Ucín Odriozola, Marcial. Azpeitia (Guipúzcoa), 28.IX.1898 – 24.III.1972. Empresario.
Encarna el prototipo del empresario vasco que triunfa por sus propios medios partiendo de recursos modestos. Nació en el caserío Ondarre, situado a las afueras de Azcoitia (Guipúzcoa), en el seno de una familia campesina. Además de dedicarse a las labores agropecuarias, los Ucín explotaban una herrería cuyos orígenes se remontaban siglos atrás. En ella el joven Marcial pudo familiarizarse con los rudimentos de la labranza del hierro. En 1923 contrajo matrimonio con Josefa Aramendi y ambos se trasladaron a vivir al núcleo urbano. Marcial cedió los derechos que sobre el mayorazgo de la casa le correspondían por su condición de hijo primogénito. Erigió una herrería sobre una parcela alquilada. En 1927 los beneficios percibidos le permitieron abrir el primer taller de forja en propiedad. Altos Hornos de Vizcaya le suministraba la materia prima, que él transformaba maquinaria agrícola. Hacia 1930 la producción iba ganando posiciones en el mercado español y la empresa empleaba a una treintena de obreros. En los años inmediatamente posteriores la marcha del negocio sufriría fuertes oscilaciones, acentuadas por las circunstancias históricas: la depresión económica de la década de 1930, la guerra civil española (1936-1939), el aislamiento postbélico...
En 1943, en plena vigencia de la política económica autárquica e intervencionista, las deficiencias de abastecimiento de materias primas truncaban cualquier expectativa productiva. Ucín se percató pronto de la necesidad de independizarse de sus proveedores y fundir su propio acero. Adquirió un tren de laminación destinado a su desguace y lo puso en funcionamiento. Las costosas inversiones que exigía este tipo de producción eran rentabilizadas en un mercado, el español de la década de 1940, marcado por las graves carencias de la oferta y ávido de todo tipo de bienes. En 1952 Ucín incorporó al equipamiento un pequeño horno eléctrico que optimizó las tareas de laminación. Reorientó la producción hacia las barras para armar hormigón. Su especialización en aceros corrugados (redondos estriados) le valdría la consolidación definitiva en el sector y el triunfo de su empresa. La demanda de transformados metálicos y bienes intermedios se disparó en España a partir de la década de 1950, al ritmo de su modernización e industrialización. El sector siderometalúrgico vasco conocería una época de expansión. En 1958 se constituía “Marcial Ucín S.A.” Hasta la fecha su artífice había aunado en su persona las facetas de gerencia y propiedad. A partir de entonces se retiraba para dejar la firma en manos de sus herederos. En la actualidad integra la multinacional “Arcelor”.
Cuantos conocieron a Marcial destacan de él una viva inteligencia, su arrojo y el sentido del humor. Exigente consigo mismo y con los demás, llamaba la atención su trato accesible tanto fuera del taller como dentro del mismo, con los subordinados. Fiel a la educación que recibió, fue un hombre de profundo sentimiento religioso.
Bibl.: E. Legorburu Faus, “Marcial Ucín Odriozola (1898-1972)” en E. Torres (dir.), Los cien empresarios vascos del s. XX, Madrid, Lid Editorial Empresarial, 2004; E. Torres, “La empresa en el País Vasco (siglos XIX y XX)” en J. L. García Ruiz y C. Manera (dirs.), Historia empresarial de España: un enfoque regional en profundidad, Madrid, Lid Editorial Empresarial, 2006, págs. 224, 227, 235, 237.
Elena Legorburu Faus
