Ponce de León, Pedro. ?, s. m. s. XIII – V.1311 post. Ricohombre leonés, mayordomo mayor de Fernando IV, adelantado mayor de la Frontera (Andalucía).
Pedro Ponce era hijo de Ferrán Pérez Ponce, quien fuera ayo de Fernando IV y, en 1290-1291, adelantado mayor de la Frontera; su madre fue Urraca Gutiérrez de Meneses. Su abuela paterna, Aldonza Alfonso, era hija natural de Alfonso IX de León, lo que lo emparentaba con el linaje real castellano-leonés.
Un hermano de Pedro, Ferrán Pérez, afincado en Andalucía (fue el primer señor de Marchena), fundó la casa de los futuros marqueses de Cádiz y luego duques de Arcos. Pedro Ponce casó con Sancha Gil de Braganza. Hijos suyos fueron Ferrán Pérez Ponce, Rodrigo Asturias, Isabel Ponce y Urraca Ponce.
Pedro Ponce entró en la actividad política a finales de 1291, al morir su padre. Siendo el primogénito, tomó su lugar en la dirección de la familia. También heredó de su progenitor el derecho que tenía, como todo ricohombre, a percibir soldadas de la Corona.
En este sentido, sus emolumentos, obtenidos principalmente de los tributos pagados al Rey en León y Asturias, no eran de los más significativos de la nobleza, pues sólo ascendían a la mitad de los que cobraban personajes de peso como el infante Juan o Juan Núñez de Lara. Como el adelantado Ferrán Pérez, Pedro Ponce militó con sus caballeros en la defensa andaluza, percibiendo en pago una soldada adicional, situada en los tributos pagados por la judería cordobesa (1294).
La participación de este ricohombre en la política cortesana se acentuó cuando, en 1295, murió Sancho IV y fue sucedido por un menor de edad: Fernando IV. Comenzó un período en el que Castilla sufrió la invasión aragonesa, la intervención de Portugal, el intento de reparto del Reino entre el infante Juan y Alfonso de la Cerda, y las constantes exigencias nobiliarias.
Sólo las continuas concesiones de rentas y oficios a la nobleza por parte de los tutores del Rey permitieron a éste continuar en el Trono. Pedro Ponce fue de los más beneficiados en este proceso. En los primeros meses del nuevo reinado, fue nombrado mayordomo mayor, el más importante cargo cortesano.
Sustituía a su tío, el maestre de Calatrava Ruy Pérez Ponce, fallecido poco antes. En octubre de 1296, Pedro pasó a ser adelantado mayor de la Frontera (Andalucía); no sería cesado como tal hasta por lo menos octubre de 1298. Parece ser que durante la mayor parte del tiempo en que fue adelantado, se halló ausente de su jurisdicción, pues estaba más pendiente de las luchas civiles que se desarrollaban en el norte del Reino.
A finales de 1298, Pedro Ponce se hizo vasallo del infante Juan, que se había autoproclamado rey de León. Como consecuencia, perdió el adelantamiento andaluz. Volvió a la merced de Fernando IV comprado por la concesión de Cangas y Tineo, en Asturias, gracias a las gestiones de María de Molina, la reina madre. También a instancias de esta última, Pedro fue nuevamente designado mayordomo mayor hacia noviembre de 1302. En esa colocación continuaría hasta septiembre de 1305, aproximadamente.
En la nueva etapa inaugurada justamente en 1302, al alcanzar la mayoría de edad el Monarca, éste había aceptado como privados a sus antaño enemigos, su tío el infante Juan y Juan Núñez de Lara. La posición de privilegio de éstos despertó los recelos del resto de la nobleza, que ese mismo año se reunió en Valladolid mostrando su inquietud. Pedro Ponce participó en aquel “ayuntamiento” de ricoshombres. No obstante, en los años que siguieron, este personaje tan pronto se alió con uno como con otro privado del Rey, incluso en contra de Fernando IV, obteniendo siempre ganancias por sus servicios. Tal actitud despertaría una gran desconfianza del Monarca hacia el noble leonés.
La última actividad documentada desarrollada por Pedro Ponce fue su ejercicio como adelantado mayor de Galicia. Ocupó este oficio desde junio de 1310 hasta mayo de 1311.
Bibl.: D. Ortiz de Zúñiga, Annales eclesiásticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla, metrópoli de la Andaluzía, Madrid, Imprenta Real, 1677, pág. 259; P. Salazar de Mendoza, Origen de las dignidades seglares de Castilla y León, Madrid, Oficina de Benito Cano, 1794, págs. 211- 212 y 226-227 (editio princeps, Toledo, Diego Rodriguez de Valdiuielso, 1618); G. Argote de Molina, Nobleza del Andalucía, Jaén, Est. Tipográfico de Francisco López Vizcaíno, 1866, págs. 359-360 (reed., Jaén, 1957; 1.ª ed., Sevilla, 1588); M. Gaibrois, Historia del reinado de Sancho IV de Castilla, t. I, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1922, pág. 85; R. Pérez-Bustamante, El gobierno y la administración de los reinos de la Corona de Castilla (1230- 1474), t. I, Madrid, Universidad Autónoma, 1976, págs. 257, 292-293, 364, 389 y 391; P. de Barcelos, Livro de Linhagens (ed. de J. Mattoso del ms. del s. xiv), vol. I, Lisboa, Publicaçôes do II Centenario da Academia das Ciéncias, 1980, págs. 195, 217, 260-261, 265-266, 385 y 449; vol. 2, págs. 81 y 92; F. J. Hernández, Las rentas del rey. Sociedad y fisco en el reino castellano del siglo XIII, vol. I, Madrid, Fundación Ramón Areces, 1993, págs. 72, 188-259 y 498; C. González Mínguez, Fernando IV (1295-1312), Palencia, La Olmeda, 1995, págs. 61 y 111-112; G. Argote de Molina, Elogios de los conquistadores de Sevilla, ed. de A. Sánchez de Mora (del orig. de 1588), Sevilla, Ayuntamiento, 1998, págs. 26 y 86; B. Vázquez Campos, Los adelantados mayores de la Frontera o Andalucía (siglos XIII-XIV), Sevilla, Diputación Provincial, 2006.
Braulio Vázquez Campos