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Alberto Colunga Cueto

Biografía

Colunga Cueto, Alberto. Noreña (Asturias), 27.XI.1879 – Caleruega (Burgos), 27.IV.1962. Teólogo dominico (OP), tratadista, exégeta.

El 17 de septiembre de 1895 ingresa en el noviciado de los Dominicos en el convento de San Juan Bautista de Corias (Cangas de Narcea, Principado de Asturias); al año siguiente emite su primera profesión religiosa e inicia en el mismo convento los estudios de Filosofía requeridos entonces en la Orden de Santo Domingo (1896-1900); en Salamanca cursa los de Teología (1900-1905). Es ordenado sacerdote el 19 de diciembre de 1903, dos años más tarde termina los estudios teológicos y obtiene el grado de lector.

Se especializa en estudios bíblicos en la Escuela Bíblica de Jerusalén (1905-1907), recién fundada por el padre M. J. Lagrange, y en Roma obtiene el grado de Prolita en Sagrada Escritura, extendido por la Pontificia Comisión Bíblica.

Vuelto a España, su primer destino es el convento de San Juan Bautista de Corias (1907-1912) donde enseña hebreo, griego, francés y filosofía. Durante los dos últimos años de su estancia en este convento desempeñó el cargo de prior. En 1912, el maestro general lo llama a Roma como profesor del Colegio Internacional Angelicum. Durante su estancia en este centro (1912-1920) enseña exégesis del Antiguo Testamento e Introducción General a la Sagrada Escritura. Los estudios bíblicos estaban entonces polarizados en la llamada Cuestión Bíblica (enfrentamiento Biblia e Historia, con el consiguiente cuestionamiento de los datos históricos bíblicos), y los exegetas divididos entre la llamada escuela Estrecha y Escuela Amplia. Alberto Colunga pertenece al segundo grupo y trabaja por fijar las bases teológicas que permitieran la superación del enfrentamiento entre la Biblia y la Historia. Con esta finalidad elabora en latín una Introducción Teológica- Histórica a toda la Sagrada Escritura (Roma, 1919).

M. J. Lagrange, que conoció las pruebas de imprenta de esta obra, expresaba en carta al autor su admiración por la madurez de la misma a pesar de la juventud del autor; sin embargo, cuando estaba ya en galeradas de imprenta se le retira definitivamente el Nihil Obstat de los Censores. Colunga introducía la necesidad del método histórico-crítico, aunque sin nombrarlo, para la recta comprensión de “la verdad” de la Biblia (no usará nunca en esta obra la expresión tan recurrente entonces y en años posteriores de inerrancia bíblica).

Fundamenta su doctrina en el carácter divino-humano de la Sagrada Escritura, siguiendo la doctrina de Santo Tomás de Aquino sobre la naturaleza y la gracia y sobre las cuestiones de este doctor relativas a la profecía.

Planteamientos asumidos con posterioridad en la exégesis y teología bíblica fueron los mayores escollos para la aprobación de esta obra. Una aportación original de Alberto Colunga fue lo que él llamaba “el sentido evangélico” del Antiguo Testamento, que sería aquél con el que Cristo y los apóstoles habían interpretado los textos bíblicos veterotestamentarios. Como consecuencia de la “azarosa historia” en torno a la publicación de su Introducción, Colunga tendrá que someter durante varios años sus trabajos exegéticos a un examen previo antes de ser publicados.

Los problemas encontrados para la edición de su Introducción y la necesidad de profesorado en el Estudio General de los Dominicos en Salamanca son la razón del destino de Alberto Colunga a la ciudad del Tormes. Aquí permanecerá hasta la jubilación de la docencia (1920-1957). Enseña en el centro teológico de San Esteban (1920-1957) y en la Universidad Pontificia de Salamanca (1940-1957). Durante este período fue uno de los fundadores de la Asociación para el Fomento de los Estudios Bíblicos (Afebe) y participante asiduo en las Semanas Bíblicas. En 1944 edita con D. Eloíno Nácar la Sagrada Biblia, primera versión al español de la Biblia desde las lenguas originales (la conocida Biblia Nácar-Colunga de la Biblioteca de Autores Cristianos). En 1946, en colaboración con Lorenzo Turrado, ofrece una edición de la Vulgata Latina. Superada las desconfianzas sobre su ortodoxia, es nombrado consultor de la Comisión Bíblica en 1945. Figurará muchas veces entre los moderadores del Estudio General de San Esteban y ejercerá en varias ocasiones el cargo de prior y subprior de su convento.

“Fue siempre un hombre de mucho estudio, y grandemente dinámico y original, para proponer cuestiones, para escribir artículos científicos, para abrir nuevos caminos en las ciencias del espíritu.... Era de carácter abierto, comunicativo e inquieto por haber algo de provecho, y asimismo de valor permanente, para las futuras generaciones. Entusiasta, nunca su ánimo se venía abajo, y ese entusiasmo lo comunicaba a los demás”, R. Hernández, “El P. Alberto Colunga. Datos y documentos para su historia”, en Servidor de la Palabra, Salamanca, 1979, página 26.

Aunque su campo de estudio fue siempre la exégesis y teología bíblica, se interesó y escribió también sobre temas de espiritualidad, de mariología y de ecumenismo.

Es reconocido como pionero de los estudios bíblicos en España. Su obra literaria es amplísima y se caracteriza desde el principio por una orientación teológica, centrada fundamentalmente en la naturaleza de la Sagrada Escritura, el sentido histórico de los textos bíblicos y la hermenéutica bíblica. La publicación de sus artículos ocupa amplias páginas en varias revistas teológicas, entre otras, Ciencia Tomista, Revista Española de Estudios Bíblicos, Estudios Bíblicos, Actas de las Semanas Bíblicas Españolas y Salmanticensis. Una recensión completa de sus trabajos se puede consultar en A. Gutiérrez, “Elenco bibliográfico de los escritos del P. Alberto Colunga”, en Servidor de la Palabra, Salamanca, 1979, páginas 13-23.

