Goitia Sarriegui, Domingo María de. Villafranca de Oria (Guipúzcoa), 22.XII.1816 – Beasain (Guipúzcoa), 25.X.1880. Empresario siderúrgico.
Nació en la actual villa de Ordizia, en el seno del matrimonio formado por José Joaquín de Goitia y María Antonia de Sarriegui, naturales de Ichaso y casó con María Joaquina Ostolaza.
La labor de Domingo se desarrolló en un ámbito característico del pueblo vasco: el hierro. La originalidad de su figura reside en haber sido el eslabón entre el método siderúrgico tradicional y el moderno. Su biografía empresarial resume el tránsito de la ferrería al alto horno. La familia Goitia explotaba el establecimiento de Yurre —en Idiazabal—, ferrería hidráulica “mayor” que realizaba la primera transformación de la materia prima. En ella se calentaba el mineral en un horno por debajo de la temperatura de fusión. Posteriormente lo sometía a la acción del mazo sobre el yunque, impulsado por la fuerza motriz que proporcionaba una rueda hidráulica vertical o gravitatoria, hasta su dulcificación y facturación en “tochos”. Era éste un producto semielaborado o “bien intermedio” que abastecía a las “ferrerías menores”. Estas últimas lo transformaban en productos acabados: rejas, aperos de labranza, etc. El hierro forjado por este método había gozado de gran estima en siglos anteriores en el mercado internacional —la existencia de la ferrería de Yurre está documentada desde mediados del siglo xv—, pero para el siglo xix había perdido su competitividad en Europa por el empuje de los hierros fundidos suecos, rusos e ingleses. Éstos habían conseguido introducirse incluso en América, habitual consumidora del hierro vasco, a pesar de las trabas proteccionistas. La Primera Guerra Carlista (1833-1839) provocó el desmantelamiento de numerosas infraestructuras del País Vasco, acentuando la crisis de la siderurgia vasca tradicional.
Tango Domingo de Goitia como Martín Usabiaga, ferrón del establecimiento de Yarza (Beasain), decidieron desmarcarse de los modos tradicionales y acometer una profunda renovación tecnológica. En 1860 se asociaron con José Francisco de Arana, dueño de un solar en la vega del río Oria denominado Urbieta, que disponía de fácil acceso a las principales vías de comunicación. Formaron una sociedad colectiva para levantar una moderna fundición: la Fábrica de Hierros de San Martín. Goitia aportó el 75 por ciento del capital. En 1862, los socios incorporaban un horno alto y en 1865 añadían un segundo. Las condiciones locales limitaban, no obstante, el horizonte tecnológico de la firma. Los hornos estaban alimentados por carbón vegetal, dada la ausencia de yacimientos de carbón mineral in situ y su costoso abastecimiento. El hierro proporcionado por los cercanos cotos de Cegama y Cerain, por otra parte, era escaso. No obstante, la rentabilidad de la San Martín fue notablemente superior en cantidad y calidad a las ferrerías supervivientes. La Segunda Guerra Carlista (1872-1876) paralizó el negocio. La fábrica fue parcialmente destruida y lo que quedó de ella fue incautado. Los socios finalizaron las reparaciones en 1878. Comenzaba una segunda época en la explotación de la fábrica y, con ella, un cambio generacional en la gestión de la misma. Domingo dejó el negocio en manos de uno de sus hijos, Francisco de Goitia Ostolaza, quien superaría con creces las expectativas paternas sobre el horizonte de la empresa.
Fuentes y bibl.: Archivo Diocesano de San Sebastián, cod. par. 06.128, M476-02, fol. 100, y M 074-02, fol. 238v.
M.ª M. Gárate Ojanguren, El proceso de desarrollo económico en Guipúzcoa, San Sebastián, Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Guipúzcoa, 1976, págs. 187 y 252-254; E. Legorburu Faus, “Una reconversión industrial en pleno siglo xix: los primeros pasos de la fábrica de Beasain”, en Beasain festivo, Urtekari ilustratua, Revista anual ilustrada (1995), págs. 58-60; “‘La fábrica grande’: Historia de Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles de Beasain”, en Beasaingo Udalaren Aldizkaria, 5 (1996), págs. 20-23; La labranza del Hierro en el País Vasco: hornos, ruedas y otros ingenios, Bilbao, Servicio Editorial Universidad del País Vasco, 2000, págs. 202 y 203.
Elena Legorburu Faus
