Merlo de la Fuente, Luis. Valdepeñas (Ciudad Real), 8.II.1558 ant. – Lima (Perú), 10.X.1638. Letrado y oidor en Indias.
Hijo legítimo de Luis Merlo de la Fuente, natural de Valdepeñas, familiar del Santo Oficio de la Inquisición, y de María Ruiz de Valencia, natural de Calzada de Calatrava, Ciudad Real. Estudió en la Universidad de Salamanca, donde el año 1584 fue recibido por familiar en el Colegio Mayor de San Bartolomé, graduándose de bachiller en Cánones, y luego de licenciado y doctor en la misma Facultad. Años más tarde, en el mes de abril de 1607, incorporó sus grados mayores en la Real y Pontificia Universidad de San Marcos de Lima.
En 1588 pasó a las Indias provisto como relator a la Real Audiencia de Lima. En 1592 fue nombrado visitador de los oficiales de gobierno y guerra del reino de Chile y fue recibido como tal por el cabildo de Santiago (29 de diciembre de 1592), comisión en la cual también entendió como juez de residencia del gobernador de Chile Alonso de Sotomayor, que había dejado el mando pocos meses antes al haber sido reemplazado por Martín García Oñez de Loyola. En 1594 regresó a la ciudad de Lima y se reincorporó a su empleo de relator de la Audiencia virreinal, y allí gozó del aprecio del virrey marqués de Cañete, quien, en 1595, lo recomendaba ante el Consejo para que se le diera alguna plaza togada.
El 24 de noviembre de 1597 se le libró Título de oidor de la Real Audiencia de Panamá, y salió de Lima en la armada del año siguiente. Mientras despachaba en Panamá desempeñó variadas comisiones, tales como la visita de los oficiales de gobierno y guerra de su distrito en 1598, la visita de los oficiales de gobierno y guerra de Portobelo en 1602, la de los de Cartagena de Indias, en la que fue nombrado sobre Consulta del Consejo de 16 de junio de 1603, y la del real situado de las galeras de la guardia y galeones en 1604. Su estancia en Tierra Firme le ocasionó una serie de enfermedades y achaques, entre ellos diversas dolencias en las piernas que le dificultaban el caminar, mal del que nunca pudo verse restablecido Por Título del 31 de marzo de 1604 fue promovido a una alcaldía del Crimen de Lima, y en el año siguiente fue nombrado oidor decano fundador de la Real Audiencia de Santiago de Chile, plaza de la que se le libró Título el 31 de diciembre de 1606. El 8 de septiembre de 1609 instaló la Real Audiencia de Santiago de Chile y prestó juramento de su oficio, bajo la presidencia del gobernador y capitán general, Alonso García Ramón, y con la asistencia de los restantes oidores, Hernando Talaverano Gallegos, Juan de Caxal y Gabriel de Zelada.
Mientras sirvió en Chile, entendió en la residencia del antiguo gobernador del reino, Alonso de Ribera, que publicó el 3 de marzo de 1610, a quien condenó severamente por sentencia dictada en Santiago el 5 de mayo del mismo año ante el escribano de gobernación Hernando García. Pocos meses después le tocó asumir interinamente el gobierno del reino, el 16 de agosto de 1610, a la muerte del gobernador Alonso García Ramón, quien le había designado como sucesor en el “pliego de mortaja” fechado en Concepción el 19 de julio de 1610, y se mantuvo en él hasta el 15 de enero de 1611, día en que asumió el propietario, Juan de Jaraquemada.
El mismo día en que tomó posesión del gobierno interino dispuso el alistamiento y preparativo de los soldados para marchar a Concepción para hacer frente a los naturales alzados en el sur de la gobernación, y arribó a Concepción el día 6 de octubre de ese mismo año 1610, iniciando una serie de campañas contra los indios, como resultado de las cuales hizo ahorcar a cinco caciques en Arauco, a otros once de Ainavillu y Angamón, y destruyó poblaciones y sementeras de los naturales.
En el mes de julio de 1612 regresó a Lima para ocupar plaza de oidor con antigüedad en ella, pues su nombramiento para la de Chile había sido únicamente por tres años. En 1617, el virrey príncipe de Esquilache recomendaba su jubilación a causa de su salud quebrantada, la que le fue concedida, comunicándosele esta gracia por Real Cédula del 8 de agosto de 1618, y retirado del servicio permaneció en Lima, ciudad en la que tenía a su familia, pues en el año de 1590 había contraído matrimonio en ella con Jerónima de Santa Cruz y Padilla, enlace del que nacieron siete hijos, dos de ellos ministros de audiencias indianas, y una casada con un oidor de Chile.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (Sevilla), Chile, 1, 67; Lima, 2, 689; Archivo Histórico Nacional, Inquisición, 1.189, exp. 7; Archivo Nacional Histórico de Chile, Real Audiencia, 3136, 3138; Vicuña Mackena, 187, 294.
J. Roxas y Contreras, Historia del Colegio de S. Bartholomé [...] Segunda parte. Tomo I. Que contiene las vidas de los cinco eminentísimos y excelentísimos fundadores de los Insignes Colegios Mayores [...] y un catálogo de los excelentes varones que han vestido sus becas. A que siguen las entradas de los que desde el año de 1640 hasta el de 1768 han sido elegidos en el Mayor de San Bartholomé, vol. II, Madrid, 1768, fols. 596-597; M. de Mendiburu, Diccionario Histórico-Biográfico del Perú, vol. V, Lima, Imprenta Bolognesi, 1885, págs. 5-15; C. Errázuriz, Historia de Chile durante los gobiernos de García Ramón, Merlo de la Fuente y Jaraquemada, Santiago de Chile, Imprenta Cervantes, 1908; G. Lohmann Villena, Informaciones genealógicas de peruanos ante el Santo Oficio, s. l., 1957, pág. 124; J. L. Espejo, Nobiliario de la Capitanía General de Chile, Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 1967, págs. 571-572; G. Lohmann Villena, Los ministros de la Audiencia de Lima en el reinado de los Borbones (1700-1821), Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1974, págs. 181-182; M. Moreyra Paz Soldán, “Luis Merlo de la Fuente oidor de Lima, gobernador y capitán general de Chile”, en M. Moreyra y P. Soldán, Estudios Históricos. II. Oidores y Virreyes, Lima, Instituto Riva-Agüero, 1994, págs. 55-87; J. Barrientos Grandon, “La creación de la Real Audiencia de Santiago de Chile y sus ministros fundadores. Sobre la formación de familias en la judicatura chilena”, en Revista de Estudios Histórico-Jurídicos, XXV (2003), págs. 233-338.
Javier Barrientos Grandon