Nancto, San. África, s. VI – ¿Mérida (Badajoz)?, s. VI. Monje, abad.
En tiempos del rey Leovigildo, vino de las regiones de África a la provincia de Lusitania un abad por nombre Nancto.
Por el libro de las Vidas de los Santos Padres de Mérida se sabe de su vida monástica; por una parte, su aislamiento del mundo, en especial de las mujeres, no por desprecio del sexo, cuenta su biógrafo, sino por temor a la tentación. Le aterroriza, como revela a través del diácono Redempto, el encuentro en la basílica eulaliense con la piadosa y noble viuda llamada Eusebia tras muchos ruegos de ella. Por otra, se retiró a un lugar desértico con pocos hermanos y fundó su propio monasterio “en el yermo”, como los antiguos anacoretas. Empezó a brillar por su fama de santidad debido a sus muchas virtudes, en especial por la soledad, aislamiento y pobreza, de modo que el rey godo le encomendó a un noble arriano.
El calendario español de Sainz de Baranda lo incluye entre los santos, el 22 de octubre, en el que se puede leer: “San Nancto o Nuncto, abad de Mérida, venido de África, floreció en el siglo VI, y su santidad no está autorizada debidamente”.
Bibl.: P. de Mérida, Pavli Diaconi Emeritensis, Liber de vita et miracvlis Patrvm Emeritensivm [s. VII], Matriti, Apud viduam Ildephonsi Martin, 1633 (Antverpiae, Ap. Joan. Meronsivm, 1638; trad. cast. de D. Sánchez Coro, Libro de la Vida y Milagros de los Padres Emeritenses, Cáceres, Tipografía El Noticiero, 1951; ed., trad. y est. de J. C. Martín Iglesias, tesis doctoral, Salamanca, Universidad, 1996); B. Moreno de Vargas, Historia de la Ciudad de Mérida, Madrid, Pedro Taso, 1633 (Mérida, Patronato de la Biblioteca Pública Municipal y Casa de la Cultura, 1981); E. Flórez, España Sagrada, Madrid, [Antonio Marín], 1756; J. Pérez de Urbel, Los monjes españoles en la Edad Media, vol. I, Madrid, Instituto Valencia de Don Juan, 1932, cap. VI, págs. 255-279; T. A. López López, Apuntes para la historia de la Archidiócesis de Mérida- Badajoz, Badajoz, 1997.
Teodoro A. López López