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Cristóbal de la Cerda y Sotomayor

Biografía

Cerda y Sotomayor, Cristóbal de la. Ciudad de México (México), 19.VIII.1584 ant. – Lima (Perú), 6.XI.1658. Letrado y oidor en Indias.

Hijo legítimo de Cristóbal de la Cerda, natural de Ciudad Real, que murió en Ciudad de México en 1613, después de haber servido por espacio de treinta y siete años como escribano y relator de la Audiencia de la capital virreinal, y de Ana de Sotomayor.

Después de iniciados sus primeros estudios en México, su padre le hizo pasar a los reinos de España y allí asistió a la Universidad de Salamanca, en la que se graduó de bachiller en Cánones (30 de junio de 1604). Más tarde ingresó en el Colegio Mayor de Santa María de Jesús de Sevilla (8 de febrero de 1606), y en la Universidad hispalense obtuvo el grado de licenciado en Cánones (15 de mayo de 1606) y de doctor en la misma Facultad (11 de junio de 1606).

En Sevilla leyó como sustituto la cátedra de Digesto Viejo todo el año 1606, y la de Vísperas de Cánones en 1607. Sustituyó la de Código todo el año 1607, y llevó la de Decreto en propiedad desde el 19 de marzo de 1608. Más tarde leyó por oposición las cátedras de Código, Digesto Viejo, Decreto y Vísperas y fue elegido rector de la misma Universidad por más de diez años, constando que también había asistido a las universidades de Sigüenza y Alcalá.

Fue alcalde de sacas en Sevilla por ausencia de Juan de Escobar Espíndola, fiscal interino de la misma Audiencia durante tres años, comisario general de la expulsión de los moriscos en 1604 y asesor de la Proveeduría General.

Por Real Provisión fechada el 19 de septiembre de 1614 se le dio título de oidor de la Real Audiencia de Santo Domingo, plaza en cuyo servicio se mantuvo hasta el año 1617, época en la que embarcó con destino a Santiago de Chile, pues por Real Provisión del 16 de junio de 1616 había sido trasladado como oidor a la Audiencia que allí había.

El navío en el que viajó a Chile fue capturado por piratas ingleses, quienes, después de catorce días de cautiverio, le liberaron en Portobelo, no sin antes haberle despojado de 30.000 ducados y de todas sus pertenencias, y el oidor sólo salvó la vida debido a los ruegos de su mujer, próxima a dar a luz, que convencieron al jefe de los piratas para que no le ahorcara.

En Portobelo vivió de la caridad pública, hasta que pudo continuar su marcha y llegar a la ciudad de Lima, donde fue socorrido por el arzobispo, pero allí debió detener su viaje a Chile por espacio de más de un año, debido a una grave enfermedad, producto de la cual perdió la nariz.

Por fin tomó posesión de su plaza en Chile el 27 de marzo de 1619 y encontró al tribunal sin ningún oidor, pues todos habían muerto y sólo se mantenía el fiscal. Al oidor De la Cerda y Sotomayor le correspondió asumir como gobernador y capitán general interino del reino de Chile a la muerte del propietario Lope de Ulloa y Lemos, quien, por despacho librado en Concepción el 24 de noviembre de 1620, le había designado como sucesor. Entró a este oficio el 13 de diciembre de 1620 y lo dejó el 5 de noviembre del año siguiente, fecha en que se recibió del mando el titular Pedro Osorez de Ulloa.

Durante su interinato salió en campaña militar contra los indios rebeldes de Arauco, al mando de una compañía de ciento treinta hombres, y en la frontera fortificó la ciudad de San Bartolomé de Chillán, construyó un puente sobre el río Andalién, reedificó los cuarteles y defensas del campamento de Yumbel y fundó el fuerte de San Cristóbal de Paz. El 14 de febrero de 1621 hizo pregonar en la ciudad de Concepción unas Ordenanzas que eliminaban el servicio personal de los indios de encomienda y que establecían el servicio pecuniario en su reemplazo, la que fue tenazmente resistida por los encomenderos y por el Cabildo de Santiago, que se negó a prestar un auxilio de hombres solicitado por el gobernador interino. En la ciudad de Santiago se preocupó de adelantar la construcción de las casas del Cabildo y de la Real Audiencia y continuó la fábrica de la cárcel. También inició las obras de un tajamar de piedra de dos varas y media de ancho para detener las avenidas del río Mapocho.

Por Real Provisión fechada el 23 de marzo de 1635 fue ascendido a una plaza de alcalde del crimen en la Real Audiencia de Lima, de la que tomó posesión en el año siguiente y en la que se mantuvo hasta su jubilación, que le fue comunicada por Real Cédula del 28 de junio de 1638.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (Sevilla), Chile, 1, 166; Lima, 6, 789; Santo Domingo, 1; Archivo Nacional Histórico de Chile, Escribanos de Santiago, 100, 132; Real Audiencia, 343, 3.236, 3.138, 3.139; Archivo Histórico Universitario de Sevilla, Colegio de Santa María de Jesús, 10 exp. 4, 58, 334; lib. 626.

A. de Silva y Molina, “Oidores de la Real Audiencia de Santiago de Chile durante el siglo XVII”, en Anales de la Universidad de Chile, CXIII (1903), págs. 22-27; J. L. Espejo, Nobiliario de la Capitanía General de Chile, Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 1967, págs. 253-254; G. Lohmann Villena, Los ministros de la Audiencia de Lima en el reinado de los Borbones (1700-1821), Sevilla, Escuela de Estudios Hispano- Americanos, 1974, pág. 163; J. Barrientos Grandon, “La Real Audiencia de Concepción (1565-1575)”, en Revista de Estudios Histórico Jurídicos, XV (1992-1993), págs. 131- 178; “Estado moderno y judicatura letrada en Indias. Colegiales del de Santa María de Jesús de Sevilla en plazas togadas”, en Ius Fugit, 3-4 (1994-1995), págs. 294-295.

 

Javier Barrientos Grandon

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