Su último destino, ya entrado en años, fue en 1957 al convento de Santo Domingo en Caleruega (Burgos), donde su Orden tenía a la sazón una casa de noviciado.

 

Obras de ~: “Sentidos de las profecías”, en Ciencia Tomista (CT) 2 (1910-1911), págs. 368-376; 3 (1911), págs. 29-45; “Los sentidos de la Escritura y las leyes de la Hermenéutica”, en CT, 2 (1910-1911), págs. 226-240; “Naturaleza de la Escritura. La gracia y la verdad divina en el hombre”, en CT, 7 (1913), págs. 5-28; “Crisis de la crítica del Pentateuco”, en CT, 8 (1913- 1914), págs. 353-371; “El Cardenal Cayetano y los problemas de introducción bíblica”, en CT, 18 (1918), págs. 21-32 y 169- 175; 20 (1919), págs. 43-50; “La obra de los seis días (Gén 1, 1 - 2, 4)”, en CT, 19 (1919), págs. 21-33 y 273-282; Introductio Theologico-Historica in Sacram Scripturam universam, Romae, 1919 (obra inédita. En la biblioteca del convento de San Esteban de Salamanca se conservan las galeradas de imprenta encuadernadas); “El método histórico en el estudio de la Sagrada Escritura, según Santo Tomás”, en CT, 35 (1927), págs. 30-51; “Las promesas mesiánicas del Génesis”, en Revista Española de Estudios Bíblicos (REEB), 2 (1927), págs. 9-31; “Algunos principios exegéticos de S. Agustín”, en Estudios Bíblicos (EB), 1 (1929), págs. 101-112. “La Armonía del Antiguo y Nuevo Testamento según S. Agustín”, en EB, 2 (1930), págs. 186-199 y 249-263; La inspiración divina en la S. Escritura”, en CT, 42 (1930), págs. 58-77; “El autor de la Biblia y la Ciencia”, en CT, 43 (1931), págs. 145-168; Sagrada Biblia, versión directa de los textos originales (en colaboración con E. Nácar), Madrid, 1944; “La Encíclica ‘Divino afflante Spiritu’ de S. S. Pío XII sobre la Sagrada Escritura”, en CT, 66 (1944), págs. 125-150; “Los géneros literarios de la S. Escritura. La exégesis de los Apóstoles”, en CT, 68 (1945), págs. 323-361; 70 (1946), págs. 4-36; Biblia Sacra iuxta Vulgatam Clementinam (en colaboración con L. Turrado), Madrid, 1946; “Clemente Alejandrino, escriturario”, en Helmántica, 1 (1950), págs. 453-471; “Tratado de la Creación corpórea”, en Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino (1, qq. 65-74), t. III, págs. 715-943, Madrid, Espasa Calpe, 1950; “El estudio científico e íntegro de la Escritura”, en XIII Semana Bíblica Española, 24-29 de septiembre de 1952 (Madrid, 1953), págs. 287-299; “Tratado de la Profecía”, en Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino (2-2, qq. 171-178), t. X, págs. 449-576, Madrid, Espasa Calpe, 1955; “Tratado de la Ley Antigua”, en Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino (1-2, qq. 98-108), t. VI, págs. 205-580, Madrid, Espasa Calpe, 1956; “El Pentateuco”, en ~ con M. García Cordero, Biblia Comentada, Madrid, Editorial Católica, 1960.

 

Bibl.: M. García Cordero, “P. Maestro Alberto Colunga, OP”, en Estudios Bíblicos (EB), 21 (1962), págs. 190-194; L. Turrado, “In memoriam. Rvdo. P. Alberto Colunga”, en Salmanticensis, 9 (1962), págs. 241-242; J. Salguero, “El sentido ‘evangélico’ del M. R. P. Alerto Colunga, OP”, en Angelicum, 42 (1965), págs. 299-317; R. Hernández, “Colunga, Alberto, OP”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, t. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, col. 469s.; Anónimo, “Colunga, Fr. Alberto”, en Gran Enciclopedia Asturiana, t. V, Gijón, Silverio Cañada, 1970, pág. 73bc.; J. Salguero, “Colunga, Alberto”, en VV. AA., Gran Enciclopedia Rialp (GER), t. VI, Madrid, Rialp, 1972, págs. 44b-45.ª; “El P. Colunga, exegeta y teólogo”, en CT, 99 (1972), págs. 563- 610; S. Velasco, “El P. Fr. Alberto Colunga, O.P. 1879-1962”, en Vida Sobrenatural, 52 (1972), págs. 430-440; A. Gutiérrez, “Elenco bibliográfico de los escritos del P. Alberto Colunga”, en Servidor de la Palabra, Salamanca, Ediciones San Esteban, 1979, págs. 13-23; R. Hernández, “El P. Alberto Colunga. Datos y documentos para su historia”, en Servidor de la Palabra, Salamanca, San Esteban, 1979, págs. 25-92; B. Celada, “Recuerdos personales para una semblanza del P. Alberto Colunga”, en Servidor de la Palabra, Salamanca, San Esteban, 1979, págs. 93-111; R. de Luis Carballada, “Alberto Colunga. El P. Colunga y la ciencia bíblica”, en Dominicos que dejaron huella, Madrid, Edivesa, 2000, págs. 197-208.

 

Eliseo Rodríguez Gutiérrez, OP

 

 

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