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Juan Bravo del Rivero y Correa

Biografía

Bravo del Rivero y Correa, Juan. Lima (Perú), 12.VI.1685 – Arequipa (Perú), 22.V.1752. Obispo de Santiago de Chile y de Arequipa.

Nació en el seno de una familia de reconocida nobleza, originaria de Extremadura. Fue el mayor de tres hermanos. Le seguía su hermana Francisca, casada con el notable abogado y oidor de Charcas Gabriel Matienzo, y el menor Pedro José, oidor de la Audiencia de Lima. Estudió durante doce años en el Real Colegio San Martín de Lima perteneciente a los jesuitas y obtuvo en la Universidad de San Marcos el grado de licenciado en Derecho canónico. Hizo oposiciones a cátedra en esa universidad y por más de un año fue sustituto en la de Instituta. Con posterioridad fue autorizado por la Real Audiencia para ejercer de abogado, destacándose como tal en la tramitación de varios pleitos que le granjearon fama y cierta fortuna.

Empero, no perseveró en el ejercicio de esa profesión y prefirió optar por la carrera judicial, para lo cual solicitó al Monarca plaza de oidor de la Audiencia de Charcas. Después de efectuar un “donativo” de 3.000 pesos a la Corona, el 20 de junio de 1708 obtuvo una plaza de supernumerario. Esto implicaba gozar del cargo de oidor, a pesar de no haber vacante, con opción a la primera plaza que quedara libre. En el desempeño del cargo adquirió notoriedad en el ámbito de la composición de tierras y en cuestiones vinculadas a la Real Hacienda, y fue considerado un severo e íntegro administrador de justicia. Durante quince años ejerció como oidor y dejó el cargo poco tiempo después de la muerte de su esposa, con la que se había casado hacía sólo algunos meses.

Esta desgracia familiar lo llevó a replantearse su vida futura y optó por abandonar la carrera judicial e ingresar en el sacerdocio. Como ocurría con frecuencia en la época, antes de ordenarse solicitó una canonjía, específicamente la de maestrescuela de la catedral de Charcas. El Monarca acogió la petición y lo presentó para esa dignidad (6 de mayo de 1724). Una vez oficializado el nombramiento (1725), fue ordenado sacerdote por el obispo de Santa Cruz de la Sierra. Dos años después obtenía la dignidad de tesorero de la misma catedral y cuando consideraba su retiro a la vida conventual recibió el nombramiento de obispo de Santiago. Felipe V lo había presentado a esa sede (1734), que estaba vacante, y el mismo año lo nombró Clemente XII, despachándole las bulas correspondientes, que recibió en Charcas (1735). Lo consagró el arzobispo de dicha arquidiócesis y a fines de aquel año ingresaba en su diócesis, que se extendía entre el despoblado de Atacama y el río Maule, y que todavía mostraba signos palpables del terremoto que la había afectado en 1730. Impresionado por la pobreza, y dado que poseía una sólida fortuna personal, a poco de llegar hizo una importante donación de paramentos a la catedral y de otros aportes menores a las parroquias para que pudiesen colocar con dignidad el “Santo Sacramento”.

En el gobierno de la diócesis dio muestras de gran celo apostólico, que quedó especialmente reflejado en la visita general que realizó y que incluía la parte trasandina.

Recorrió miles de kilómetros y confirmó a más de treinta y cinco mil fieles. Se preocupó de la reconstrucción y edificación de templos, de la preparación y moralidad del clero y de auxiliar a los sectores más necesitados de la población, muchas veces a costa de su peculio.

En 1742 fue nombrado obispo de Arequipa y al año siguiente llegaba a su nueva diócesis. Este nombramiento implicaba un ascenso en su carrera eclesiástica, debido a que ese obispado disponía de más recursos que el de Santiago. La obra más importante que realizó en este episcopado fue la construcción del convento de Santa Rosa de Santa María, al que aportó considerables fondos. Al igual que durante su gobierno en la diócesis de Santiago, emprendió la visita general, en la que administró sacramentos, solucionó problemas de los curas y se preocupó de la calidad moral del clero. Falleció el 22 de mayo de 1752 y fue enterrado en el convento de Santa Rosa.

 

Bibl.: J. I. V. Eyzaguirre, Historia eclesiástica, política y literaria de Chile, Valparaíso, Imprenta del Comercio, 1850; M. Mendiburu, Diccionario Histórico Biografico del Perú, Lima, Imprenta J. Francisco Solís, 1876; L. F. Prieto del Río, Diccionario Biográfico del clero secular de Chile, Santiago de Chile, Imprenta Chile, 1922; R. Vargas Ugarte, Historia de la Iglesia en el Perú, Burgos, Imprenta de Aldecoa, 1961; M. A. Burkholder y D. S. Chandler, Biographical Dictionary of audiencia ministres in the Americas (1687-1821), Westport (Connecticut), Greenwood Press, 1982; R. Millar y P. Larraín, “Juan Bravo del Rivero y Correa”, en C. Oviedo Cavada (dir.), Episcopologio Chileno 1561-1815, t. II, Santiago de Chile, Universidad Católica, 1992, págs. 173-223.

 

René Millar Carvacho