática.

Tras la firma de la sentencia arbitral de Torrellas (8 de agosto de 1304), que traía la resolución definitiva de los asuntos pendientes entre Castilla y Aragón, doña Constanza participará más activamente en la vida política, aunque sin desprenderse de la tutela y guía de la fiel doña Vataza. En el otoño de 1307, doña Constanza dio a luz a su primera hija, la infanta Leonor, que llegó a ser reina de Aragón al casar en 1329 con el rey Alfonso IV. Su segundo hijo, el infante Alfonso, heredero del trono nació en Salamanca el 13 de agosto de 1311.

Tras la muerte de Fernando IV el 7 de septiembre de 1312 se reforzó el protagonismo político de la reina Constanza, en medio de las dificultades que supuso organizar la minoría de su hijo y heredero Alfonso XI, pero apenas pudo ser poco más que un instrumento en manos de las facciones nobiliarias, encabezadas por el infante Juan, hermano de Sancho IV, y por el infante Pedro, hermano de Fernando IV, que se disputan la tutoría y custodia del monarca niño. Las Cortes de Palencia de 1313 no sirvieron para solucionar el problema de la tutoría. Durante el desarrollo de las sesiones de Cortes la reina Constanza, que hasta este momento ha estado apoyando la candidatura del infante Pedro, cambió de opinión y se pasó al bando del infante Juan. Los dos infantes continuaron ejerciendo como tutores, sin mostrar entre ellos el más mínimo entendimiento y tratando de recabar cada uno por su parte los mayores apoyos posibles entre nobles y concejos.

Don Pedro lo hace por el sur, mientras doña María de Molina busca el respaldo de las villas castellanas, y el infante Juan gana adictos en León y Galicia y cuenta con el apoyo de la reina Constanza y de algunos destacados linajes, como los encabezados por don Juan Manuel, Juan Núñez de Lara y hasta del infante Felipe, hermano de Fernando IV. Mientras el infante Pedro está en la frontera, el infante Juan hizo todo lo posible para quedar como único tutor. En tal sentido, está dirigido su viaje a Sahagún en noviembre, que hizo acompañado de la reina Constanza y de Núñez de Lara, y donde había convocado a los procuradores de las villas de Castilla y de León. Lo que no podía imaginar el infante es que allí precisamente moriría inesperadamente el 18 de noviembre de 1313 la reina Constanza, su principal baza en este momento —que sólo contaba veintitrés años de edad.

La reina Constanza fue señora de Salamanca y de Belorado y disfrutó de importantes rentas en Roa. Vivió en un momento histórico de gran complejidad e interés, en el que la política peninsular aparece dominada por su padre don Dionís y, sobre todo, por su tío Jaime II de Aragón, y a los designios de ambos monarcas nunca fue capaz de sustraerse plenamente. Durante la minoría de Alfonso XI podría haber jugado un papel de primer orden, pero no fue así, y se convirtió en disputado juguete de los más importantes representantes de la vieja nobleza, ahora situada en la cumbre de su poder. En la práctica, fue un mero rehén de los intereses del infante Juan, tan ambicioso e intrigante como falto de escrúpulos, carente de un proyecto político para la Corona de Castilla que fuera distinto al de dar plena satisfacción a su enorme ambición personal.

 

Bibl.: J. Zurita, Anales de la Corona de Aragón, Zaragoza, en el Colegio de San Vicente Ferrer, por Juan de Lanava y Quartenet, 1610, 7 ts.; A. Benavides, Memorias de D. Fernando IV de Castilla, Madrid, Imprenta de J. Rodríguez, 1860, 2 vols.; A. Giménez Soler, Don Juan Manuel: biografía y estudio crítico, Zaragoza, La Academia, 1932; F. S ánchez de Valladolid (atrib.), “Crónica del Rey don Fernando Cuarto” y “Crónica del Rey don Alfonso el Onceno”, en C. Rossel (ed.), Crónicas de los Reyes de Castilla, Madrid, Ediciones Atlas, 1953 (col. Biblioteca de Autores Españoles, LXVI); A. Canellas López, “Datos para la Historia de los Reinos Peninsulares en el primer tercio del siglo xiv”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, CXLV (1959), págs. 231-286; M. Gaibrois, María de Molina. Tres veces reina, Madrid, Espasa Calpe, 1967; C. González Mínguez, Fernando IV de Castilla (1295-1312). La guerra civil y el predominio de la nobleza, Vitoria, Universidad de Valladolid, 1976; J. de Loaysa, Crónica de los Reyes de Castilla. Fernando III, Alfonso X, Sancho IV y Fernando IV (1248-1305), ed., trad., intr. y notas de A. García Martínez, Murcia, Academia Alfonso X el Sabio, 1982 (2.ª ed.); M. García Fernández, “Jaime II y la minoría de Alfonso XI (1312- 1325). Sus relaciones con la sociedad política castellana”, en Historia. Instituciones. Documentos, 18 (1991), págs. 143-181; C. González Mínguez, Fernando IV de Castilla 1295-1312, Palencia, Diputación Provincial de Palencia-Editorial La Olmeda, 1995; C. González Mínguez, “Poder real, poder nobiliar y poder concejil en la Corona de Castilla en torno al año 1300”, en Publicaciones de la Institución Tello Téllez de Meneses, 71 (2000), págs. 5-36.

 

César González Mínguez