Ayuda

José Perfecto de Salas

Biografía

Salas, José Perfecto de. Buenos Aires (Argentina), 1714 – XII.1778. Abogado, erudito en humanidades, derecho y teología, tan diestro en negocios como con su pluma.

Proveniente de noble familia sevillana, su padre, Francisco Martínez de Salas Valdivieso, fue a América como secretario de Cámara del gobierno de Buenos Aires. Allí casó en 1713 con la noble porteña Ana Rosa de los Ríos Herrera, y pasó a Chile con su familia en 1717 a hacerse cargo de un corregimiento en La Serena otorgado en premio de sus servicios, pero que no alcanzó a desempeñar, pues falleció en 1719. José Perfecto se educó en Chile en el Instituto de la Compañía de Jesús y estudió Artes y Teología en el Real Colegio de Nobles de San Fernando y se graduó de licenciado en 1728, maestro en 1721 y doctor en 1732. Posteriormente se trasladó a Lima para adquirir preparación jurídica en la Universidad de San Marcos. Sus buenos antecedentes educacionales le permitieron graduarse con excelencia en Cánones y Leyes en el Colegio Real de Santo Toribio, y titularse de abogado en la Universidad de San Marcos en 1737, donde desempeñó con brillo la Cátedra de Código. Tras un período en España, regresó a Chile en 1746, como fiscal de la Real Audiencia, cargo que asumió en 1747. Casó en 1750 en la ciudad de Mendoza, Cuyo, con María Josefa Corvalán y Chirinos, de influyente familia regional, con quien tuvo cinco hijos.

En 1750 redactó para el gobernador Domingo Ortiz de Rozas un informe sobre Chile aconsejando establecer nuevas poblaciones y opinando sobre la inutilidad del ejército de la Frontera. También le encargó en 1754 una Historia jeográfica e hidrográfica con derrotero jeneral correlativo al plan del reino de Chile [sic], terminada en 1760 y remitida por Amat a Carlos III.

Cuando Manuel de Amat y Junient sucedió a Ortiz de Rozas, Salas desempeñó con acierto la Secretaría de Cámara (1756-1761), entre otras cosas, impulsándolo a poner en funciones la Universidad. Él, particularmente, enseñó Derecho en su casa, Instituta, considerándosele el primer profesor de esa disciplina en el país. Una Real Cédula de 1758 le encomendó continuar el Comentario de las Leyes de Indias, iniciado en 1751 por Tomás de Azúa, que murió en 1757. Sólo alcanzó a hacer trece glosas, y luego Carlos III dispuso que no se continuara. Amat lo llevó consigo como asesor al asumir el virreinato de Perú, conservándole su puesto y propiedades en Chile. Esta designación le satisfizo pues en Lima había formado su personalidad y podía brindar a sus hijos la misma oportunidad educacional. Desde 1759 a 1772 participó influyente y lealmente junto a Amat en sus diversas tareas de administración y política internacional. Le asesoró en las disposiciones para el cumplimiento de la expulsión de los jesuitas en 1767, aunque inquieto por lo que ello significaría para la educación y el riesgo de un avance portugués desde el Matto Grosso. En su preocupación por el establecimiento de los ingleses en las Malvinas, llave para el paso de navegación por el cabo de Hornos y para el contrabando hacia el norte vía Chiloé. Dio su opinión sobre la creación del virreinato del Plata. Participó en el Concilio de Lima en 1772. Se le atribuye la redacción de la primera parte de las Memorias del virrey.

Todo esto le significó gran situación en Lima, pero a la vez una identificación con Amat que lo involucraba en la mala opinión que los colonos se fueron formando del atrabiliario virrey. Al iniciarse un distanciamiento entre el virrey y su asesor, éste sospechó con razón que lo estaba desprestigiando en la Corte. En 1772 envió a su futuro yerno José Antonio de Rojas a España a solicitar la licencia para el matrimonio con su hija y permiso para regresar como fiscal a Chile. Rojas consiguió la autorización para casarse con Mercedes de Salas y logró que José pudiera volver a su cargo de fiscal, pero sólo después de acordada la remoción de Amat del Perú en 1774. Así pudo Salas embarcar en la Sacra el 21 de marzo de 1775, dejando en Lima una estela de comentarios sobre su gran fortuna y su abultado equipaje que, se decía, contenía algunos libros prohibidos.

Gozaba en Chile, con su fertilidad y clima, en sus dos propiedades rurales, y puso todo su empeño en incentivar la instrucción en el país. Se ocupó del restablecimiento del Convictorio Carolino y sugirió al gobernador Jáuregui, que las propiedades urbanas de los jesuitas se destinasen a establecimientos educacionales. Sin embargo, en la Península recelaban de su influencia en las colonias y se le designó oidor en la Audiencia de Contratación de Cádiz, lo que parecía halagador, pero que él no quería aceptar. En 1776 José de Gálvez ordenó en forma perentoria su traslado y el de toda su familia a España, con orden de inmediato relevo de sus funciones de fiscal en Chile y de no aceptar excusa alguna. Salió hacia Buenos Aires acompañado de sus dos hijos menores, pues Manuel estaba en España abogando por su causa. Su mujer e hijas, conminadas a dejar el país, consiguieron, con el virrey Ceballos, permanecer en Mendoza en la casa paterna de María Josefa, ya que Cuyo había pasado a la jurisdicción del virreinato del Plata. José Perfecto enfermó en Buenos Aires a principios de 1778 y murió allí en diciembre, con la sola compañía de su hijo José Sebastián. Judas José había seguido a España a preparar la llegada de la familia a Cádiz.

El juicio de residencia de Amat y Junient, iniciado en marzo de 1777, sólo entró en funciones a principios de 1778, e involucraba a Salas y otros dependientes del virrey. La sentencia, dictada en Lima en julio de ese año los absolvió a todos de todo cargo general o particular, y fue ratificada por el Consejo de Indias después de la muerte de Salas.

 

Bibl.: M. L. Amunátegui, Don Manuel de Salas, Santiago, Imprenta Nacional, 1895; D. Amunátegui Solar, “Don José Perfecto de Salas”, en Anales de la Universidad de Chile, t. CXII, Santiago, Imprenta Cervantes, 1896; J. T. Medina, Diccionario Biográfico Colonial de Chile, Santiago, Imprenta Elzeviriana, 1906; M. L. Amunátegui, Los precursores de la Independencia de Chile, Santiago, Encuadernación Barcelona, 1910; La Crónica de 1810, Santiago, Encuadernación Barcelona, 1911; V. Figueroa, Diccionario Histórico, Geográfico y Bibliográfico de Chile, Santiago, Balcells y Cía., 1931; A. Bulnes, “Una vida al servicio de la sociedad: don Manuel de Salas”, en Boletín de la Academia Chilena de la Historia, n.º 36 (1947); J. Eyzaguirre, “Don Manuel de Salas procesado, por la Inquisición”, en Boletín de la Academia Chilena de la Historia, n.º 57 (1957); R. Donoso, Un letrado en el siglo xviii, el Doctor José Perfecto de Salas, Buenos Aires, Bartolomé U. Chiesino, Publicaciones del Instituto de Historia Argentina Dr. Emilio Ravignani, 1963; J. Mújica, Nobleza Colonial de Chile, Santiago, Editorial Zamorano y Caperan, 1986.

 

Regina Claro Tocornal