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Salvador Bermúdez y Becerra

Biografía

Bermúdez y Becerra, Salvador. Medellín (Colombia), 1680 – La Paz (Bolivia), 1747. Clérigo secular y obispo de Concepción (Chile).

Este colombiano procedía de una familia de hidalgos. Su padre fue alcalde de la villa de la Candelaria de Medellín y su ascendencia materna ocupó cargos similares y otros más importantes. Salvador estudió Teología en la Universidad de Santa Fe, donde obtuvo el doctorado. Durante veinticinco años ejerció el ministerio sacerdotal como párroco, provisor y vicario general de Santa Marta. Finalmente fue nombrado canónigo de Quito. Clemente XII le designó obispo de Santiago de Chile el 18 de junio de 1731. Fue consagrado en la catedral de Lima por el obispo de Trujillo, Jaime de Mimbela, en 1734.

Tras una navegación de sesenta días y después de sortear una serie de peripecias llegó a su diócesis. Ésta todavía mostraba huellas de la sublevación indígena de 1723 y los efectos desastrosos del terremoto del 8 de julio de 1730 que destruyó la casa del cabildo, el palacio del gobernador, los templos de San Agustín y de San Francisco, el hospital y la iglesia de San Juan de Dios. La catedral estaba en pie, pero con daños tan notorios que solicitó al presidente, José Antonio Manso de Velasco, la autorización para demolerla. La reconstrucción se inició en 1740 y, cuando el obispo fue trasladado a La Paz, los trabajos estaban bastante adelantados, pero no finalizados. Este ciclo de construcción y destrucción ha sido permanente en esta diócesis.

Dada la extensión de la misma y el peligro de los ataques indígenas y de los corsarios holandeses, franceses e ingleses a la región de Chiloé, solicitó el nombramiento de un obispo auxiliar para este archipiélago. Con la designación de Pedro Felipe de Azúa para este cargo, fue el primer prelado de Chile que contó con un obispo auxiliar.

Realizó la visita pastoral de su diócesis en los veranos de 1735 y 1736. En una de ellas inició la construcción del templo parroquial de la villa de Nuestra Señora de los Ángeles en la isla de la Laja. En 1735 envió a Lima al canónigo Luis Quevedo y Cevallos con la misión de traer a la diócesis al grupo de religiosas trinitarias encargadas de fundar el primer convento de su Orden en Concepción.

Para facilitar la cristianización de los indígenas se mostró partidario de reducirlos a pueblos y villas. Estudió bien la solución del problema después de participar activamente en el Parlamento de Negrete que celebraron las autoridades españolas con los indios araucanos. Estos parlamentos habían sido establecidos para mejorar las relaciones y evitar los continuos alzamientos de aquéllos.

El obispo concordó totalmente con el gobernador Manso de Velasco en la necesidad de reducir a los indios para corregirlos de los vicios de la embriaguez y la poligamia que no les permitía progresar y provocaba la inseguridad en la región.

Su traslado a la diócesis de La Paz y su promoción posterior al arzobispado de Charcas le impidió realizar los planes que se había forjado para el mejor gobierno de la diócesis de Concepción. Falleció en 1747 antes de llegar a Charcas y sin haber tomado posesión del arzobispado.

 

Bibl.: R. Muñoz Olave, Rasgos biográficos de eclesiásticos de Concepción. 1552-1818, Santiago de Chile, Imprenta San José, 1916; F. Araneda Bravo, Historia de la Iglesia en Chile, Santiago de Chile, Ediciones Paulinas, 1986; S. Correa Bello, “Salvador Bermúdez y Becerra”, en Episcopologio chileno. 1561-1818, t. IV, Santiago de Chile, Ediciones Universidad Católica de Chile, 1992.

 

Marciano Barrios Valdés