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Juan de Necolalde

Biografía

Necolalde, Juan de. Sucre (antes La Plata) (Bolivia), c. 1664 – Tacna (Perú), 14.V.1724. Sacerdote del clero secular, obispo de Concepción (Chile) y arzobispo de Charcas (Bolivia).

Poco se sabe de sus padres, salvo las escuetas noticias de que eran “nobles y de noble ascendencia, todos cristianos viejos, católicos, limpios de toda mala raza”. Sus primeros estudios los hizo en el Real Colegio de San Juan Bautista en su ciudad de origen, encomendado a los padres de la Compañía de Jesús. Con posterioridad estudió en la Universidad de San Francisco Javier, también en La Plata, a cargo igualmente de los jesuitas, donde obtuvo los grados de maestro en Artes y doctor en Teología. Sus estudios eclesiásticos los hizo en el Seminario de La Plata, ordenándose sacerdote hacia 1688. Después de su ordenación se desempeñó como cura rector en la imperial villa de Potosí y como cura y vicario en la villa y asiento de minas de Porco, donde, además, fue juez eclesiástico y comisario de la Santa Cruzada. En este lugar, a su costa, se erigió la iglesia de la villa.

En 1698 se incorporó al Cabildo eclesiástico de La Paz como canónigo magistral, dignidad que ostentó por once años. El 12 de abril de 1709 fue designado chantre de la misma iglesia.

No se tienen más noticias sobre la vida de Necolalde durante su ministerio sacerdotal. Sin embargo, las pocas que hay le muestran como un hombre que destaca; los cargos en Potosí y en Porco, por la importancia de los lugares, no eran proveídos con sacerdotes comunes y el desempeño de los mismos fue lo suficientemente digno como para que el confesor del Rey hablara de “su gran mérito”.

Fue presentado por el Rey y nombrado por Clemente XI, en el consistorio del 1 de abril de 1715, obispo de Concepción (Chile), vacante por traslado del obispo Diego Montero del Águila a la diócesis de Trujillo (Perú). Su consagración se realizó probablemente en La Paz, en 1715 o al año siguiente, y tomó posesión del obispado el 18 de enero de 1717. Pasado el invierno de ese año se dispuso a hacer su visita a la diócesis, la que debió suspender por tener que ocuparse de la reparación de la iglesia catedral que amenazaba ruina inminente. Sólo pudo iniciarla el 10 de octubre de 1718 y ella le permitió darse cuenta de los principales problemas de su iglesia: un clero poco preparado y una deficiente instrucción religiosa de los fieles, tanto españoles como nativos. Para uno y otro buscó la solución: para el primero, creando un seminario donde formar al clero; para el segundo, establecer misiones itinerantes, las que continuaron hasta la revolución de la independencia de Chile, a principios del siglo siguiente. Trató de establecer igualmente algunas misiones estables, pero fueron destruidas en el levantamiento general de los indios del año 1723. Especial cuidado puso en el culto divino para asegurar el cual creó nueve cofradías en diversas partes del obispado, si bien no pudo hacerlo en los fuertes por la pobreza de los soldados y el corto sueldo de los curas; no pudiendo obtener fondos por esta vía, los consiguió directamente del Monarca. Nombró, además, visitadores parroquiales permanentes, alguno de los cuales sufrió el martirio en manos de los indios.

Sus relaciones con el clero secular y religioso fueron normales y fluidas, como también con los misioneros. Buenas relaciones mantuvo también con las autoridades del reino, las que discurrieron en condiciones de normalidad, sin malas interpretaciones ni quejas mutuas. Mientras se desempeñó como obispo de Concepción fue un pastor preocupado de su grey, atento a los problemas y especialmente dispuesto a solucionarlos aun a costa de su propio patrimonio.

Estaba ocupado en ellos cuando fue trasladado a la archidiócesis de Charcas (Bolivia), en bula dada en Roma el 12 de mayo de 1723 por el papa Inocencio XIII. Conocido su nuevo destino, Necolalde se encaminó hacia él en marzo de 1724, pero falleció por el camino, en la localidad de Tacna (Perú) el 14 de mayo de 1724. En Concepción fue sucedido por Francisco Antonio de Escandón y en La Plata, por Luis Francisco Romero.

 

Bibl.: J. T. Medina, Diccionario biográfico colonial de Chile, Santiago, Imprenta Elziviriana, 1906; R. Muñoz Olave, El Seminario de Concepción durante la colonia y la revolución de la independencia (1572-1813), Santiago, 1915, págs. 113-141; Rasgos biográficos de eclesiásticos de Concepción, Santiago, Imprenta San José, 1916, págs. 329-335; C. Oviedo Cavada, Los obispos de Chile 1561-1978, Santiago, Salesiana, 1979, págs. 137-138; F. Araneda Bravo, Historia de la Iglesia en Chile, Santiago, Paulinas, 1986, págs. 157-160; C. Salinas Araneda, “Juan de Necolalde”, en C. Oviedo Cavada (dir.), Episcopologio chileno 1561-1815, t. IV, Santiago, Ediciones Universidad Católica de Chile, 1992, págs. 140-172; C. Oviedo Cavada, Los obispos de Chile, Santiago, Andrés Bello, 1996, págs. 180-181.

 

Carlos Salinas Araneda

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